Este pueblo de Barcelona esconde numerosas termas públicas, Caldes d'Estrac

Este pueblo de Barcelona esconde numerosas termas públicas, Caldes d'Estrac ENCICLOPÈDIA CATALANA

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No es Caldes de Montbui: este pueblo de Barcelona esconde unas termas públicas de origen romano

Desde el siglo I d.C. este imperio italiano explotaró las aguas termales subterráneas

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Caldes de Malavella, Caldes de Montbuí, Caldes de Boí… por entornos termales en Cataluña no será. Tal vez no son espectaculares, pero algunas conservan las ruinas de esos grandes edificios romanos que les precedieron.

Uno de estos espacios se encuentra a menos de media hora de Barcelona y su nombre lo dice todo. Los hay que lo llaman Caldetes, su nombre oficial es Caldes d’Estrac.

Desde hace 20 siglos, el pueblo ha vivido bajo el influjo de un tesoro subterráneo: aguas termales que brotan a 38 grados y que han sido utilizadas incluso por los romanos. Era el siglo I d.C., cuando el Imperio nombraba a esta tierra Aquae Calidae, en referencia directa a sus manantiales naturales. 

Esta denominación ya indica el papel central que jugaban estas termas en el entorno y en la vida del asentamiento. Era un lugar para la higiene, sí, pero, como siempre pasaba en las termas romanas, servían también de punto de encuentro, sanación, negocios y vida social. 

Unas termas para la burguesía

Tampoco pasaron desapercibidas las termas durante la ocupación árabe, que siguió explotando estos recursos naturales. Ya, a lo largo de la Edad Media, las aguas fueron protegidas y canalizadas a través de una galería subterránea que, de forma casi milagrosa, mantiene hasta hoy la temperatura constante a 38 °C.

Aunque el verdadero impulso termal de Caldes d’Estrac llegó en el siglo XIX. Fue entonces cuando el municipio se convirtió en uno de los destinos de moda entre la burguesía catalana, algo que se evidencia en las enormes casas y mansiones que hay allí.

Vistas de Caldes d'Estrac

Vistas de Caldes d'Estrac AYUNTAMIENTO DE CALDES D'ESTRAC

Caldetes fue conocido durante muchos años como uno de los pueblos más pijos del Maresme. Basta darse una vuelta por el paseo marítimo para fascinarse por las enormes casas con vistas al mar que se erigen ostentosas. Y todo, por el atractivo de unas aguas calientes, como le llamaron los romanos.

Su importante es tal que todavía existen baños públicos termales en el centro del pueblo, justo al lado de la actual plaza de la Vila, consolidó su fama. Estas termas, construidas en 1820 y modernizados en diferentes fases, son actualmente los únicos balnearios públicos de titularidad municipal de toda Cataluña. 

Las únicas termas públicas de Cataluña

A diferencia de los baños de Caldes de Malavella, Montbui o La Garriga, gestionados por operadores privados, los de Caldetes pertenecen al Ayuntamiento y son accesibles con tarifas populares. No son tan lujosos como los otros, no, pero el edificio actual conserva una atmósfera íntima, con salas abovedadas, bañeras individuales, duchas y una zona de hidromasaje alimentada directamente desde la galería termal.

Aún hoy, el centro termal ofrece sesiones de hidroterapia, envolturas, masajes y circuitos de relajación adaptados a las necesidades contemporáneas. Y todo en un espacio público de épocas pretéritas.

Sin embargo, el encanto de Caldes d’Estrac no se agota en sus termas. El pueblo conserva un más que interesante patrimonio arquitectónico fruto del esplendor decimonónico. 

Más allá de las termas: qué tiene Caldes d'Estrac

Uno de sus emblemas es el Passeig dels Anglesos, una avenida marítima jalonada por villas de verano de estilo modernista y noucentista. La calle recibe su nombre de los comerciantes británicos que, fascinados por la luz del Maresme, construyeron aquí sus casas a finales del siglo XIX.

Otro rincón con historia es la Capilla del Carme, construida entre 1868 y 1882 gracias al mecenazgo de Elvira Gibert de Pi y su padre, Manuel Gibert, presidente en aquel momento de la compañía ferroviaria. Su cúpula rojiza, visible desde distintos puntos del municipio, le da un carácter singular y se ha convertido en uno de los perfiles más reconocibles del pueblo.

Cómo llegar

Para visitar Caldes d’Estrac basta con tomar la línea R1 de Rodalies, que conecta directamente Barcelona. El trayecto dura aproximadamente 50 minutos.

Si se opta por ir en coche, se puede llegar fácilmente desde Barcelona en unos 40 minutos por la carretera C-32 en dirección Mataró. La salida 108 permite acceder directamente al municipio, que dispone de varias zonas de aparcamiento cercanas al centro y a la playa.