Gabriel Rufián no deja de sorprenderme. Desde la discrepancia tengo que reconocer que el líder de los republicanos en el congreso es un tipo de rompe y rasga. Lo ha vuelto a hacer en el hemiciclo después del voto sorpresivo e infantil en la ley de limitación de los alquileres por parte de Junts per Catalunya que hizo decaer una ley que afecta a miles de ciudadanos, catalanes y no catalanes.
Sería una pena que Gabriel Rufián tuviera que ceder su puesto a Teresa Jordà si Rovira se impone a Junqueras en el congreso de ERC. Hay muchas consideraciones a tener en cuenta sobre uno y otro. Lo voy a resumir en una corta frase. Entre Jordà y Rufián no hay color. Gana Rufián por goleada porque dice verdades como puños.
Volvamos al Congreso. Intervenía el líder de ERC y decía: "Hay un buen libro que dice algo así como que un fantasma recorre Europa. Pues hay un fantasma que recorre este hemiciclo, y es el fantasma de la derecha y la ultraderecha, un bloque nuevo que se está conformando entre con PP, Vox y Junts". "Repito: PP, Vox y Junts".
Los diputados presentes se dividían entre pitos y aplausos, pero Rufián seguía por su carril mirando fijamente a los diputados socialistas: "Ustedes ya han perdido 35 votaciones, muchas de ellas por este bloque", para recordarles la cara de pasmaos que se les había quedado a los del Gobierno -PSOE y Sumar- en la votación de La Ley de Arrendamiento Urbanos que pretendía limitar los abusos del alquiler de temporada y de habitaciones a las filas del gobierno "con ese voto miserable contra la regulación del alquiler que afecta a tantísima gente".
Y la guinda final: "Dicho esto -proseguía el portavoz d'ERC- ustedes llevan meses diciendo: 'No, no... Junts no se va a atrever a ir con quienes pegaron a los catalanes el 1 de octubre; Junts no puede ir con quienes niegan la nación catalana... Desconocen absolutamente la enorme capacidad mediática de blanqueamiento de esta gente'", concluía Gabriel Rufián. Pues concluyó igual. A Junts le da igual todo. Lo mismo le da votar con la derecha más españolista que va de la mano de la extrema derecha catalanófoba con tal de tener su minuto de gloria. Huelga decir que los afectados por la ley de alquileres les importan un colín.
Junts votó de forma miserable. No tuvo Miriam Nogueras el arrojo de defender su voto en contra, sino que entretuvo al personal afirmando que se iban a abstener. Una jugada infantil que recuerda aquellos tiempos de la 'astucia' independentista para doblegar al Estado. La excusa de que "se invaden competencias" no es más que una entelequia, una excusa de mal pagador.
PNV y Coalición Canaria apuntaron en esta línea con su "apoyo crítico". ¿Cuál es la diferencia? Pues que vascos y canarios iban a centrar sus esfuerzos en el debate de la ley porque ayer solo se votaba la admisión a trámite. La cuestión es que los señores de Junts no tenían idea de que en el trámite se pueden presentar enmiendas. ¡Qué se le va a hacer!
Jordi Basté decía al día siguiente de la votación: "A veces la política es el arte de complicarse la vida" sobre la posición de Junts. Ciertamente, es así porque un partido que basa todo su argumentario político en la amenaza y en el juego trilero no es un partido, y esconderse siempre tras “la defensa de Cataluña” es una patochada no creíble, porque entre los miles de afectados por bloquear esta ley hay miles de catalanes.
Puigdemont y los suyos son los reyes del ridículo. Una línea del ridículo que traspasan un día y otro también, incapaces de leer que su apoyo popular merma con cada acción estúpida que hacen. Lamentable lo que pasó esta semana en el congreso, pero, por suerte, Gabriel Rufián los retrató de forma impecable. Dicen defender Cataluña, pero lo hacen de la mano de Vox y PP. Parece increíble, pero es cierto.
Y los señores y señoras del PSOE y de Sumar harían bien en no fiarse de Junts, mejor dicho de Puigdemont, que no se arrugó en su tocata y fuga, aunque dejara a la altura del betún a los Mossos, la policía catalana. Y no lo hizo un cualquiera, lo hizo un tipo que fue president de la Generalitat.