Carlos Mármol, coordinador de Letra Global, la modesta pero brillante aportación cultural de Crónica Global, hizo fortuna en su tierra sevillana al acuñar el término peronismo rociero para referirse y definir periodísticamente la política que practica la presidenta de la Junta de Andalucía, la socialista Susana Díaz.

Es conocida la ocurrencia y brillantez de los andaluces, pero con ese apelativo Mármol estuvo más que creativo, sembrado. Humilde, él se lamenta de que se le conozca más por la metáfora inventada que por otros trabajos periodísticos de mayor profundidad. Aunque, a decir verdad, es injusto consigo: su comparación es de una altura de miras y de un acierto insuperable.

Si al populismo festivalero de la presidenta andaluza se le puede tildar de peronismo, ya juzgarán ustedes cómo debemos llamar por estos lares al nuevo partido que inspiran el huido Carles Puigdemont y sus mariachis. Populismo a raudales y presidencialismo a espuertas parecen ser los ingredientes de una formación política que quiere matar al PDeCAT heredero de Convergència, pero que tampoco quiere tratos con la ERC que todas las encuestas dan por ganadora.

No tengan duda de que mientras Cataluña la gobierne Quim Torra ese nuevo partido (Crida Nacional per la República) recibirá todo tipo de parabienes. ¡Faltaría más! Es una organización unicéfala y casi unipersonal. Pero mejor no abundar por esa vía no sea que los Agustí Colomines (“¡Qué se joda España!”), Eduard Pujol (“Me persigue un señor con un patinete”) y demás se enfaden más de lo que están con estos tristes junta letras irreverentes de Crónica Global.

Por cierto, ¡déjense de partido peronista catalán! Llamémosle Club de la Ratafía. En ese ámbito y con esa nomenclatura puede oficiar hasta un ilegal como Puigdemont sin temor a ser apresado al saltar de país. El presidente Torra seguro que le suministra tanta ratafía como sea necesaria para el ejercicio del poder y de la adoración nacional que tanto estimula el licor de marras. Bajo esa denominación hasta pueden volver a ganar unas elecciones en este mundo de adicciones y compararse ya no con la peronista rociera, sino con el puro pastafarismo. ¿Qué no saben lo que es? Lean aquí, lean, lean, ya verán cuanto se parecen…