lglesia de Penelles

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Viajes

El pueblo de 400 habitantes con más arte de Cataluña: pocos saben de su existencia

Este pequeño municipio de Lleida atrae cada año a más de 50.000 personas gracias a su iniciativa

4 octubre, 2024 17:18

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Por mucho que se hable de los pueblos con encanto de Cataluña, muchos de ellos han caído en el olvido, se han despoblado forman parte de aquello que se vino a llamar la "Cataluña vaciada". Este nombre agrupa a aquellos pequeños municipios que, debido a la falta de oportunidades laborales, la migración hacia las grandes ciudades y la modernización del campo, han visto cómo sus habitantes se reducían drásticamente con el paso del tiempo. 

Estos pueblos, llenos de historia, tradición y belleza, han quedado en muchos casos al borde del abandono. Sin embargo, algunos de ellos han sabido encontrar una nueva vida, reinventándose y aprovechando los recursos a su alcance para ofrecer una alternativa atractiva tanto para sus propios habitantes como para el visitante.

Qué pueblo es

Uno de los pueblos que ha sabido reinventarse para no caer en el olvido es Penelles, es un municipio de poco más de 400 habitantes, ubicado en la provincia de Lleida. Este pequeño municipio, que podría haber seguido el destino de tantos otros pueblos rurales, ha logrado hacerse un hueco en el mapa cultural de Cataluña gracias al arte urbano.

Sí, los graffitis, el arte hecho con spray no es propiedad sólo de las grandes ciudades. Prueba de ello es una iniciativa que ha revolucionado a esta localidad y su futuro: el festival GarGar de murales y arte rural. 

Un festival contra la despoblación

Mientras muchos pueblos luchan por no desaparecer y otros optan por el turismo rural tradicional, organizar rutas históricas, Penelles ha apostado por una forma muy particular de turismo: el cultural.

El festival GarGar comenzó en 2016 con un objetivo claro: revitalizar el pueblo, atraer visitantes y fomentar el orgullo entre los propios vecinos. Lo que empezó como un proyecto artístico local ha terminado convirtiéndose en un fenómeno global.

Cuánta gente lo visita

En ese primer año, varios artistas locales e internacionales fueron invitados a pintar las fachadas y muros de Penelles, creando obras que rápidamente captaron la atención no solo de los habitantes del pueblo, sino de un público mucho más amplio. El éxito fue tal que en 2019, durante la fecha del festival atrajeron a más de 12.000 personas. Pueden parecer pocas, pero son cerca de 30 veces más la población del lugar.

Pero lo que pasa en festival no se queda en el festival, sino en sus calles, por lo que a lo largo del año, los curiosos y amantes del arte urbano se pueden pasar por el pueblo. Y lo hacen. El Ayuntamiento calcula que a lo largo del año pasan por allí a 50.000 visitantes atraídos por sus murales.

Atractivo para artistas

A ese se le suma la popularidad del evento a nivel profesional. En la actualidad, el festival recibe más de 300 solicitudes anuales de artistas de todo el mundo, deseosos de dejar su marca en este pequeño rincón de Lleida. Un éxito que poco esperaban.

Penelles demuestra que el arte de los grafitis, históricamente asociado a las grandes urbes, puede ser una herramienta de transformación rural y una manera de dinamizar la cultura del pueblo. Eso sin contar con el aliciente único de descubrir las posibilidades de vivir en este entorno. 

Gracias al GarGar la experiencia de caminar por Penelles se ha transformado por completo. Lo que antes era un pequeño pueblo más del interior de Cataluña es ahora un auténtico museo al aire libre, donde las obras de arte sorprenden en cada rincón. 

Quién va

El municipio cuenta ya con más de 112 murales distribuidos por todo el pueblo. El visitante que se acerca puede trazar un recorrido de aproximadamente una hora, admirando las creaciones de artistas como Alicia, Aéro, Rocket01 & Faunagraphic, entre otros y a su vez ver cómo se conecta y fusiona con la vida del lugar. 

Además, los murales son de todo tipo: desde pequeñas intervenciones que juegan con las texturas de las paredes, hasta gigantescos frescos que cubren edificios enteros y que dejan boquiabierto a quien los contempla. Cada una de estas obras tiene su propio significado y, en muchos casos, están profundamente arraigadas en la vida del pueblo.

Integración vecinal

Algunos de los retratos son de personas reales de Penelles, como es el caso de Joan Mata, conocido como «Tato», una figura muy querida en el municipio. Su rostro quedó inmortalizado en uno de los murales más emotivos del pueblo, lo que demuestra cómo el arte urbano puede servir no solo para embellecer, sino también para recordar y rendir homenaje a aquellos que han dejado huella en la comunidad.

Uno de los grandes aciertos de Penelles ha sido integrar a los propios vecinos en este proceso de transformación. El proyecto no solo ha embellecido las calles y plazas del pueblo, sino que ha implicado a sus habitantes, quienes ven cómo su hogar se ha convertido en un referente turístico y cultural. Hasta la mismísima Pilarín Bayés, creadora de las Tres Bessones, se ha pasado por allí a dibujar a sus entrañables personajes.

Impacto económico

Y para los políticos que dicen que el arte y la cultura no sirven de nada, he aquí un dato que seguro que les va a interesar. El impacto económico y social de este proyecto es innegable. El gasto que dejan allí los visitantes son un estímulo para el comercio y la economía local.

El arte ha sido la clave para que Penelles pase de ser un pueblo ignorado a convertirse en un destino imprescindible para los amantes del arte urbano y la cultura contemporánea. Los visitantes no solo vienen a admirar los murales, sino que también disfrutan de la gastronomía local, los productos artesanales y la tranquilidad que ofrece este entorno natural.

El ejemplo de Penelles

El ejemplo de Penelles es un claro reflejo de cómo, a través de la creatividad y la innovación, es posible revitalizar pueblos que de otro modo quedarían en el olvido. Y no sólo eso, demostrar que el turismo rural, no es sólo pasear por montes y prados, sino que en estos pequeños municipios también hay cultura.

¡Ah! Y para los que se pregunten el por qué del nombre del festival, aclarar que el término  GarGar es la onomatopeya del canto de la perdiz garriga, un pájaro que anida en la sierra de Bellmunt-Almenara, donde está Penelles, y que está en peligro de extinción.

Cómo llegar

Para llegar a Penelles en coche desde Barcelona, se debe tomar la autopista AP-2 en dirección a Lleida. Tras recorrer aproximadamente 100 kilómetros, se debe tomar la salida 504 hacia la carretera C-53 en dirección a Tàrrega. Posteriormente, se continúa por esta vía hasta enlazar con la carretera LV-3025, que conduce directamente al municipio de Penelles.

El trayecto tiene una duración aproximada de una hora y media, dependiendo del tráfico, y recorre paisajes característicos de la provincia de Lleida, ofreciendo vistas del entorno rural catalán.