El presidente de la Generalitat, Quim Torra, presentó este martes un nuevo power point del Gobierno catalán que confirmaba que todas las políticas que ha iniciado en su primer año de mandato han configurado “Un país en marcha, un país a punto”, tal y como se titulaba.

El documento engrosará la sucesión de power points que han marcado los últimos mandatos en Cataluña, un territorio con gobernantes expertos en vender humo pero que tienen dificultades muy destacadas para materializar sus planes. Además, el de este martes incluía imprecisiones que no son precisamente menores, como la cuestión de las exportaciones.

Organizaciones económicas y patronales de todo signo han dado la alarma ante la desaceleración de la actividad exterior. Destacan que crece de forma menos intensa que el resto de España por la mayor exposición de la industria catalana. Especialmente en la automoción, una actividad afectada de forma destacada por la batalla arancelaria promovida por EEUU.

Pero el relato del president pasa de puntillas sobre este lastre. Se centró únicamente en sacar pecho sobre la fortaleza catalana en las ventas a mercados exteriores, un apunte que subraya su dependencia, cada vez menor, del mercado español. Bien, pero si se baja al detalle, Aragón aún supone un destino exportador más importante que muchos de los países receptores de la Unión Europea. Y si Cataluña dejara de ser uno de los motores de España en las ventas exteriores el problema sería mayúsculo porque implicaría un deterioro de la actividad económica colosal.

Torra y su equipo podrían escuchar las demandas que les hacen los empresarios. Que se necesitan medidas que ayuden a recuperar el dinamismo en este sector (cómo no, las primeras hacen referencia a la fiscalidad), pero sería reconocer en parte que Cataluña requiere estímulos. Implicaría un ejercicio de realismo en un momento en que el foco está puesto en emprender nuevas rondas de consultas --que empiezan con las entidades independentistas con las que Torra comparte discurso-- para consensuar la futura estrategia de la Generalitat. En clave de procés, como no podía ser de otra manera, y ante la sentencia del Tribunal Supremo de los hechos del 1-O que se espera como pronto para después del verano.

Algo parecido a lo que ocurre con la lectura que se hace de las exportaciones se reproduce en la implementación del Pacto Nacional por la Industria, que se puso en marcha gracias al impulso del municipalismo y que mantiene a los sindicatos en pie de guerra; con la gestión de la Renta Garantizada de Ciudadanía o de un decreto ley que en teoría limitará el precio de los alquileres y que será casi imposible de aplicar, tal y como advierte el Sindicat de Llogaters, por la pugna entre los socios de gobierno (JxCat y ERC).

Vender como éxito el centro de FP de automoción de Martorell (Barcelona) y asegurar que supone una “referencia de formación integrada” es directamente una broma. Lleva ocho años parado, con el 70% del espacio desaprovechado, y el único avance que se ha hecho en el último año es el anuncio de que se licitará su gestión. Es decir, la Generalitat ha renunciado a tutelarlo y con los retrasos que acumula corre el riesgo de que un centro privado le pase por delante.

Torra también ha vendido como un gran avance de su primer año del mandato la votación electrónica en las elecciones a las Cámaras de Comercio de Barcelona. Los comicios han sido un caos, pero a lo mejor las palabras del presidente se referían a que ha vencido una candidatura con la que tendrá facilidades de entendimiento. Otra visión del éxito que sí cabe en un power point.