ERC arranca el mandato con la vista puesta en las municipales y en erosionar al PSC
El nuevo Govern, que visualiza el pulso Aragonès-Junqueras, preserva el espacio de los republicanos de cara a unas autonómicas en septiembre de 2023 o a encomendarse a un Gobierno PP-Vox
11 octubre, 2022 00:00En el PSC lo tienen claro. El nuevo Gobierno catalán no pretende apuntalar alianzas con otras formaciones, sino preservar el espacio electoral de ERC de cara a las elecciones municipales de 2023 y, en función del resultado, convocar autonómicas catalanas en septiembre de ese año. O incluso esperar a las elecciones españolas, pues un hipotético gobierno de PP y Vox daría alas al independentismo, apuntan fuentes socialistas.
Un Gobierno, por tanto, para hacer campaña y ensanchar la base con consejeros procedentes de PSC, Podemos y PDECat, y que parece dejar en segundo plano la posibilidad de aprobar nuevos presupuestos o garantizar su estabilidad. El objetivo lastrado por el pulso entre Pere Aragonès y Oriol Junqueras.
Un Consell Executiu, eso sí, blindado, pues descartada por el propio Aragonès una cuestión de confianza, no hay aritmética parlamentaria suficiente para presentar una moción de censura (en la que la oposición presenta un candidato). Y eso va por el independentismo más irredento, el que ha abandonado al president, y por un espectro constitucionalista mal avenido y que funciona en clave nacional.
Toma de posesión
Los nuevos consejeros elegidos por Aragonès para superar la salida de Junts per Catalunya (JxCat) toman hoy posesión del cargo con un primer reto que, a juzgar por las declaraciones de los dirigentes políticos, resulta imposible: la aprobación de los presupuestos de la Generalitat de 2023. Aunque las cuentas fueron elaboradas por el exconsejero neoconvergente Jaume Giró, en Junts están dispuestos a debutar en la oposición con un rechazo. Y teniendo en cuenta que Junqueras no quiere pactar con el PSC, todo apunta a una prórroga presupuestaria. El peor escenario en un momento de inflación disparada y carestía energética.
"El president ha sido ágil e incorpora a personas solventes. Pero la inestabilidad que tendrá en el Parlament no la salvan ni los consellers con oficio ni un sottogoverno que dé garantías de continuidad. Y si encima Junqueras pone vetos...", sentencia un cargo soberanista. En este sentido, una de las preguntas que ahora mismo circulan en medios parlamentarios es quién manda realmente en ERC: ¿Junqueras o Aragonès?
“Hasta que abra negociaciones presupuestarias con los socialistas, no se sabrá si manda Aragonès o Junqueras. Ambos son dos hombres de partido, Junqueras es más anti-PSC, y no parecen muy preocupados por los problemas reales”, explica el citado cargo.
Junqueras, contra el PSC
Los republicanos no han asistido aún a su relevo generacional, pero la decisión del presidente de la Generalitat de dar cabida a excargos de PSC y Podemos, así como al PDECat, es interpretado por su entorno como un golpe de timón ante Junqueras, cuyas relaciones con los socialistas son nefastas. No perdona a Miquel Iceta, ex primer secretario del PSC, que rehusara visitarle en la cárcel. Pero la incorporación de Joaquim Nadal es un arma de doble filo. Por un lado, abona el objetivo de ensanchar la base electoral de ERC rememorando los gobiernos tripartitos de Pasqual Maragall y José Montilla. Por otro lado, confronta a un antiguo díscolo del PSC --dejó la militancia en septiembre de 2015 por defender el derecho a decidir en “una carta a Iceta, discretamente y sin haber traicionado nunca a nadie”, aseguró en su momento-- con el nuevo equipo de Salvador Illa, supeditado a las alianzas entre Pedro Sánchez y ERC.
Esta situación, para los socialistas catalanes, no es cómoda. Illa fue el ganador de las elecciones catalanas de 2021. Es el jefe de la oposición y lidera un grupo parlamentario con el mismo número de diputados que ERC (33). Tanto Illa como los comunes han tendido la mano a Aragonès para dar estabilidad al nuevo Govern, pero ¿a cambio de qué? Para PP y Ciudadanos, es obvio que habrá “cambio de cromos” entre el Gobierno y la Generalitat para garantizarse mutuamente la estabilidad. Pero eso puede tener costes electorales para ambos partidos: pérdida del electorado más independentista, en el caso de ERC, y del voto arrebatado a Ciudadanos, en el caso del PSC, sujeto a la obediencia debida al PSOE y su estrategia de desinflamación posprocesista.
Guiños electorales, no a partidos
“Incorporar consejeros procedentes de PSC, CDC y Podemos es un guiño electoral, no a los socialistas como aliados. ERC preserva su espacio electoral para las municipales y, en función del resultado, podría haber elecciones catalanas en septiembre de 2023”, auguran fuentes socialistas.
Incluso hay dirigentes que ven a ERC esperando a que se celebren elecciones generales, lo que implicaría convocar en febrero de 2024 y “rezar para que haya un Gobierno de PP y Vox”. Este escenario de confrontación daría alas al independentismo.