La compañía barcelonesa Europastry-Fripan, fabricante de masas congeladas para panadería y bollería, va como un trueno. Desde hace tres décadas lidera el mercado nacional y ocupa posiciones muy relevantes en el exterior.

¿Cuál es la fórmula de la casa? Parafraseando un famoso anuncio divulgado tiempo atrás, el secreto reside en la masa. O mejor dicho, en el proceso empleado para refrigerarla.

El fundador, Pere Gallés Payás, oriundo de Castellterçol (Barcelona), desarrolló una tecnología del frío aplicada al pan que ha sido clave para la expansión sin fin de la compañía.

En las instalaciones de Europastry, los cereales se amalgaman y cuando están a medio cocer, se hielan y empaquetan. Los consumidores finales, a saber, los hoteles, restaurantes, bares, supermercados y otros establecimientos similares, se limitan a calentar el género y ya se encuentra listo para servir.

El entramado del consorcio abarca 22 factorías. Están radicadas en la península Ibérica, Bélgica, Rumanía y EEUU.

Pere Gallés es un personaje singular, más listo que el hambre. Hijo y nieto de horneros, abrió su primera tahona en los años sesenta del siglo pasado. Tras unas investigaciones perseverantes, en los ochenta dio con el mecanismo mágico para ultracongelar el producto. Y gracias a ella se lanzó a un crecimiento fulgurante.

En los noventa ya era hegemónico en el solar patrio. Su invento despertó el interés de grandes grupos inversores. A la sazón, se desencadenó un baile frenético de socios, a los que Gallés fue cediendo paquetes minoritarios.

Así, por el capital de Europastry pasaron de forma sucesiva DinamiaAgrolimenFingaliciaInveralia-Inversiones Ibersuizas, Banco Sabadell y Vall Companys. Cada entidad propinó su particular pelotazo y consiguió plusvalías jugosas. Pero el avispado Gallés siempre retuvo el control de su emporio.

En 2002, anudó una operación estelar. Adquirió por 100 millones de euros Frida Alimentaria de Tarragona, que ocupaba el segundo puesto del escalafón del ramo. De esta manera, la firma líder engulló a su inmediata seguidora y robusteció una primacía que todavía conserva.

Además, el empresario fue un adelantado a su tiempo en materia de trasiegos financieros y fiscales. Previsoramente, había diversificado la residencia territorial de sus capitales y situó el grueso de ellos en una compañía de cartera sita en Suiza.

La trayectoria de Gallés incluye algún que otro fiasco como el de la pescatera Barcipeix, de Mercabarna, que terminó sus días en quiebra con un boquete de mil millones de pesetas.

Tampoco se coronaron con éxito sus pretensiones de dar el salto a la bolsa. Lo intentó en dos ocasiones, en 1998 y 2007. Por fas o por nefas, ninguna llegó a buen puerto.

Europastry luce en su balance unas magnitudes descollantes. En el pandémico 2020, sufrió flexiones como casi todo hijo de vecino. Aun así, siguió muñendo beneficios. El pasado ejercicio todavía atravesó varios baches, debido a las restricciones imperantes. Pero dio un salto formidable. Sus ventas subieron un 23% y llegaron a 845 millones de euros, a un tiro de piedra del récord histórico alcanzado en 2019.

Semejante estirón hizo que el beneficio se cuadruplicara. El hito se festejó con un aumento del dividendo de 5,5 a 6 millones.

EUROPASTRY EN CIFRAS (en millones de €)
Año Ventas Beneficio Patrimonio
2021 845 17 241
2020 686 4,7 230
2019 850 32 226
2018 730 17 196
2017 590 28 180
2016 560 29 152

 

Pere Gallés falleció en 2010. La compañía que legó a sus herederos embalsa hoy unos activos de 1.138 millones. La estirpe, encabezada por su hijo Jordi Gallés Gabarró, posee algo más del 76% del capital de Europastry. El consejero delegado, Jordi Morral Hospital, un 4%. El restante 20% obra en poder del fondo madrileño MCH, presidido por José-María Muñoz Domínguez.

Siguiendo la estela de su progenitor, Jordi Gallés barajó la idea de lanzar su compañía al mercado continuo tres años atrás. Pero finalmente no acabó de decidirse.

Dados los precedentes, no sería extraño que Europastry vuelva a probar suerte y se embarque en otra aventura bolsista. En tal caso, el petardazo de la saga Gallés podría revestir proporciones formidables.