Carles Puigdemont con su esposa Marcela Topor en el Parlament / EFE

Carles Puigdemont con su esposa Marcela Topor en el Parlament / EFE

Política

Puigdemont, contra las cuerdas por su dependencia de la Diputación

Arrinconado ante el cuerpo a cuerpo electoral entre ERC y PSC, el fugado teme que un ataque excesivo contra Illa rompa el pacto de JxCat con los socialistas en el ente donde trabaja su esposa

6 enero, 2021 00:00

La campaña electoral de Junts per Catalunya (JxCat) se complica cada vez más. Los estrategas de esta formación han apostado a una sola carta, la de la independencia unilateral, confiados en el liderazgo que un día tuvo Carles Puigdemont. Sin embargo, la pandemia ha cambiado muchas cosas, entre ellas el mainstream del discurso político. Especialmente desde que Salvador Illa sustituyó a Miquel Iceta como cabeza de lista de PSC-Units, formación que sube en las encuestas y que ha arrebatado al secesionismo la ilusión por la victoria.

Que la campaña se haya convertido en un cuerpo a cuerpo entre ERC y PSC no solo orilla los argumentos unidireccionales de JxCat, sino que coloca a Puigdemont contra las cuerdas. El motivo es doble.

Las diputaciones no se tocan

Fuentes soberanistas explican que los asesores de Puigdemont son conscientes de que la gestión del coronavirus va a estar muy presente en la campaña y que arremeter contra su rival identitario, Esquerra --al frente de la Consejería de Salud-- puede ser contraproducente, dado que JxCat sigue siendo partido de gobierno, presidido en su día por Quim Torra. Podría hacerlo contra Illa, que deja el Ministerio de Sanidad, pero “pasarse de la raya en las arremetidas contra los socialistas tiene un peligro, la ruptura del pacto entre JxCat y PSC en la Diputación de Barcelona”.

De la importancia que para los neoconvergentes tiene gobernar ese organismo supramunicipal da fe la llamada de atención que recibió, por parte de los suyos, Josep Costa, hombre afín a Puigdemont, cuando propuso la supresión de las diputaciones tras la imputación de Nuria Marín (PSC) en un supuesto caso de fraude en el Consejo Deportivo de L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona). Marín preside la Diputación en base a un acuerdo de gobierno con los neoconvergentes y, gracias a ello, la esposa de Puigdemont, Marcela Topor, dirige y presenta un programa semanal en la Xarxa Audiovisual Local (XAL)The Weekly Mag, por el que cobra 6.000 euros al mes.

 

 

Fragmento del programa de Marcela Topor, la esposa de Puigdemont, por el que cobra 6.000 euros mensuales / ESDIARIO.TV

Sustento económico

Este espacio semanal, que dura hora y media, se estrenó en abril de 2018, cuando la Diputación estaba presidida por los convergentes. En conversación con Crónica Global, antiguos responsables de la XAL confesaron que uno de los motivos de la alta remuneración de Topor eran los apuros económicos de la familia tras la fuga del expresidente.

A esta situación se añade la más que probable posibilidad de que Puigdemont, huido tras ser procesado en marzo de 2018, pierda la inmunidad como eurodiputado y se ejecute la euroorden que el juez Pablo Llarena reactivó tras la condena de los líderes independentistas por sedición y malversación. De ahí que el fugado haya decidido ser cabeza de lista el 14F, aunque de forma simbólica, siendo Laura Borràs la presidenciable efectiva. De esta manera, JxCat quiere aprovechar el pretendido tirón que todavía tiene el expresidente de la Generalitat huído. Pero las encuestas dicen lo contrario, la militancia de JxCat apenas llega a 5.000 personas y el activismo social se ha desinflado.

El pacto ERC-PSC

Además de esa dependencia de la Diputación, no es menor el temor de JxCat a que, finalmente, se produzca un pacto entre ERC y PSC. Ambas formaciones niegan rotundamente esta posibilidad, pero ahí entra en juego la exhibición de pureza independentista de Puigdemont y los suyos, esto es, la reivindicación del “mandato del 1-O”. En este caso, Junts jugaría la carta del comodín del plebiscito. De nuevo, ya que la legislatura finaliza sin haber implementado la república catalana y sin que Puigdemont aclare cómo piensa hacerlo.

Dicho de otra manera, maximalismo versus posibilismo. El que plantean el resto de contendientes del 14F.