Desokupa barre la estrategia de los partidos en el inicio de la campaña
La crisis de la Bonanova, que ha coincidido con la pegada de carteles electorales, ha puesto el foco político y mediático en la okupación, el punto fuerte de la derecha
12 mayo, 2023 00:00Cataluña vive en perpetua campaña electoral. De ahí que la ciudadanía haya llegado a los comicios municipales con una cierta fatiga en lo que respecta a la pugna entre candidatos que apenas conocen. Barcelona es la excepción en esa ignorancia por su condición de gran capital y por la polémica gestión de Ada Colau. Pero es precisamente en esta ciudad donde la situación ha dado un vuelco debido al estallido de una crisis, latente pero que nadie esperaba: la de los okupas de la Bonanova, que ha barrido la estrategia de los partidos en el inicio de la campaña que arrancó esta medianoche.
La irrupción de la empresa Desokupa, vinculada con la extrema derecha, ha tensionado las relaciones entre los vecinos de este barrio pudiente y los antisistema. Hasta el punto de convertir los edificios El Kubo y La Ruïna en un polvorín y en el epicentro del interés mediático en los días previos a la campaña municipal. Pero, sobre todo, ha puesto el foco político en un tema que los partidos de derechas --PP, Ciudadanos, Valents y Vox-- consideran clave en sus programas electorales, eclipsando o neutralizando los mensajes de campaña del resto de formaciones.
Los equilibrios del PSC
En el caso del PSC, la crisis de la Bonanova ha roto los equilibrios que su pacto con los comunes exigía, agudizando la contradicción que supone haber gobernado en Barcelona con Colau, aliada de los antisistema, y defender la propiedad privada. Los socialistas, como es tradicional en la izquierda, han puesto el acento en las políticas de acceso a la vivienda, sin renunciar a la defensa de la propiedad privada. Han pasado de puntillas por la crisis de la Bonanova con la finalidad, aseguran desde el partido, de no echar más leña al fuego y defender el papel de los cuerpos policiales. Una prudencia que Vox, con el altavoz de Desokupa, pretende convertir en indiferencia.
De hecho, el propio líder del partido, Santiago Abascal, ha anunciado que se desplazará al barrio de la Bonanova este fin de semana para hacer campaña, lo que supone un órdago para Valents y PP. Estas formaciones han sido muy contundentes en su rechazo al fenómeno de las usurpaciones, pero ahora se encuentran en la encrucijada de mantener ese discurso o evitar hacerle el juego a la extrema derecha, que hasta ahora no salía bien parada en las encuestas de intención de voto.
Rodalies
ERC también ha mantenido un perfil bajo en este asunto. Entre otras cosas porque durante estos meses han cultivado el pacto con los comunes en el Ayuntamiento de Barcelona. En los últimos días, la estrategia republicana había combinado de forma inteligente identidad y gestión mediante las críticas a Renfe por las averías registradas en Rodalies. Dicho de otra manera, ERC prometía luchar por el traspaso total del servicio para demostrar que una gestión autonómica evitaría las incidencias.
De hecho, desde que Pere Aragonès asumió la presidencia de la Generalitat, Esquerra intenta demostrar que es partido de gobierno, también a nivel municipal. Pero los sondeos no le reconocen ese tirón que le debería proporcionar el control territorial desde la Administración autonómica. Muerto el proceso independentista y con la gran asignatura pendiente que supone asaltar el área metropolitana de Barcelona, los republicanos no encuentran la forma de remontar.
El desencuentro de Colau con los okupas
Por su parte, la relación de los comunes con los movimientos antisistema ha cambiado en los últimos meses. El idilio, que se remonta a la época activista de Colau, ha languidecido desde que la alcaldesa se ha negado a ceder durante 50 años la escuela Massana a los okupas. Como explicaban expertos a este medio, la candidata de Barcelona en Comú puede salir perjudicada de esta situación.
El pulso que se vive en la Bonanova también ha descolocado a Junts per Catalunya, partido que se arrogaba el liderazgo de la lucha contra la okupación y que tradicionalmente había convertido Sarrià-Sant Gervasi en su feudo. Hasta que en 2019, Manuel Valls, candidato de Barcelona pel Canvi-Ciutadans, ganó en este distrito. Es cierto que los neoconvergentes han presentado numerosas iniciativas legales para combatir las usurpaciones, pero su candidato en Barcelona, Xavier Trias, tiene una mancha en su expediente: la cesión de Can Vies a los okupas cuando era alcalde de Barcelona.