Los partidos se preparan para las elecciones catalanas
Los candidatos de Junts y ERC son una incógnita, mientras que los constitucionalistas lo tienen más claro: Cs apuesta por Roldán, el PP por Fernández y PSC cuenta con Iceta de nuevo
28 junio, 2019 00:00Los partidos catalanes no quieren que las elecciones autonómicas les pillen de sorpresa. Todas las formaciones dan por hecho que habrá un adelanto electoral y que, en este sentido, la sentencia del Tribunal Supremo sobre el referéndum del 1-O será decisiva. El bloqueo gubernamental, sin dinero y sin apoyos parlamentarios para impulsar sus proyectos, favorecen ese panorama.
De ahí que las formaciones se vean obligadas a activar sus procesos de designación de candidatos ante la previsión de que se convoquen comicios este otoño o, a lo más tardar, en la primavera de 2020. Pero no todas están preparadas para ello.
La última palabra para convocar elecciones la tiene el presidente de la Generalitat, Quim Torra. Y las prisas, hoy por hoy, no convienen a su partido, Junts per Catalunya, que afronta su enésima catarsis. Los neoconvergentes sufren una pugna interna entre PDeCAT y el núcleo duro de Carles Puigdemont, en la que Artur Mas –que quedará liberado de sus deudas con la Justicia en la primavera de 2020— quiere ejercer de relator. Sin renunciar a volver a la primera línea política. Puigdemont sigue reivindicando su condición de “presidente legítimo” y cuenta con el apoyo de unas bases que exigen implementar la república catalana. La figura de Mas supone dar un paso atrás, pero también aglutinar esos sectores más moderados.
Candidatos alternativos
En las últimas semanas han surgido candidatos alternativos, como Miquel Buch o Àngels Chacón. Sin tirón mediático, eso lo saben en Junts, cuyos resultados electorales en las últimas convocatorias no han sido satisfactorios.
De ahí que sea decisivo el ambiente social que genere la sentencia del Supremo. Las últimas informaciones apuntan a que el fallo podría conocerse después de la Diada del 11 de septiembre –que se prevé especialmente reivindicativa— y será entonces cuando Torra, quien asegura que no aceptará una sentencia condenatoria, consulte a Puigdemont si es conveniente convocar elecciones.
Por su parte, ERC vive un momento electoralmente dulce, pues amplía su base gracias a un discurso más integrador y menos agresivo que el de Puigdemont y sus gurús. Sus malas relaciones con Junts son cada vez más evidentes, pero tampoco tienen prisa. A diferencia de sus todavía socios de Govern, que tienen a su líder fugado, es muy probable que su presidente, Oriol Junqueras, sea condenado e inhabilitado por la sentencia del 1-O. De ahí la necesidad de buscar a un cabeza de lista. El partido, que se debate entre Roger Torrent y Pere Aragonès, necesita tiempo. Y, de momento, tiende puentes con el PSOE: no quieren bloquear la investidura de Pedro Sánchez ni equipararse a la estrategia rupturista de Junts.
No habrá candidatura unitaria
Ante esas buenas perspectivas de ERC, parece que queda descartada una candidatura unitaria como la integrada en 2015 por CDC y ERC, tal como reclama la Assemblea Nacional Catalana (ANC) –“unidad estratégica”, dicen--, cuyo salto a la política como aliada de Jordi Graupera en las elecciones municipales en Barcelona fue un fracaso.
La CUP, siempre imprevisible, debe decidir primero si se presenta a unas elecciones que serán autonómicas, no constituyentes, plebiscitarias ni referendarias, aunque en Junts no falte quien esté tentado de ponerle esas etiquetas.
Tras el salto de Inés Arrimadas a la política española –la acompañaron otros dirigentes catalanes destacados--, Ciudadanos debe elegir a un nuevo cabeza de lista. Y el partido apuesta por Lorena Roldán, que en los últimos meses ha ganado cuota mediática como portavoz parlamentaria. Fuentes de Cs aseguran a Crónica Global que Carlos Carrizosa no tiene intención de presentar candidatura, por lo que no parece que las primarias sean demasiado traumáticas.
Primarias cuanto antes
Unas primarias que el partido, según las mismas fuentes, quiere celebrar cuanto antes. “No queremos que nos coja el toro”, explican. Ya en 2017, la formación naranja fue bastante tempranera en eso de designar candidatura. En aquella ocasión fue Arrimadas la que arrasó en las elecciones que tuvieron lugar en mayo. Ocho meses después, ganaba los comicios catalanes.
En el PSC no hay excesivas dudas sobre su candidato. Miquel Iceta está llamado a repetir como presidenciable. La presidencia de Pedro Sánchez ha supuesto un revulsivo para los socialistas catalanes, como se ha visto en las últimas elecciones municipales, en las que lograron afianzar y extender su poder en las ciudades más pobladas de Cataluña. Sobre todo en la conurbación metropolitana. El pacto del PSC con Ada Colau en el Ayuntamiento de Barcelona permitirá a los socialistas tomar posiciones en entes supramunicipales como la Diputación de Barcelona o el Área Metropolitana, donde se maneja dinero y control territorial.
La frustrada designación de Iceta como senador –fue vetado por los partidos independentistas en una acción sin precedentes en el Parlament-- levantó dudas sobre su repetición como cabeza de cartel. Pero él siempre dijo que no abandonaría Cataluña, que el cargo de senador autonómico se renueva cada vez que hay elecciones y que sería Eva Granados la que controlaría el partido.
Una nueva oportunidad para el PP
Respecto al PP catalán, no hay duda de que el candidato a la presidencia de la Generalitat será Alejandro Fernández. El partido celebró su congreso hace muy pocos meses y ya se decidió que el político tarraconense sería cabeza de lista. Cataluña nunca ha sido una plaza fácil para los populares, pero Fernández asume el reto. La descomposición interna de Ciudadanos, así como el estancamiento electoral, benefician a los populares, que podrían recuperar los votos prestados a la formación naranja. El PP tiene todavía estructura territorial y un líder que está considerado como uno de los mejores parlamentarios. No obstante, existen tensiones internas. No agradó que el partido optara por independientes –Josep Bou para Barcelona, Cayetana Álvarez de Toledo para el Congreso— y varios dirigentes locales han decidido pasarse a Vox.
Catalunya en Comú-Podem también tiene que renovar a su presidenciable. Tras la marcha de Xavier Domènech, que renunció a todos sus cargos, el grupo parlamentario está coordinado ahora por Jéssica Albiach, miembro de Podem. Gestionar la galaxia formada por los comunes, Podemos, Equo, ICV y Esquerra Unida i Alternativa siempre ha sido complicado. Ada Colau y su marido, Adrià Alemany, han liderado ese espacio con mano de hierro, barriendo a opositores como Elisenda Alamany –ahora aliada con ERC— o Joan Josep Nuet –que ha abandonado EUIA--. Pero la situación ahora es muy diferente: Colau ha vuelto a ser alcaldesa in extremis y su valedor, Pablo Iglesias, tampoco atraviesa un buen momento.
Todas las miradas están puestas en Albiach. Tal como publicó ayer este medio, a ese compendio de siglas y corrientes se suma ahora el intento de Íñigo Errejón de desembarcar en Cataluña y desplazar a los dirigentes de confianza de Iglesias.
El deseado espacio catalanista
Queda por determinar quién se queda con ese espacio catalanista –cifrado en unos 300.000 votos— identificado con Lliures, Units per Avançar, Tercera Via y Portes Obertes al Catalanisme. A estas formaciones se ha unido más recientemente Manuel Valls, que tras su ruptura con Ciudadanos es visto como una posible alternativa. El tiempo dirá si hay entendimiento entre todos ellos. Con el permiso de Artur Mas, que en el caso de perder su pugna con Puigdemont, podría quedar liberado para pilotar otras operaciones. “Pero para eso debería entonar el mea culpa y reconocer abiertamente los errores cometidos”, afirman desde el soberanismo moderado.
Sin olvidar a Santi Vila, bien visto por esos sectores moderados a los que Convergència dejó huérfanos. Aunque, en su caso, será determinante la sentencia del Tribunal Supremo, pues afronta una petición de cárcel de siete años por el referéndum del 1-O.