Los fondos de inversión echarán a los baleares de Marina Vela
Incus Capital toma las riendas del puerto deportivo del 'Hotel Vela' con el objetivo de poner orden a la polémica gestión firmada por Nicolás Mayol
24 febrero, 2022 00:00Los fondos de inversión que han tomado el control de Marina Vela echarán a la gestora balear del puerto. Los vehículos que controlarán la mayoría del accionariado del puerto deportivo del W Hotel u Hotel Vela asumirán su explotación con el fin de mejorar la polémica gestión firmada por Nicolás Mayol, presidente de Formentera Mar.
Es lo que aclaran fuentes del sector tras anunciar ayer la Autoridad Portuaria de Barcelona (APB) que ha autorizado una ampliación de capital en la mercantil que tiene la titularidad de la concesión, Port Med Barcelona (PMB). Esta operación societaria, que avanzó La Vanguardia, modifica a los accionistas de referencia de la firma. Formentera Mar queda desplazada a favor de una filial luxemburguesa de Incus Capital.
Este vehículo de inversión es el que se quedará con el día a día de la infraestructura hasta 2044, algo que han negado fuentes oficiales de la Marina.
Acabar el puerto y enderezar la gestión
Sea como fuere, la operación mercantil ha superado todos los trámites formales. Lo que subyace es una deuda de cerca de 30 millones de euros que ha acumulado la aún gestora, que entró en 2014. También hereda críticas a la gestión, de las que dio cuenta ese medio, y que se centran en acusaciones de baja ocupación de la instalación, escaso impacto económico en el lugar y rifirrafes con los amarristas y comerciantes. Son denuncias que Formentera Mar niega de plano.
Los fondos que ha traído el vehículo de inversión con sede en Madrid han llegado con cuatro grandes objetivos, aseguran las voces consultadas. "Limpiar, poner en valor la marina, acabar las obras inacabadas y gestionar el puerto", remarcan.
Mayol, fuera
En este proceso, y según informó ayer el Puerto de Barcelona, Port Med Barcelona quedará de gestor. Pero con profundos cambios internos. El equipo de Nicolás Mayol está fuera, por bien que la Autoridad Portuaria asegure que continuará como gestor, por voluntad expresa del accionista de control del grupo.
¿Qué dice Marina Vela de forma oficial? A preguntas de este medio, nada. Crónica Global inquirió sobre los cambios que conlleva la reestructuración de la sociedad, sin recibir respuesta. Desde el sector náutico se confirmó que el capital riesgo llega para "limpiar" la instalación y que completará la salida del grupo balear "cuando pueda". Se buscará ejecutar los cambios de forma discreta.
Como Ibiza y Formentera
Marina Vela se sumará de esta forma a los puertos donde Formentera Mar se buscó problemas. En Marina Botafoch de Ibiza, la Autoridad Portuaria de Baleares no renovó el contrato a la firma de Mayol tras encontronazos con amarristas y comerciantes. Los negocios denunciaron mala gestión, y la autorización para explotar la infraestructura acabó extinguida. En el vecino puerto de La Savina, en Formentera, el grupo ganó la concesión en 2013. La Administración pública se la quitó en 2018. Ante ello, el conglomerado acudió a los tribunales.
Formentera Mar niega dificultades en la dos islas. Atribuye este desenlace a empresas "pirata" de amarres "al margen de la concesionaria" que son a las que culpa de los problemas que se dieron en ambas zonas. De hecho, la compañía de Mayol apunta a la APB, a quien afea haber tenido problemas judiciales.
El puerto del W Hotel, a medio gas
Sean cuales fueren los precedentes, lo factual es que el puerto deportivo del Hotel Vela está sumido en la polémica. Los críticos denuncian la "decadencia" de la instalación en un momento en el que la industria náutica "ha crecido como nunca" por el efecto de la pandemia. Los directivos baleares niegan la atonía y presentan cifras de ocupación que, dicen, son similares a las del resto del sector.
Lo cierto es que la infraestructura está inacabada, pues falta una rambla de mar entera y un restaurante con vistas en el extremo. Y eso que Marina Vela se estrenó en 2018. Las dificultades económicas que ha acumulado en el tiempo han llevado a que, cuatro años después, la infraestructura carezca de elementos. Esta situación de interinidad se une a la de una parcela vecina que, por ahora, tampoco se desarrollará: la que tenía que albergar el Hermitage Barcelona, vetado por el ayuntamiento.