Foto de familia del primer acto de la Sbees en Madrid / EP

Foto de familia del primer acto de la Sbees en Madrid / EP

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Foment lleva a Cataluña a la conquista pacífica de Madrid y reivindica la “convivencia”

  • Éxito de crítica y público en la puesta de largo del 'think tank' de la patronal catalana en "la capital del Reino", como dice su presidente Josep Sánchez Llibre
  • Nadie quiso perderse un acto en el que la flor y nata del empresariado del territorio se dio un baño de masas ante el aplauso de las fuerzas vivas de Madrid
21 febrero, 2024 01:51

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Pocas veces se habrá hablado tanto en catalán en Madrid, un martes cualquiera por la tarde. Claro que no todos los días la patronal catalana pone de largo su think tank en "la capital del Reino", como gusta decir al que ofició de maestro de ceremonias: el padre de la criatura hecha idea, Josep Sánchez Llibre, presidente de Foment del Treball.

Para valorar el resultado de la estrategia de desplegarse en Madrid habrá que esperar un tiempo prudencial. Pero vaya por delante que el estreno fue un completo éxito. No faltó nadie. O, por mejor decir, nadie se lo quiso perder. Porque ya se sabe aquello de que "el que se mueve, no sale en la foto".

Aforo completo 

Ya andaban durante la mañana preocupados algunos responsables de la organización porque “han confirmado más de 200 personas y aquí no caben tantas sillas”. Decía aquel viejo villancico: "A esta puerta hemos llegado/ 400 en cuadrilla/ Si quieres que nos sentemos/ saca 400 sillas".

Pues no había 400 sillas. Ni siquiera la mitad. Así que pocos minutos antes del inicio del primer acto público de la Sociedad Barcelonesa de Estudios Económicos y Sociales (Sbees) en el Palacio de Miraflores, literalmente, "no se cabía" y no pocos tuvieron que seguir el animado debate entre alcaldes y alcaldesa de pie.

El presidente de CEOE, Antonio Garamendi (i), junto al presidente de Foment del Treball Nacional, Josep Sánchez Llibre (d), durante un coloquio en CaixaForum en enero de 2024

El presidente de CEOE, Antonio Garamendi (i), junto al presidente de Foment del Treball Nacional, Josep Sánchez Llibre (d), durante un coloquio en CaixaForum en enero de 2024 David Zorrakino / Europa Press

 

Para evitar aglomeraciones, el primer edil de Barcelona, Jaume Collboni, se presentó en la sala 40 minutos antes de comenzar la sesión. Y eso que él sí tenía el sitio asegurado, porque fue una de las estrellas invitadas. 

No fue el que más abrazos recibió a su llegada, que tal honor cupo al presidente de la CEOE, Antonio Garamendi; vaya usted a saber si por aquello del peloteo o de que el que manda, manda, como se encargó él mismo de dejar claro nada más subir al atril de oradores: "Soy el presidente de todos los empresarios de España". Grandes, pequeños, terciados y de ración.

¿No hablamos de política?

Fue de los que llegó en pareja, en este caso junto al presidente de Cepyme, Gerardo Cuerva, con cuyo apellido pocos dieron en la diana a la hora de dirigirse a él: Cuevas, Cueva… 

No hubo reprimenda para estas pifias pero sí tirón de orejas a Garamendi… por meterse en política. La televisiva Susanna Griso, que hizo de presentadora del acto, hizo suyas las palabras de Sanchez Llibre de que "aquí no hemos venido a hablar de política".

Pero ya se sabe que el mandamás de CEOE y los excesos verbales son todo uno y no perdió ocasión para decir que "Parece mentira que alguna responsable, para poner una cortina de humo a los malos resultados electorales, se dedique a menospreciar la labor de los empresarios". "Menos mal que no íbamos a hablar de política", le reprendió cariñosamente Griso.

Casals, como en casa

Otros que llegaron juntitos, casi de la manita, fueron los veteranos Juan Rosell, expresidente de Foment y de CEOE, y Arturo Fernández, antiguo jefe de la patronal madrileña CEIM.

A Rosell le tocó primera fila codo con codo con Mauricio Casals, el todopoderoso de Atresmedia al que le hicieron el favor de elegir para la sede de la Sbees un lugar muy, muy cercano a su amado Hotel Palace. Aunque todo apunta a que ha influido más algo que hay entre los dos puntos, un Congreso de los Diputados.

Virginia Guinda, vicepresidenta de Foment del Treball / EP

Virginia Guinda, vicepresidenta de Foment del Treball / EP

El caso es que Rosell y Casals departieron de lo más amistoso antes de empezar la ceremonia, aprovechando que su vecino de silla en esa primera fila a la derecha, el líder de UGT, Pepe Álvarez, no estaba. "Había confirmado su presencia", dijo Sánchez Llibre. Lo que no confirmó es que fuera a llegar a tiempo. Entró con la función empezada y con cara un poco de funeral. O de cansancio.

La nota de color la puso Virginia Guinda, vicepresidenta de Foment, que le disputó la poltrona de la CEOE a Garamendi en las últimas elecciones. No se sabe muy bien cómo habrá quedado la cosa entre ellos, pero el caso es que más lejos no pudieron poner a uno de la otra, o viceversa. Con razón, a Guinda le costó trabajo encontrar la silla con su nombre, en la cuarta o quinta fila.

Guardiola, Brufau, Lacalle...

Al menos, se resarció antes en el improvisado photo call por el que ya habían pasado Rosell y Fernández. Guinda lució así sus gafas de montura gruesa color berenjena eléctrica y sus botines hasta los tobillos, capaces de proteger un traicionero esguince por caminar con tacones. 

A tiempo pero sin mucho ídem para compadrear llegaron Jaume Guardiola, presidente del Círculo de Economía; Antonio Brufau, presidente de Repsol (que también se repasó las espaldas con Casals); y Enrique Lacalle, recientemente elegido presidente del Círculo Ecuestre.

Una toma pacífica

Otro que no encontraba la silla fue Joan Gaspart, empresario hotelero y expresidente del Barça; en su caso, lógico, porque no había una con su nombre; sí la tenía Josep Antoni Duran i Lleida, que llegó bastante puntual. E Iván Redondo, que para algo es miembro del consejo asesor de la Sbees. Sí, seguro que para algo es.

En fin, no se recuerda una toma de la capital tan pacífica como la del Palacio de Miraflores. Allí se habló de cooperación, de compartir, de hacer país… y de convivencia. Al fin. Albricias. Ya sólo por eso, mereció la pena.