El lado desconocido de Dalí: su cameo en un videoclip de flamenco en el centro de Barcelona
El artista catalán tuvo el papel clave en una pieza musical que causa sensación en redes sociales
3 octubre, 2024 19:01Dalí es el genio surrealista por excelencia. Sus cuadros, sus performances, sus apariciones televisivas y hasta sus colaboraciones con Buñuel, Disney y Hitchcock han pasado a la historia.
El gran masturbador, La persistencia de la memoria, el Retrato de Mae West que puede utilizarse como apartamento surrealista, su misma casa de Portlligat, el mundo onírico de la película Recuerda, son sólo algunas de las obras más conocidas. ¿Pero qué no lo es de Dalí? Se sabe todo de él. De su obra y de su vida personal, su relación con Gala, su discusión con Buñuel… poco parece quedar oculto.
En cambio, hay una obra, una performance, una aparición que pasa muy desapercibida. No se trata de una creación propia, sino de una pieza que realizaron por él, pero en la que el catalán intervenía. No era el protagonista, pero rivalizaba por el papel principal.
La pieza en cuestión es un videoclip. Sí, además de cortos, esculturas y arquitectura, al artista catalán no le importó que el vídeo pudiera acabar con las estrellas de la radio, quiso probar qué era eso. Y lo hizo. Eso sí, a su manera y por una razón de peso.
Un vídeo con todos los ingredientes
Las imágenes de esta pieza se pueden rastrear por internet. De hecho, cada tanto hay alguien que lo sube a sus redes sociales y se convierte en un pequeño fenómeno. Y es que combina tres mundos que, de entrada, pueden parecer muy dispares, pero que la vida unió: el flamenco, el Ballet zoom, el surrealismo y El Molino de Barcelona.
Esta combinación tiene una explicación. Dalí aparece en el videoclip de la canción Es mi hombre de Maruja Garrido, pieza dirigida por Valerio Lazarov, el realizador de televisión que apostó por el zoom en los programas de televisión, dando pie a la creación del conocido Ballet Zoom.
Encuentros en Barcelona y París
¿Cómo llegó todo hasta este punto? Es una historia larga de explicar. Para empezar porque Maruja Garrido nunca quiso ser cantante. Fue casi por el contacto con el arte. Ella era hija de El niño de Levante. Luego formó el dúo Las Cartageneras con su hermana Carmen y, al llegar a Barcelona, actuó en Los Tarantos. Por allí pasaba Dalí y quedó prendado de su arte.
De hecho, cuando la artista murciana afincada en Barcelona fue llamada para actuar en el Olympia de París, le pidió al pintor catalán si la podía presentar al público, porque ella no sabía francés. Su respuesta: "Mira, yo sé seis idiomas y en todos se dicen las mismas tonterías. El arte no tiene fronteras". A pesar de todo, Dalí fue y la presentó. El show tuvo tanto éxito que estuvo en cartel un mes.
Una canción viral
Luego vino el hit Ese es mi hombre, una canción de 1970 que se lanzó también en Francia un año más tarde. Un éxito en el que Dalí también estuvo implicado. El genio surrealista, conocedor ya de cómo funcionaba el mundo del marketing, intervino para que el tema tuviera su propio videoclip. El director que tenía mente no fue otro que Valerio Lazarov.
Y así sucedió la unión. Gracias a eso salió un vídeo en el que aparece la cantante bailando y cantando en el Arc de Triomf de Barcelona, mientras “su hombre” de la canción, Dalí en el vídeo, la mira desde una silla. Antes hay un espectáculo de baile inspirado en el toreo grabado en una plaza de toros y, entre medio, unos bailes frente a la mítica sala de varietés del Paral·lel de Barcelona, El Molino, donde actuaron más adelante estrellas como Loles León, Bibiana Fernández, Merche Marc, La Maña y otras. Y para rematar, un helicóptero aterriza al lado del Arc de Triomf.
Símbolo de una época
Todo eso ha quedado en el pasado. Lo único que sobrevive es el monumento de Barcelona y la fachada de El Molino, que sobrevive a duras penas y con varios cierres de por medio. Bueno, eso y el vídeo.
Esta grabación en la que Dalí intervino para hacer destacar a su amiga es una creación que muchos ven desde lo bizarro, pero es un símbolo de una Cataluña donde todo parecía posible. En esos años 70s, cuando el franquismo vislumbraba su fin, se pudieron producir piezas como esta en la que se mezclaba y convivían el flamenco, el surrealismo y la revista.