
Anagrama, Acantilado y Tusquets: la “segunda generación”
Para ser un buen novelista no es imprescindible ser inteligente, pero ayuda, como muestran los casos de los dos Erofeiev, Simenon, Gide y Banville, y varios editores de Barcelona
Para ser un buen novelista no es imprescindible ser inteligente, pero ayuda, como muestran los casos de los dos Erofeiev, Simenon, Gide y Banville, y varios editores de Barcelona