El año que acaba de nacer nos deparará grandes sorpresas. En lo local, Cataluña volverá a ser el centro de atención política en España y todas las certezas que valían para interpretar qué sucede serán distintas y dejarán de ser verdades inamovibles.

España no sólo afrontará retos políticos de primer orden. En lo económico deberemos comprobar si algunas de las reformas que se han practicados en los últimos años siguen siendo válidas para garantizar un país próspero y sin tantas desigualdades sociales o bien es necesario continuar adoptando decisiones políticas y macroeconómicas que favorezcan el cambio de modelo de crecimiento. Más reformas y más avance son probablemente las recetas que necesita el país.

Uno de los errores interpretativos de los analistas políticos y económicos en los últimos tiempos nace de su propensión habitual a evaluar los acontecimientos a partir de su particular y generacional prisma. El pasado sigue enseñándonos a construir el futuro, pero los acontecimientos nuevos como la globalización de la economía están tejiendo nuevos discursos que hacen necesarias nuevas y permanentes reflexiones. Algo similar sucede con el empuje de las nuevas tecnologías, que no sólo nos hacen más competitivos en los procesos de producción, sino que universalizan el acceso a la información y al conocimiento de manera que se democratizan si conseguimos evitar brechas de analfabetismo digital. Atrás quedan los siglos en los que el acceso a la producción y difusión de la cultura quedaba reservada a algunas clases sociales y en especial a la Iglesia, que en ese dominio cimentó sus atávicos métodos de control social en Occidente.

El pasado sigue enseñándonos a construir el futuro, pero los acontecimientos nuevos como la globalización de la economía están tejiendo nuevos discursos que hacen necesarias nuevas y permanentes reflexiones

El recién estrenado 2018 debería permitirnos ser más plurales, tolerantes, activos, comprensivos ante la novedad, transversales en lo político y menos dogmáticos ante los usos y costumbres sociales que empujan a lo que acabará modelando la sociedad del siglo XXI.

En ese contexto, Crónica Global aspira a seguir siendo un compañero de viaje de todos aquellos a los que las anteriores inquietudes intelectuales les interesan más allá del mero divertimento coyuntural y cortoplacista. Así encaramos el nuevo año tras un 2017 en el que hemos consolidado nuestra posición de independencia editorial y de proyecto empresarial periodístico.

Ejercer esta noble tarea fiscalizadora desde Barcelona, pero sin barreras geográficas en el horizonte, no es un cometido fácil. El equipo humano que tiene el encargo de llevarlo a cabo es consciente del reto que asumimos y de las dificultades de todo tipo que nos veremos obligados a vencer. Pero los más de 100.000 lectores que cada día nos acompañaron durante el pasado año son una muestra inequívoca de que nuestro ADN periodístico cuenta con un público necesitado de más preguntas que respuestas.

Queremos seguir ofreciéndoles una propuesta de contenidos que haga prevalecer lo importante a lo meramente interesante. Trabajamos en un modelo editorial que evite caer en las tentaciones cuantitativas para mantener la apuesta por la calidad de la información, de los artículos de opinión y que abunde, cada vez más, en la necesaria reflexión sobre los convulsos tiempos que nos tocan vivir. Es la apuesta de nuestra cada vez más potente Letra Global o de Domingo en Crónica, secciones con las que se pretende estimular la lectura sosegada y en profundidad sobre cuestiones que repasarán primeras figuras de diferentes ámbitos de la política, la economía o la cultura.

Crónica Global aspira a seguir siendo un compañero de viaje de todos aquellos a los que las inquietudes intelectuales les interesan más allá del mero divertimento coyuntural y cortoplacista

Mientras asistimos a una terrible crisis del periodismo, a un innegable deterioro de las empresas de comunicación --intervenidas y dependientes de poderes económicos y políticos--, la empresa editora de Crónica Global mantiene la aspiración con la que se produjo su refundación el 1 de julio de 2015: una empresa propiedad de periodistas, gestionada por periodistas y en la que el periodismo honesto y la crítica razonada y constructiva siguen prevaleciendo por encima de cualquier otra consideración. Un año más tendremos en consideración nuestra solidez empresarial, sabedores de que es la mejor garantía de independencia de nuestro trabajo, que indefectiblemente estará siempre avalada por una buena cuenta de resultados. Todo ello logrado con un modelo mixto que combina nuestro recurso al libre mercado, con rechazo explícito a las arbitrarias subvenciones públicas, y con una creciente corte de suscriptores que creen en el proyecto, se mojan por garantizar su continuidad y son los pioneros que han entendido que algún día la información de calidad en España será de pago.

En ese contexto, nuestros propósitos para 2018 pasan por mejorar el producto con el que nos presentamos para ser capaces de entusiasmar cada día a más personas que como usted han formado una comunidad de lectores que nos obsequian con su confianza. Con independencia del sarao catalán al que asistimos, de los nubarrones económicos en ciernes y de la transformación social que empezamos a vivir, el año que estrenamos será narrado por un equipo honrado de profesionales que ha conseguido hacerse un enorme hueco en el mapa mediático español en un tiempo récord. Nuestra Crónica intentará ser más Global, pero también más próxima, incisiva, provocadora, moderna y acorde a las necesidades y tendencias tecnológicas y sociales de este siglo. Y por ello nos complacería mucho seguir contando con su apoyo y crítica diaria. Gracias, de nuevo, por estar y seguir entre nosotros.