Laura Borràs, presidenta del Parlament gracias a los votos a favor de JxCat y ERC y en blanco de la CUP / EFE

Laura Borràs, presidenta del Parlament gracias a los votos a favor de JxCat y ERC y en blanco de la CUP / EFE

Política

La estrategia de Borràs para reventar la legislatura

La presidenta del Parlament quiere anticiparse al Supremo, que la investiga por supuesta corrupción, provocar su inhabilitación por otro desafío independentista y forzar una segunda vuelta electoral

13 marzo, 2021 00:00

Laura Borràs dejó claro ayer que no piensa ser la presidenta del Parlament “de todos los catalanes”, sino solo de aquellos que apoyan la independencia. Cuenta para ello con cinco de los siete miembros de la Mesa de la Cámara catalana que son secesionistas. Una proporción que dista mucho de representar los resultados de las elecciones del 14 de febrero. La candidata de Junts per Catalunya (JxCat) prometió confrontación en su discurso.

Y la habrá, pues la estrategia de los de Carles Puigdemont no solo pasa por implementar la república catalana y, como dijo la propia Borràs, "no permitir la injerencia" de los tribunales. JxCat no renuncia a una segunda vuelta electoral para recuperar el terreno perdido. El pulso --¿o deslealtad?-- con ERC se mantiene, a pesar del pacto que ha permitido a los neoconvergentes presidir la segunda institución del territorio. Nada nuevo en el nuevo escenario político catalán.

 

 

Laura Borràs fue elegida presidenta del Parlament en segunda vuelta / EP

"Tensionar la legalidad"

“Tensionar la legalidad”. Ese es el objetivo que el núcleo duro de Borràs, formado por Francesc de Dalmases o Josep Costa, planteaban en petit comité en los pasillos de la Cámara catalana, donde ayer se constituyó la Mesa. Cabe recordar que, si bien la diputada suele cumplir con la obediencia debida a Puigdemont --tras el 14F se desplazó a Waterloo para recibir instrucciones y ayer mantuvo una videoconferencia con el expresidente tras ser investida en su nuevo cargo--, Borràs ha sido excluida del Govern en dos ocasiones en menos de un año.

Quim Torra contaba con ella como consejera jefe o consejera de Cultura en la remodelación que llevó a cabo en el Govern antes de ser inhabilitado. Pero Puigdemont lo impidió. Asimismo, la independentista aspiraba a formar parte del nuevo Ejecutivo de coalición entre ERC y JxCat. La propia Borràs así lo confesó en su discurso de investidura, abundando en ese pulso entre Puigdemont y Torra. Y tal como explicó Crónica Global, aceptó ser presidenta del Parlament a cambio de que Costa sea vicepresidente de Exteriores en el futuro Ejecutivo --aunque Puigdemont ha reservado ese cargo a Elsa Artadi--.

La guardia pretoriana de Borràs

Por eso, la guardia pretoriana de Borràs ya maquina sobre la nueva legislatura. Y lo hace, temen en ERC, convirtiendo el Parlament en un nuevo escenario de desafío jurídico a ese “antidemocrático” Estado español al que se refería la presidenta de la Cámara. Los republicanos sabían que sectores de JxCat apostaban por reventar las negociaciones. Y que Puigdemont ya ha advertido de que el pacto para formar Govern e investir a Pere Aragonès no está cerrado. Por eso, en los corrillos parlamentarios se comentaban las concesiones que los republicanos han hecho para reanudar un acuerdo con el partido de Borràs, que ni siquiera recordó en su discurso a su antecesor en el cargo, Roger Torrent.

La idea de Borràs es poner límite a esta nueva legislatura antes de que el Tribunal Supremo la inhabilite por corrupción. Como se sabe, la política está imputada por los delitos de falsedad documental, fraude administrativo, prevaricación administrativa y malversación de caudales públicos, supuestamente cometidos cuando era directora de la Institución de las Letras Catalanas, donde habría fraccionado contratos para beneficiar a un amigo.

Una CUP sistémica

La CUP ya puso sus pegas a la candidatura de Borràs porque, según dijo el diputado Carles Riera, responde a una “mala praxis” y el “independentismo no se puede permitir en la presidencia del Parlament ni una sombra de sospecha". Pero los antisistema ya han sido absorbidos por el sistema y, por primera vez y gracias precisamente al pacto con JxCat y ERC, forman parte de la Mesa del Parlament. Incluso Oriol Junqueras, líder republicano, cuestionó que Borràs fuera candidata el 14F con una causa judicial de esas características.

Por eso, la neoconvergente pretende que su inhabilitación se produzca, no por esa causa de corrupción, sino por la vía del simbolismo independentista --tipo Torra-- o la tramitación de iniciativas legislativas que incumplan la ley --tipo Carme Forcadell, que está encarcelada, o el propio Torrent, que también ha sido enjuiciado--.

En tal caso, Borràs pondría contra las cuerdas a ERC y a la CUP, que tendrían que decidir si se suman al choque de trenes o propician el fin anticipado de la legislatura. La repetición de las elecciones siempre ha planeado desde el 14F, y aunque supone un riesgo para todos los grupos, en JxCat existe el convencimiento de que podrían aumentar sus votos. La retirada de la inmunidad de Puigdemont y ese escenario de “resistencia” parlamentaria beneficiaría a los neconvergentes, según sus cálculos.