La fintech Onze, que apoya el independentismo, reacciona ante Caixabank y su operación con Bankia

La fintech Onze, que apoya el independentismo, reacciona ante Caixabank y su operación con Bankia

Política

El independentismo más irredento insufla aire a su proyecto de banco catalán

La plataforma Unitat per la Independència está detrás de Onze, una fintech que ya ha interesado a Joan Canadell tras la operación de Caixabank con Bankia

13 septiembre, 2020 00:00

Escozor en el independentismo, cabreo por la operación de Caixabank con Bankia, que entiende como el último movimiento para que Cataluña pierda su poder financiero. Esa es la posición del separatismo más irredento, que lleva cerca de dos años intentando reformular una vía unilateral a la independencia, por encima de los partidos soberanistas. Son activistas que han dejado de creer en los partidos nominalmente a favor de la independencia y que quieren implementar la república a partir de los resultados del referéndum de octubre de 2017. 

 

En este escenario, el think tank Unitat per la Independència, creado en noviembre de 2018, es el que encarna esta vía más radical, y el que está detrás ahora del incipiente banco digital Onze con el objetivo de conseguir clientes individuales y empresas. Sus deseos soberanistas son tan evidentes que pensaron en un primer momento en llamar a la entidad Reserva Federal Catalana (RFC), emulando a la Reserva Federal de Estados Unidos.

Para no quedar bajo la jurisdicción del Banco de España, ha registrado Onze en el Reino Unido, en Londres, con la idea de buscar el paraguas directo del BCE, aunque el país pueda quedar fuera de forma definitiva de la Unión Europea con un Brexit brusco como amenaza ahora el primer ministro, Boris Johnson.

El interés de Canadell

El primer interesado en la fintech, que desea aprovechar el malestar por la operación de Caixabank en el movimiento independentista, es Joan Canadell, el presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, que mantiene un activismo poco propio de su responsabilidad empresarial, pero que cuenta con todo el apoyo del presidente de la Generalitat, Quim Torra.

Canadell, que no ha estado en el impulso del banco digital, ha señalado que se pondrá en contacto con sus fundadores para buscar sinergias, aunque quiere mostrarse prudente. La animadversión contra Caixabank, sin embargo, es algo compartido por todos los activistas independentistas desde que Isidro Fainé tomó la decisión, y con él centenares de empresas, de llevar la sede social fuera de Cataluña tras el referéndum ilegal del 1-O de 2017.

Ha habido en los últimos tiempos otros intentos para sacar adelante una fintech, como BNC10, que en el último año ha logrado unos 40.000 clientes, con la idea de tener una base de jóvenes que no se acercan ya a ninguna oficina de la banca tradicional. Pero, en el caso de Onze, se trata directamente de un componente ideológico, de luchar contra “la banca española”, como se señala en los foros y en las redes sociales que comparten el proyecto, con apoyos de todos los colectivos asociados, como Bombers per la República.

Contra Caixabank

El argumento que sirve como excusa de la entidad independentista que ha impulsado Onze lo sostienen algunos profesores e historiadores nacionalistas: Cataluña pierde su poder financiero, y la prueba final es esa operación de Caixabank, que supone una victoria del Estado. Lo ve así el historiador económico Francesc Cabana, cuñado de Jordi Pujol y fundador de Banca Catalana.

El hecho de que el Estado pueda quedarse con un 14% de la nueva entidad resultante, como máximo accionista ahora de Bankia, supone a juicio de Cabana que el Estado mandará, en perjuicio de Caixabank, con una cúpula en manos del “vasco”, Goirigolzarri, y de Górtazar. Esa es la mentalidad, que se añade a la de economistas independentistas como Xavier Sala Martín, que rechaza la operación porque cercena la competencia para el ciudadano y servirá sólo “para reducir costes”.

Pero la fintech Onze puede suponer también que el independentismo deje de lado otras entidades que han sido hasta ahora el refugio de parte de ese movimiento, como Caixa d’Enginyers o, en menor medida, la Caixa de Guissona, que se consideran las financieras catalanas que han aguantado todo el fervor “español” en contra del proceso independentista y que mantuvieron su sede en Cataluña tras el otoño revolucionario de 2017.

Caixa d’Enginyers, además, logró la atención de la izquierda española, y fue la entidad que facilitó el crédito a Pablo Iglesias y a Irene Montero para la compra del chalet en Galapagar.

El apoyo de los independentistas

El independentismo irredento se agarra ahora a todo tipo de iniciativas que supongan un cambio disruptivo, después de que los partidos secesionistas hayan mostrado sus grandes diferencias internas. Tras una Diada descafeinada y con objetivos diferentes entre Junts per Catalunya y ERC, la atención de entidades como Unitat per la Independència, con la complicidad de la ANC que preside Elisenda Paluzie, se centra en lograr instrumentos propios como una banca digital.

Los profesionales que la han impulsado, con una web con todos los detalles, siguen la estela de experiencias como la británica Monzo, u otras fintech europeas, como Starling Bank y Revolut. De hecho, y al margen del componente ideológico, las fusiones bancarias obedecen a la reducción de los márgenes financieros, provocados por los bajos tipos de interés, y ya no asustan al regulador, que, de hecho, las alienta –como ha defendido el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos-- porque no reduce la competencia, tras esa irrupción de las fintech y de otros proveedores de crédito que serán las grandes plataformas tecnológicas.

La advertencia de los empresarios

La intención de Onze es lograr una ficha bancaria y depender directamente del BCE, como permite la legislación a partir de 2017. De esa forma se puede operar desde cualquier país miembro de la UE. El problema para la entidad ahora es que el Reino Unido puede quedar fuera del club europeo con el Brexit, y esa ficha bancaria no se pueda conseguir.

Fuentes empresariales señalan que el independentismo debería dejar ya de “jugar con fuego” y de mantener proyectos que no tienen recorrido. Foment se ha enfrentado, sin ambigüedades, a la Cámara de Comercio de Barcelona, con Joan Canadell al frente, que busca cualquier resquicio para arremeter contra el “Estado español” y que está apoyada por el Govern de la Generalitat. El Ejecutivo catalán, de hecho, acaba de aprobar una subvención de 2,5 millones de euros para las cámaras de comercio, mientras que el secesionismo irredento juega con lograr una “banca propia”. Las mismas fuentes insisten en que "o cambia la dinámica, o con el independentismo, incapaz de asumir la realidad, la decadencia de Cataluña se acelerará".

Una competencia real para la banca tradicional

Y es que la operación de Caixabank con Bankia ha supuesto un duro golpe para el soberanismo, porque se trata de una “lección de Estado” que constata la realidad de los nuevos tiempos con una entidad resultante que será la primera del sistema financiero español, y que tendrá dos sedes operativas, en Madrid y Barcelona, con la sede social en Valencia, en una muestra de equilibrio territorial que cohesiona el Estado.

A pesar de ello, las fintech están en plena ebullición en toda Europea y en el mundo, y pueden suponer una competencia seria para la banca tradicional, más allá de los proyectos ideológicos.