Así es el pueblo más pobre de Barcelona: a una hora de la ciudad y en un paraje repleto de rutas de senderismo

Hace años que Barcelona puede presumir de alojar en su provincia el pueblo más rico de Cataluña. Primero fue Sant Cugat, luego Matadepera y, desde hace unos años, en lo alto del podium se encuentra Sant Just Desvern, cuya renta familiar bruta de 30.352 euros por habitante. Pero no todos los rincones de la provincia son tan ricos.

En este tipo de dudosas clasificaciones pocas veces se mira a aquellos que están en la zona baja de la tabla. También existen y bien merecen atención, sobre todo, porque también tienen sus encantos.

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Prueba de ello es el pueblo más pobre de Barcelona, Santa Margarida de Montbui. A menos de una hora de la capital catalana, este municipio de 10.549 habitantes es mucho más que una cifra del Institut d'Estadística de Catalunya (Idescat).

Según este organismo, la renta familiar bruta se queda a 13.469 euros por persona, muy lejos de Sant Just. Con este nivel de ingresos, la localidad es la novena más pobre de toda Cataluña. Y eso que han visto crecer un 1% sus ingresos respecto al año anterior.

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Dónde está

Pero, como decíamos, el hábito no hace al monje y una cifra no define nada. Un dato económico refleja poco o nada la riqueza paisajística, histórica y cultural de este rincón casi desconocido para la mayoría de catalanes.

Tal vez sea por su ubicación, alejada de la capital y de los focos turísticos de la costa o el Pirineo, pero lo cierto es que son pocos los que pueden ubicar Santa Margarida de Montbui. En cambio, se encuentra en un islote rural entre Igualada y las primeras estribaciones de la sierra de Miralles, un paraje muy peculiar.

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Un pueblo con dos almas

El municipio conserva intacto el carácter de la antigua Cataluña interior, con masías dispersas, campos de cultivo, una fuerte tradición agrícola y un pasado medieval que aún se respira en sus calles y colinas.

Santa Margarida tiene dos almas: una urbana y otra salvaje. El núcleo moderno, junto al río Anoia, acoge a la mayor parte de la población. Pero es en lo alto de la Tossa donde se encuentra el verdadero corazón histórico del municipio. 

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Un entorno natural único

Allí, sobre un montículo que se eleva hasta los 650 metros, se alzan los restos del Castell de Montbui y la ermita románica de Santa Maria, datada en el siglo XI. El conjunto monumental fue restaurado en el siglo XX, y desde entonces se ha convertido en un centro de atracción para excursionistas, amantes del patrimonio y peregrinos del silencio.

Las vistas desde la Tossa son sobrecogedoras: la cuenca del Anoia se abre al visitante en forma de un mosaico de campos, pueblos y bosques. En días despejados, incluso pueden verse los Pirineos al norte. 

Pasado y presente

La red de senderos que atraviesa el municipio permite descubrir, paso a paso, todos estos rincones. Además, el paisaje está salpicado de barracas de piedra seca, antiguos caminos de herradura y fuentes escondidas entre encinas y pinares. 

Pero Montbui no solo mira al pasado ni se ve solo desde lejos. Su dinamismo cultural se refleja en iniciativas como el Patronat de la Tossa o la Escola Municipal de Música. También en sus fiestas mayores, romerías y ferias artesanas que se celebran a lo largo del año. 

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Qué comer

La gastronomía local es sencilla pero sabrosa, con protagonismo de embutidos, pan de payés y productos de la huerta. Aún se elaboran dulces tradicionales como los "montbuiencs", y se celebra la matanza del cerdo en invierno como parte del calendario festivo. Una tradición que viene dada por su historia.

Si uno se remonta a los oriígenes de Santa Margarida debe viajar a la época ibérica y romana, dee las que se conservan vestigios arqueológicos encontrados en lugares como Ca l'Elvira o la zona de la Devesa. Sin embargo, es en la Edad Media cuando Montbui cobra especial importancia como centro de dominio feudal. 

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Cómo es Santa Margarida de Montbui

Documentado por primera vez en el año 936, el castell de Montbui fue sede de una baronía y más tarde de un condado vinculado a la casa de Cardona. En el siglo XVII, los condes de Plasencia establecieron su residencia aquí, y promovieron la construcción de iglesias, caminos y sistemas de riego que aún hoy siguen activos.

Por su parte, la iglesia parroquial de Santa Margarida, en el casco antiguo, también merece una visita. Su fachada barroca y su campanario octogonal son testigos del esplendor religioso de aquellos tiempos. Otro punto de interés es el antiguo molino de Cal Jepet, que funcionó durante siglos aprovechando las aguas del Anoia. 

Economía y turismo

La presencia de antiguas minas de lignito y térmicas abandonadas también recuerda la vinculación de Montbui con la revolución industrial, aunque sin perder nunca su esencia campesina. En cualquier caso, ahora ya no se vive de eso.

Santa Margarida de Montbui es atractiva por las actividades que propone a sus visitantes, SE puede practicar senderismo, BTT y observación de aves. La ruta de les Fonts, la pujada a la Tossa o el camí vell a Igualada son solo algunas de las propuestas para quienes deseen explorar el entorno natural sin prisas. La tranquilidad es uno de los mayores lujos que ofrece Montbui.

Cómo llegar

El pueblo se encuentra a menos de una hora en coche desde Barcelona. Basta con tomar la autovía A-2 en dirección a Igualada y tomar por la salida 554. Desde allí, se enlaza con la carretera C-37z que cruza el río Anoia y entra directamente en el municipio.

Desde Girona, se recomienda tomar la AP-7 hasta Martorell, enlazar con la A-2 hacia Igualada y seguir la misma ruta por la salida 554. En este caso el viaje es de unas 2 horas.