Fotomontaje María Lo y bodega

Fotomontaje María Lo y bodega CANVA

Gastronomía

El mejor aperitivo de Barcelona se come en esta bodega, según María Lo: "Los torreznos están muy de moda, pero esta tapa nada tiene que envidiarles"

El establecimiento es uno de los más míticos de la ciudad Condal y es ideal para ir a hacer el vermut

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María Lo, gaditana residente en Barcelona, se coronó ganadora de la décima edición de MasterChef España en 2022. De ascendencia china por parte de padre y andaluza por parte de madre, ha sabido combinar una técnica metódica heredada de sus raíces con una sensibilidad natural en la cocina. Por eso, su filosofía gira en torno a la autenticidad y al producto de calidad, ya que le apasionan los guisos tradicionales, la fermentación y la cocina ligada a las raíces personales y familiares.

Tras el programa, dio un paso decisivo hacia una carrera profesional más libre y creativa: se formó en el Basque Culinary Center, editó contenidos para redes y dirigió la serie Lo, centrada en recetas sencillas, productos de temporada y entornos naturales.

Además, en noviembre de 2024 publicó su libro Cocínalo. Recetas con sabor y alma, que refuerza su apuesta por una cocina cuidada, pero sin sacrificar la cercanía ni el disfrute cotidiano.

El mejor sitio para tomar el aperitivo

María Lo recomienda un sitio excepcional, en Barcelona, para tomar el aperitivo: Bodega Carol. Así lo expresó en una entrevista a El País: "Aquí hay muchas bodegas --no he ido a todas, ojalá--, pero de ahí me llevo un buen amigo y me parece de lo más auténtico". De este lugar se queda con los rabitos de cerdo fritos: "Que sí, que los torreznos están muy de moda, pero los rabitos de cerdo no tienen nada que envidiarles".

La Bodega Carol, ubicada en el corazón del barrio de El Clot, es una de esas tabernas históricas que ha logrado conservar su esencia desde 1927, con una mezcla equilibrada entre tradición y ambiente desenfadado.

Desde hace décadas, este local familiar --inaugurado originalmente como tienda de vinos y licores, con servicio interior añadido en los años 80 por Lola y Manolo-- ha sabido mantener su alma intacta. Actualmente, bajo la gestión de Alberto y Shawn (antiguos impulsores de Montferry), la Bodega brilla de nuevo sin renunciar a sus botas de vino y a su colección de miles de llaveros que cuelgan del techo, símbolo de su identidad ursina y auténtica.

Bodega Carol

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Gastronomía de la bodega

En su interior se respira un aire castizo y animado. La barra de madera, las tinas reconvertidas en mesas y los barriles antiguos destacan entre el mobiliario; todo un vestigio de los bares de barrio de toda la vida. El ambiente está lleno de clientes locales de diversas edades, buena música (rock, rumbas) y una máquina recreativa que remata su espíritu ecléctico.

La oferta gastronómica se centra en el vintage gourmet: tapas poderosas como torreznos de Soria, chicharrones de Cádiz, carne mechá, embutidos ibéricos, morcilla de hígado, callos, croquetas creativas (calçotada, sobrasada con miel, botifarra con manzana) y una coca de llardons, que pone el broche dulce.

Se acompaña de vermut casero servido de grifo, vinos a barril y cervezas populares: una combinación de sabores de temporada y calidad seleccionada que evita la simpleza del picoteo low‑cost.

Rabitos de cerdo

El rabo de cerdo es la cola del animal, una pieza con proporción notable de cartílago, piel y algo de carne, muy valorada en la cocina tradicional española. En términos culinarios, cuando se habla de 'rabitos de cerdo fritos' o 'rabo de cerdo frito', se trata de esta misma parte, que se prepara cortada en trozos pequeños: primero cocida, hasta que esté tierna, y luego frita a fuego fuerte logrando un exterior crujiente y un interior jugoso.

Se utilizan mucho como tapa en bares, especialmente, en regiones como Albacete o Sevilla, donde sorprenden por su sabor contundente. El método más apreciado consta de hervirlos entre 15 y 20 minutos, secarlos y freírlos en aceite caliente durante unos 10 minutos, hasta que el exterior se dore y la textura sea crujiente, mientras que el interior se mantiene meloso.

Así, cuando pides los rabitos en la Bodega Carol, estás disfrutando de un producto de casquería, perfectamente perfecto para el vermut.