Torra no acata y ERC resiste
La Junta Electoral Central agita la investidura. La prensa impresa catalana se vuelca contra las decisiones del órgano electoral. 'El País' exige a Sánchez que aclare su pacto con ERC
4 enero, 2020 09:45Excitación absoluta. La Junta Electoral Central (JEC) sembró ayer de minas la política española. Cargas de profundidad, torpedos, misiles y demás artefactos explosivos sirven en la prensa del día para catalogar las decisiones de la JEC respecto al presidente de la Generalitat, Quim Torra, y el presidente de ERC, Oriol Junqueras. Tras largas, arduas y divididas disquisiciones, el órgano resolvió por siete votos a favor y seis en contra que el primero debe dejar de ser presidente autonómico y que el segundo no puede ser eurodiputado. Las resoluciones causaron honda conmoción, profunda agitación y notable perturbación en el tablero político en vísperas del arranque de la sesión de investidura más convulsa de la historia democrática de España. Poca broma.
Como era de esperar y estaba anunciado, a Torra le da igual porque según Torra a él no le destituye ni Dios, salvo el Parlament. Torra, que iba de número 11 de la lista de Junts per Puigdemont en Barcelona, que fue el cuarto plato tras el fracaso de las operaciones Puigdemont, Jordi Sànchez y Jordi Turull, se agarra a la silla de president con la tenacidad con la que un percebe se aferra a las rocas batidas por el oleaje del Atlántico.
La primera derivada de la inhabilitación (intento) de Torra es la presión sobre ERC para que reviente el acuerdo de investidura con el PSOE. La Assemblea Nacional Catalana (ANC) salió a la calle tanto para mostrar su apoyo al presidente Torra como su contrariedad por el pacto republicano con Sánchez. Máxima hiperventilación, mayúscula indignación de Elisenda Paluzie, al borde de un ataque de nervios.
De momento, ERC aguanta, según la apertura de Crónica Global, y será fiel al compromiso adquirido con Sánchez para facilitar la investidura en segunda vuelta, acto que debería verificarse el martes 7. A los dirigentes republicanos no les tiemblan aún las piernas como le temblaron a Puigdemont cuando Rufián aludió en el Twitter a las 155 monedas de plata y los estudiantes de secundaria cruzaban la plaza de Sant Jaume gritando "botifler, botifler" sin saber a quién.
Las masas anoche desatadas (unas 2.000 personas) tuvieron un orgasmo colectivo con la arriada de la bandera de España del Palau de la Generalitat, momento mágico. El jefe de gabinete de Puigdemont, Josep Lluís Alay, refleja en su cuenta tuitera el momentum mientras que Bea Talegón instaba a los escépticos a tomar nota también en el Twitter. Los pelos como escarpias se les pusieron durante los 14 minutos que la oriflama rojigualda estuvo desaparecida. Dice Torra que él no fue quien mandó arriar la bandera, que no tuvo nada que ver, que se ha abierto una investigación y que sería cosa de algún incontrolado de la ANC que se colaría en el Palau. Mucho canguelo para tan poca travesura.
Salvo sorpresa, la investidura está atada y bien atada, aunque habrá encontronazos al margen de la JEC, como demuestra la crónica para El País de Camilo S. Baquero: "Antes de que se conocieran las decisiones de la JEC los de Pere Aragonès también tensionaron el escenario de la negociación asegurando que el pacto alcanzado con el PSOE no limita lo que se pueda acordar en la mesa de negociación: “Hemos identificado que el marco legal es el ordenamiento jurídico democrático, y esto va mucho más allá de la Constitución”, dijo la portavoz del partido Marta Vilalta".
En cuanto a la JEC, Rafael Méndez y Beatriz Parera dan cuenta en El Confidencial de algunos detalles de las deliberaciones: "Durante cinco horas, fueron exponiendo las posiciones. Entre los catedráticos propuestos por los partidos había una alineación clara: los dos del PSOE y la propuesta por Podemos sostenían que no era competencia de la JEC --como afirmó luego la portavoz del PSOE, Adriana Lastra--. Los dos propuestos por PP y Ciudadanos mantuvieron que era asunto de la JEC porque lo había aplicado en casos similares".
Sigue la pieza: "Entre los magistrados fue José Luis Seoane Spiegelberg el que más defendió que no era competencia de la JEC. Sobre las cinco de la tarde, y tras un frugal receso para comer unas pulguitas de jamón y unos vasos de plástico con fruta como postre, se decidió votar. En ese momento no estaba claro el resultado porque algunos de los magistrados habían ido dando opiniones distintas. Al final, por siete votos a seis decidieron retirar el acta de diputado a Torra. La JEC decidió entonces dar traslado a la prensa del acuerdo en un receso".
Sustanciada la información, los editoriales. El País censura la vaguedad del acuerdo de investidura y reclama concreciones: "La parálisis que ha padecido el país no puede dejar paso a una estéril disquisición escolástica acerca de qué es lo que han querido decir los redactores de un compromiso que, por una parte, ha despertado esperanzas que podrían revelarse infundadas, y, por otra, ha provocado reacciones lindantes con la sobreactuación como la ofrecida por la actual dirigente de Ciudadanos, Inés Arrimadas, tanto como por el Partido Popular de Pablo Casado. Las soluciones que requiere el problema creado por los independentistas al imponer su programa por vías de hecho no pasan por establecer una nueva relación entre las palabras y su significado, sino por aflorar la realidad de fondo y por abordarla desde las instituciones y los procedimientos existentes. Y aflorar la realidad no consiste en afirmar de un conflicto que es político, sino en designar con precisión entre quién y quién se desarrolla, y por qué se ha producido. (...) Si el candidato socialista no ofrece más explicaciones acerca de cuál es el contenido de esas decisiones, más que constitucional o inconstitucional, la fórmula acordada con ERC es, sencillamente, peligrosa".
ABC repara en las decisiones de la JEC y su editorialista se pone en modo misa de 12 para titular "Una inhabilitación justa y necesaria". Cierto que no arranca diciendo que es nuestro deber y salvación darte gracias Padre santo sino así: "La inhabilitación automática como diputado del Parlamento de Cataluña, y por tanto como presidente de la Generalitat, de Joaquim Torra, acordada por mayoría de la Junta Electoral Central tras su condena penal por desobediencia, abre un escenario político incierto, y aún más complejo si cabe para el inicio de la legislatura. Como primera providencia, y por más recursos que pueda plantear Torra, el mandato de la Junta es ejecutivo. Es decir, debe abandonar su escaño y el Gobierno catalán en cuanto le sea notificada la resolución en los próximos días. Va de suyo que Torra se declare en rebeldía, que se niegue a abandonar la presidencia, que se declare víctima de un sistema injusto y que vuelva a considerarlo una afrenta antidemocrática de un Estado represor, como siempre sostiene el independentismo. Sin embargo, la ley es la ley, y como tal debe cumplirse. Lo de menos es que la Junta se haya dividido en dos bloques para dirimir el recurso planteado por el Partido Popular. De hecho, lo relevante es el clima de convulsión que a buen seguro volverá a instalarse en Cataluña, con el PDECat y ERC en plena ruptura de consensos internos en la Generalitat, y con la investidura de Sánchez condicionada después de que Esquerra aceptase abstenerse a cambio de las cesiones acordadas por el PSOE. La destitución de Torra debe ser un hecho en cuestión de horas o días, y el Estado no puede plegarse a nuevas condiciones del separatismo para no ejecutar esa decisión, por mucho que pueda alterar los planes de Sánchez, ahora empeñado, como sus socios separatistas, en marginar a los tribunales para resolver un «conflicto» que para él ya no es penal, sino político".
La Vanguardia no opina lo mismo, sino lo contrario, censura a la JEC ("El cometido de la Junta no debería ser poner ni quitar presidentes a medio mandato aprovechando legislaciones pensadas en su origen para otro tipo de infractores, como los acusados de terrorismo o corrupción) y excusa la retirada de la bandera de España: "Torra, por su parte, hizo ayer una exhibición de desobediencia simbólica al ayudar a miembros de la ANC a colocar en la fachada del Palau de la Generalitat la misma pancarta por la que fue inhabilitado. Incluso algunos manifestantes se colaron en el edificio y llegaron a arriar por un rato la bandera española, que fue repuesta. El president comparecerá hoy en el Parlament para abordar la decisión de la JEC y no se descarta que busque colocar a ERC en situaciones comprometidas en un momento en el que los republicanos han decidido implicarse en la gobernabilidad de España".
Extraordinario. Qué cosa el Palau que va uno y se cuela, se sube hasta la azotea y arría la bandera. Alguien debería revisar la seguridad de esa casa.
El Periódico también editoriliza sobre la JEC, la pone a caer de un burro y se suma a la doctrina Lastra (Adriana) sobre las competencias del órgano: "Como los portavoces del PSOE recordaron este viernes, la JEC no es un órgano judicial, y es más que discutible que entre sus atribuciones estén las de condicionar y complicar la vida política y las decisiones de los tribunales, los equilibrios institucionales, incluso entre España y Europa, y el proceso de toma de decisiones trascendentales en el Congreso. Ante la extemporánea actuación de la JEC, a la que el TS ya enmendó la plana cuando intentó impedir que Carles Puigdemont se presentara a las elecciones europeas, cabe cuestionarse el porqué de esta interferencia, 15 horas antes del inicio del pleno de investidura y a instancias de los partidos de la derecha española. Cualquier respuesta posible a esta pregunta resulta francamente preocupante".
A modo de ejemplo sobre el impacto de la JEC en el mundo independentista, los tuit de Sala-i-Martin que recoge El Nacional y que da prueba de la excitación en la grey procesista. Del texto del referido digital: "Sala-i-Martín també demana que els poders polítics catalans es moguin: "El Parlament de Catalunya hauria de ratificar aquesta nit a Quim Torra com a president legítim de Catalunya". També fa una crida a què els poders socials es mobilitzin: "Tsunami Democràtic hauria de coordinar una paralització del país". I per acabar que el mateix president Torra "no convoqui eleccions com a resposta a la Junta Espanyola de Cretins", en comptes de "central".
Què fort, nen!.
Por otra parte, Oriente Medio se asoma al abismo de un conflicto mundial tras la eliminación del general Suleimani ordenada por Trump desde su retiro en Mar-a-Lago. De la crónica de Julio Valdeón para La Razón: "Golpeado hasta el tuétano en su orgullo, Irán despide al general Qassim Suleimani con gruesas promesas de venganza. Sus palabras provocan en Washington una mezcla de alarma contenida e inevitable aroma a déjà vu. No en vano el militar iraní, que puede calificarse de legendario sin excesiva hipérbole, era el responsable de la Fuerza Quds, rama de operaciones exteriores de la Guardia Revolucionaria y pieza clave en el juego militar y político de Oriente Medio. (...) El alto mando estadounidense ha recordado que la Fuerza Quds ha sido catalogada por el departamento de Estado como una organización terrorista. Para el Pentágono resulta incuestionable que el general conspiraba para «atacar a los diplomáticos y miembros del ejército estadounidense en Irak y en toda la región».".
No es Trump el primer presidente estadounidense que pasa al ataque para afrontar un impeachment.
4 de enero, santoral: Abrúnculo, Cayo mártir, Ferreol, Hermes y Rigoberto.