Gregorio Morán en la sede de La Vanguardia de Barcelona / CG

Gregorio Morán en la sede de La Vanguardia de Barcelona / CG

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Gregorio Morán también pierde su batalla legal contra ‘La Vanguardia’

El controvertido escritor demandó al rotativo catalán por despido improcedente, pero la justicia falla a favor de la empresa editora

27 septiembre, 2018 00:00

No hubo despido improcedente de Gregorio Morán por parte de la empresa editora de La Vanguardia. En consecuencia, tampoco le corresponde indemnización alguna al controvertido escritor y columnista. Así lo ha determinado Jesús Fuertes Bertolín, titular del Juzgado de lo Social número 28 de Barcelona, en una sentencia fechada a comienzos de septiembre y contra la que cabe recurso de súplica ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.

Morán demandó al medio en el que colaboraba desde el 9 de abril de 1988. En aquella fecha publicó la primera de sus Sabatinas Intempestivas bajo el título Cita en Cáceres con la filosofía. El inicio periodístico del escritor asturiano en ese medio catalán se produjo gracias a un primer contrato verbal establecido por el entonces director del rotativo, Joan Tapia.

40.872 euros anuales por 48 columnas

Con su reclamación pretendía el reconocimiento de una relación laboral continuada desde esa fecha, lo que hubiera dado lugar a percibir una indemnización económica por despido improcedente cuando el 25 de agosto del pasado año la empresa del Grupo Godó le comunicó por burofax que procedía “a rescindir el contrato mercantil de prestación de servicios suscrito”.

El juez ha apreciado así la situación: lo que unía a Morán con el periódico catalán era sólo una prestación de servicios y no una relación laboral. Entre otros hechos probados, la sentencia recuerda que el antiguo dirigente comunista recibía 40.872 euros anuales, a razón de 786 euros por cada artículo de los sábados (el escritor escribía 48 al año, pero la empresa le abonaba 52). En la demanda, el abogado José Manuel Morante, representante legal del periodista, recordaba que en 1991 el contrato dejó de ser verbal y se hizo por escrito y que, con José Antich como director, en octubre de 2007, se fijaron las últimas condiciones contractuales por las que Morán publicaba sus artículos.

Contrato solo mercantil

La defensa de la empresa editora, dirigida por Guillermo Puig, argumentó en el juicio que la relación no era de la jurisdicción social, ya que las facturas emitidas por el escritor y el tipo de trabajo realizado desde su propio domicilio le convertía en “un colaborador esporádico” sin la condición de trabajador de la compañía. Su principal argumento estriba en que no hubo un despido, sino que el contrato mercantil entre las partes no se renovó a su vencimiento anual. Entre las manifestaciones realizadas por el letrado de La Vanguardia en la vista destaca que “el actor [Morán] tenía enormes diferencias con un redactor de plantilla”. Fuentes oficiales del Grupo Godó declinaron comentar el fallo judicial al considerarlo "un asunto entre privados". Tampoco el periodista atendió ninguna de las llamadas que realizó este medio a su domicilio.

Morán intentó que su salida del rotativo de la familia Godó fuera percibido entre sus seguidores como un acto de censura y una restricción de la libertad de expresión al frenarse la publicación de un artículo el 22 julio de 2017 titulado Los medios del movimiento nacional. En el mismo, que el autor difundió luego a través de redes sociales y de correos electrónicos, el periodista se refería de forma personal al director del diario, Màrius Carol, y a su esposa en términos personales críticos y sorprendentes para un colaborador directo y tradicional de la propia empresa.

Contencioso análogo con ‘Crónica Global’

Tras su salida del histórico periódico barcelonés, Gregorio Morán inició una colaboración similar todos los sábados en Crónica Global. A finales de julio de este año --justo un año después de los acontecimientos que llevaron a Godó a prescindir de sus servicios-- intentó publicar en este medio un artículo acusador contra directivos y miembros del Grupo Godó. La dirección decidió que no se publicara esa columna por el mal gusto y la inexactitud de algunas aseveraciones que contenía, además de que incumplía el pacto al que el escritor y el director de este digital alcanzaron para poner en marcha la colaboración periodística: no usar la columna para atacar al otro medio mientras estuviera en curso un proceso judicial.

El artículo que no llegó a ser publicado, y que el propio autor difundió el 3 de septiembre pasado de la misma manera que hizo un año antes con La Vanguardia (invocando la censura y la restricción a la libre expresión), intentaba influir a su favor en el magistrado que ha dictado al final la resolución con comentarios sobre el propio juicio y críticas contra Carol y la empresa que prescindió de sus servicios. Unos días antes, el 29 de agosto, el director de Crónica Global, Xavier Salvador, y el subdirector de Opinión, Alejandro Tercero, almorzaron con Morán. En el encuentro se le informó de las razones por las que no se había divulgado el artículo y se le afeó la conducta por haber sido desleal al pacto establecido con el medio. Cinco días después, el polémico escritor difundió a través de su entorno una supuesta vulneración de su libertad de expresión y recriminó al medio por un hipotético acto de censura.