Los últimos días de Mussolini

Los últimos días de Mussolini DANIEL ROSELL

Letras

La Europa (trágica) de Scurati

El escritor napolitano publica la tercera entrega, dedicada a la entrada de la Italia fascista junto a la Alemania de Hitler en la Segunda Guerra Mundial, de su ambicioso ciclo narrativo sobre Mussolini y la cultura del totalitarismo

7 julio, 2023 18:21

En ocasiones la Historia abandona el destino de los hombres en manos de personajes convencionales que, dado su carácter, no merecerían no ya una biografía, sino ni acaso una humilde nota al pie en el infinito libro de páginas miniadas del universo. Y, sin embargo, algunos de estos individuos crean, en su ascenso desde la más absoluta nada hasta la cúspide del poder político, el arquetipo de un tiempo y condicionan el zeitgeist de toda una época. 

El escritor Antonio Scurati (Nápoles, 1969), profesor de literatura en Milán, lleva trabajando desde hace un lustro, tras la publicación de El hijo del siglo, a la que seguiría El hombre de la providencia, levantando mediante una hábil combinación de intriga, documentos e historias cruzadas, el asombroso friso de la entronización del fascismo en Italia y, por extensión, la consolidación del totalitarismo en Europa.

Mussolini y Hitler

Mussolini y Hitler

Se trata, como corresponde al género de la narrativa de ficción que se sustenta en hechos históricos, de una articulación literaria donde los hechos son ciertos, pero su combinación exacta responde a criterios de índole artística. Éste es el atractivo de su trilogía, que ha fascinado por igual a muchos lectores en busca de evasión –su obra ha sido traducida a 40 países y ha logrado un millón de lectores en Italia– y a muchos académicos, incapaces de trascender la púrpura desgastada de la erudición.

Ninguno sabemos cómo fue nuestro pretérito aunque contemos con rastros e indicios en forma de borrador de los sucesos que lo delimitan, pero sí podemos recomponer un puzzle verosímil con los nombres, las personas, los lugares y los momentos que nos antecedieron. Scurati es un maestro en esta compleja tarea: sitúa la tercera entrega de su opera maiorLos últimos días de Europa– entre mayo de 1938 y 1940. Dos años capitales.

'Los últimos días de Europa', de Antonio Scurati

'Los últimos días de Europa', de Antonio Scurati

El libro comienza con la llegada de Hitler a la estación Ostiense de Roma, primer punto de una visita por la Italia de los camisas negras, donde es agasajado por Il Duce y el monarca títere Vittorio Emanuele III de Saboya. El Tercer Reich acaba de anexionarse Austria y el Führer busca aliados a su alrededor –acaba de estrenar su frontera con el país transalpino– para alterar, a sangre y fuego, un nuevo mapa continental con su centro en Germania, la histórica Berlín. 

Este contexto define el marco ambiental de la novela, pero no constituye la historia misma: la virtud de Scurati es daber convertir lo que para los historiadores tiene la forma de un argumento lineal en un haz de relatos que van desde la vida privada a la documentación oficial, desde la pulsión animal al guión de unos actores que puede verse como cómicos y trágicos, porque son ambas cosas al mismo tiempo.

Antonio Scurati

Antonio Scurati

Capas de distintas historias superpuestas. Miradas contrapuestas. Violencia y ternura. Odios y vida. Populismo. Italia en estado puro. Un mundo de cartón piedra, hecho de demagogia y voluntad de dominio, que transita desde la ensoñación –Primera Guerra Mundial, socialismo temprano, campesinos– a la realidad, destrozando la herencia culta de la Europa de entreguerras. ¿Es también un preludio de lo que nos espera? Parece dudoso. Entre otras cosas porque, como dejó dicho Mark Twain, la historia puede rimar, pero no se repite de forma idéntica ni mimética. Somos sus sucesores, y con frecuencia también sus víctimas, quienes otorgamos sentido al desorden de los días. 

Eso es lo que hace Scurati al dotar a su narración con una notable sensación de veracidad gracias un excelente trabajo de documentación y a su capacidad para describir, de forma sencilla y precisa, la galería de espacios y criaturas de su trilogía. Los últimas días de Europa resume la escenografía de la entrada de Italia en la Segunda Guerra Mundial, dentro de las naciones del Eje, y sus funestas consecuencias. Es una crónica de cómo el poder absoluto malogra las vidas humanas y el destino de los pueblos gracias a su colaboración (pasiva). 

'El hijo del siglo'

'El hijo del siglo'

Sueños imperiales en Etiopía y Albania que esconden una frustración colectiva, sectarismo, asesinatos, obstinaciones y delirio. Scurati retrata esta Italia a través del arte del fragmento –la estructura del libro ordena la materia narrativa mediante estampas ágiles y breves, a veces en exceso, y crea mediante esta acumulación de miniaturas, que en ocasiones se asemejan a los cuadros de un guiñol sangriento, un mural general de época. 

El devenir de Mussolini, detenido cinco años más tarde por los partisanos y ajusticiado en la plaza del Loreto de Milán, queda para la cuarta entrega, aunque la decantación del personaje hacia su finis terrae –en esta tercera parte aparece como un estadista tabernario, rodeado de bufones con aspiraciones de grandeza (imposible) y obsesionado con Claretta Petacci, su amante de ese momento– es manifiesta. Es un Duce que, forzado por las circunstancias, entre largas cambiadas, dirige la nave fascista originaria hacia el antisemitismo nazi –cobrándose víctimas en vida dentro de sus propias filas– y asume las exigencias de la realpolitik. 

'El hombre de la providencia'

'El hombre de la providencia'

Scurati cuenta esta tormentosa etapa de la historia europea gracias a la sucesión de escenas llenas de condensación simbólica, diarios como los de Galeazzo Ciano, yerno de Mussolini y ministro de Asuntos Exteriores, además de interlocutor de Serrano Suñer en la España del primer franquismo, vidas particulares, discursos, noticias de prensa, actas secretas de las reuniones entre los dos líderes imperiales y otros muchos registros de oratorias públicas. 

Es la suma de estas voces, que entonan la melodía disonante del coro de una opereta, la que canta el triste finale de una Italia que, traicionando la tradición del humanismo que la hiciera nacer, se convierte en cómplice de la pesadilla aria. La crónica de cómo un ogro carismático, que aspiraba a fundar la dinastía de los nuevos césares de Roma, acaba tornándose en una marioneta. La decadencia moral de un gran país que, después de inventar una cierta idea de belleza a partir de la herencia de la Grecia clásica, abraza al oso de la gran fealdad.