Este es el bien cultural que podría perder Lleida: adiós a una construcción del siglo XIX

Los lugares históricos y patrimoniales de un país suelen estar protegidos. Hay varias maneras de hacerlo, declararlo bien de interés cultural, que sea Patrimonio de la Unesco, inscribirla en el inventario de patrimonio. Pero muchas veces estas medidas son insuficientes.

Sólo hace falta dedicarse a visitar algunos de los edificios catalogados así de Cataluña para ver que no todos se encuentran en perfecto estado. Colonias, castillos, torres de defensa se dejan en ruinas sin prestar mucha atención a su estado ni a su reparación.

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El abandono de estos puntos ha hecho que otra edificación catalana milenaria esté a punto de dejar de serlo. ¿Por qué? Por su riesgo de desaparición. Es el caso de la Torre del Tossal de Moradilla, una construcción del siglo XIX ubicada en l'Horta de Lleida que es un testimonio arquitectónico y que en el último lustro ha sufrido un deterioro más que considerable. Y eso, que suele ser testigo incluso de rodajes. 

Esta antigua torre de vigilancia, catalogada como bien cultural de interés local, ha sufrido recientemente el colapso de su pared oriental, dejando en pie solo los restos de dos muros, tal y como informa el diario Segre.

Dónde está

La torre no está en un punto céntrico, se encuentra cerca de la carretera LL-11, en los límites del término municipal de Els Alamús, y representa un símbolo del sistema de telegrafía óptica que existió en la región. Este sistema de comunicación fue innovador para la época, permitiendo transmitir mensajes visuales mediante mástiles y palos en posiciones específicas. 

La torre de Moradilla es la última estructura de este tipo que se conserva en Ponent, en la antigua línea de telegrafía óptica que unía Lleida y Barcelona antes de la llegada del telégrafo convencional. Allí radica parte de su valor.

Papel en la Guerra Civil

De hecho, durante la Guerra Civil, el Tossal de la Moradilla tuvo un rol estratégico en la defensa republicana, ya que su ubicación elevada en medio de la llanura de Lleida ofrecía una vista privilegiada del territorio circundante. Los militares fortificaron la zona con trincheras y nidos de ametralladora, utilizando los muros de la torre como protección. 

Los que se han acercado estos últimos años, han podido comprobar que, en su interior, la estructura fue reforzada, convirtiéndola en un punto defensivo. Desde allí se dominaba toda la cresta del Tossal y ofrecía una línea de tiro amplia y bien camuflada bajo la piedra. 

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Cómo es

La torre, con una base robusta y paredes gruesas, contaba con varios niveles y túneles subterráneos conectados a pozos y refugios. La galería de tiro, dividida en dos secciones, fue construida bajo una roca, y aún hoy sorprende por la solidez de sus muros, aunque también muestra signos de deterioro. Estas estructuras subterráneas y de superficie conforman un conjunto que revela la importancia del lugar como punto de referencia estratégico en un terreno sin muchas elevaciones. 

A pesar de su refuerzo, por eso, el Tossal de Moradilla no llegó a usarse en combate, ya que el frente fue superado en otros puntos y, cuando los soldados nacionales llegaron, los defensores republicanos ya habían abandonado la posición. Desde entonces, esta torre de vigilancia ha ido perdiendo peso y viendo como se dejaba perder por los años.

Del cine al abandono

Aunque años después, las fortificaciones del Tossal sirvieron como escenario para la película La Fiel Infantería en 1959, se puede decir que el clima, las lluvias, el viento, la falta de protección la ha ido deteriorando.

El conjunto defensivo ha sido víctima del abandono y la falta de conservación, y las estructuras han ido cediendo, limitando el acceso a zonas que muestran evidentes signos de derrumbe.

Reclamaciones

Tal y como apunta el citado periódico regional, desde hace cinco años, historiadores y especialistas han alertado sobre el estado de deterioro de la Torre del Tossal de Moradilla. Desde el Centre d'Estudis Comarcals del Segrià, lamentan que la situación era ya crítica hace un lustro, cuando el mantenimiento de la estructura podría haber evitado el derrumbe reciente. 

La falta de actuación por parte de las autoridades ha puesto en riesgo este patrimonio histórico, único en la región, que representa no solo la memoria de la Guerra Civil, sino también un vestigio de las telecomunicaciones del siglo XIX. Los especialistas insisten en la urgencia de llevar a cabo una intervención, aunque sea de apuntalamiento y restauración, que preserve lo que queda de la torre antes de que su deterioro se convierta en una pérdida irreversible.