El cine de los fantasmas de Terenci Moix convertido en restaurante: resucitado por un concursante de Masterchef
El escritor recordaba en un artículo las estrellas que allí se veían en pantalla grande
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“Cuando un cine muere se lleva consigo un pedazo de nuestra vida”. Con estas palabras, Terenci Moix decía adición a una de las salas cinematográficas más míticas de Barcelona. Aquella que nació desde dentro del sector y que ayudó a difundir el llamado cine de autor y organizaba cineclubs. Un cine que, 90 años después, se ha convertido en un restaurante regentado por un concursante de Masterchef.
El lugar en cuestión es el Cine Astoria, un ícono de la Barcelona cinematográfica durante gran parte del siglo XX, que tras convertirse en club desde este 15 de noviembre ha cambiado de gremio. Del ocio ha pasado a la restauración. Muy lejos de lo que fue concebido.
Fundador de cine
Lejos quedan esos días en que el empresario Modest Castañé Lloret, junto a sus hijos, fundara el cine en 1934, convirtiéndolo en una de las salas más prestigiosas de la ciudad. La familia ya se dedicaba al sector y lo trató con mucho cariño.
Para el interior, Castañé confió en el diseñador Juan Antonio Castañer, quien creó un espacio acogedor y elegante. Decorado en tonos rojos, negros y verdes, el Astoria contaba con una platea en rampa para ofrecer buena visibilidad, butacas cómodas, una abundante iluminación y un escenario espacioso, ideal para espectáculos y variedades.
El cine, la guerra y Terenci Moix
Con un anfiteatro confortable, un bar y un avanzado sistema de calefacción y refrigeración, el Astoria ofrecía un aforo cercano a las 1.000 localidades y se posicionaba como una de las salas mejor equipadas de la época.
Todo iba bien, proyectaban el cine de las estrellas de Hollywood que siempre fascinó a Moix e impresionó a todos con las películas sonoras, pero la Guerra Civil les tocó de lleno a los dos años de abrir. Durante la guerra, el cine fue colectivizado por la CNT y reabrió en agosto de 1936 con la proyección de películas como La Chica del Coro. Tras la guerra, en enero de 1939, el Astoria se reinauguró con una serie de proyecciones propagandísticas en favor del régimen franquista, presididas por el jefe de propaganda Dionisio Ridruejo.
De propaganda franquista a cine clubs
La sala ofreció documentales y noticiarios sobre la victoria franquista y los eventos recientes de la guerra, como parte de la imposición cultural que acompañó a la dictadura. Por suerte, con los años, el Astoria se fue especializando en ciclos de cine de autor y programación cultural de calidad.
En 1942, bajo la dirección de Ángel Zúñiga, quien también era crítico de cine en la revista Destino, el cine se convirtió en un referente para los amantes del séptimo arte, proyectando ciclos de directores reconocidos y películas de gran contenido artístico. Más adelante, el cine-club de la Facultad de Farmacia de Barcelona comenzó a utilizar la sala para sus sesiones, consolidando al Astoria como un lugar para la cultura y la reflexión cinematográfica. Era, como lo llamaba Moix, “el cine de los ricos”, el que estaba cerca de los lujos Diagonal.
El cierre del Astoria
Finalmente, el literato catalán superó sus prejuicios y con el éxito como escritor se pudo permitir ir a esta sala. Pero el Astoria cerró sus puertas el 28 de junio de 1999. Para su última proyección, se escogió la película La Alegre Divorciada, en homenaje a su reinauguración en 1935 y a las grandes noches de gala que la sala vivió en sus primeros años. La última función marcó el fin de una era para el cine en Barcelona.
Algo de todo ese “corazón cinéfilo” de Moix también se murió con él. El grupo Costa Este tomó el mando año después que lo convirtió en sala de fiestas, aunque tampoco tuvo mucho éxito. Ahora, regresa para tratar de reflotar su aura.
Hamburguesas y Masterchef
El patio de butacas, que después fue pista de baile, es ahora una sala de una hamburguesería del grupo Deleito. El cartel del nuevo burguer club, como lo llaman los del bautizado Deleito Astoria, ya luce en su fachada.
Sí, la cadena de hamburgueserías gourmet que creó el exconcursante de Masterchef Alberto Gras, es ahora el responsable de esta sala. Un reto mayúsculo que promete mantener la esencia de la antigua sala.
Una nueva vida
El espacio, de 1.000 metros cuadrados, tiene capacidad para 475 personas, un poco menos que asistentes podía alojar el cine. El grupo promete respetar la decoración original de los cines que Costa Este mantiene desde que adquirió el espacio hace 25 años.
El nuevo restaurante dará un gran protagonismo a los elementos históricos de los cines con la idea de “transportar” a sus visitantes a la era dorada del séptimo arte. Aquel cuyos fantasmas y estrellas recordaba Terenci.