El expolítico David Madí no pasa por su mejor momento. Esta semana fue condenado a 14 meses de cárcel por la comisión de varios delitos contra la Hacienda Pública y de falsedad documental. La sentencia considera probado que sus empresas Nubul Consulting e IKI Cat XXI emitieron facturas falsas a cambio de unos servicios que jamás prestaron. En el mismo sumario, le han caído ocho meses de presidio a Oriol Carbó, que fue nada menos que gerente de TV3.

Este castañazo judicial sobreviene pocos días después de que Companyia General d’Aigües de Catalunya, de la que Madí todavía es presidente, acordara relevarlo del cargo con efectos desde finales del presente mes de octubre, o sea, desde mañana lunes.

El dueño de Aigües de Catalunya es el magnate levantino Eugenio Calabuig, quien a la vez lo es de Aguas de Valencia. Fichó a Madí en 2018, a fin de que le captara contratos de distribución entre los ayuntamientos catalanes. Mas su trabajo como logrero no ha dado los frutos esperados. Así que, cuatro años después, Calabuig le ha señalado la puerta de salida, sin demasiados miramientos. El despido ha coincidido, por azares de la vida, con su correctivo penal.

David Madí Cendrós, nieto del fundador del aftershave Floïd, fue sucesivamente secretario de Comunicación del Govern y portavoz de Convergència, siempre en calidad de escudero de Artur Mas.

En 2010 dejó la política para pasarse con armas y bagajes a la esfera privada. Montó la sociedad Nubul Consulting y se dedicó al noble oficio del “asesoramiento”. En poco tiempo, Nubul firmó acuerdos muy remuneradores con gigantes que desarrollan actividades en Cataluña. Entre ellos figuran conglomerados de la talla de Telefónica, la energética Endesa, la auditora Deloitte y la firma de inspección de vehículos Applus.

Huelga decir que ninguno de ellos necesitaba los consejos que pudiera confiarles Madí, pues ya tienen a sueldo a las más afamadas entidades internacionales de la consultoría.

Lo que buscaban sobre todo es su capacidad de interlocución con las altas instancias de las administraciones vernáculas, en cuyas plantas nobles se mueve como pez en el agua. En resumen, le ficharon para que actuara de abrepuertas y conseguidor.

Las grandes entidades transcritas dejaron de ser clientes de Madí con el curso de los años, a medida que iban cambiando los jerarcas que las gobiernan y Madí perdía influencia a marchas forzadas en su terruño.

NUBUL CONSULTING EN CIFRAS (en millones de €)
Año Ingresos Resultado
2020 0,201 -0,055
2019 0,290 -0,22
2018 0,350 -0,27
2017 0,760 0,002
2016 0,830 0,20
2015 1 0,32
2014 1 0,38
2013 1,4 0,64
2012 1,5 0,74
2011 0,850 0,37


El castigo a la penitenciaría no es firme y va a ser objeto de recurso de apelación, pero significa un varapalo demoledor. Por cierto, los trapicheos urdidos por el personaje en el ámbito económico no son sino una mera copia o reiteración de las prácticas que dio en aprender cuando militaba en la cúpula de Convergència.

En efecto, la formación encabezada por Jordi Pujol y Artur Mas devino casi desde el primer minuto algo bastante parecido a una organización mafiosa, consagrada en cuerpo y alma al saqueo sistemático de las arcas de la Generalitat con finalidades clientelares.

Baste recordar el escarmiento que la justicia propinó a Convergència por el caso Palau de la Música. La venerable institución musical de Barcelona se había transformado en un agujero negro de latrocinios. Por sus cañerías circularon a todo trapo las comisiones de las constructoras que lubricaban al partido nacionalista.

Por su parte, Junts per Catalunya, sucesor de Convergència, tampoco semeja una balsa de pulcritud y honradez. Su prima donnaLaura Borràs la empecinada, expresidenta del Parlament, se halla a un paso de sentarse en el banquillo de los imputados. Se le acusa de que, cuando lideraba la Institució de les Lletres Catalanes, apoquinó un racimo de mordidas a cierto amiguete suyo, encarcelado en su día por narcotráfico y falsificación de moneda.

Madí lo fue casi todo en Convergència. Acaparó poder y ascendencia. Pero su desempeño en el mundo de los negocios está resultando manifiestamente mejorable. De un tiempo a esta parte las cosas no le salen como desearía y acumula un leñazo tras otro. Además, tiene pendiente un gatuperio mayúsculo, a saber, el caso Voloh, de desvío de fondos públicos para financiar la secesión de Cataluña.

Dada la proverbial tendencia de Madí a moverse al filo del alambre, no sería extraño que vuelva a asomarse a los medios por algún nuevo lance rocambolesco. Es sabido que la cabra tira al monte y que quien hace un cesto, hace ciento.