Logo de Caixabank junto a la sede del banco en Madrid / EP

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Business

La fusión Caixabank-Bankia, "una lección de Estado" al independentismo

Los expertos señalan que la operación ha dejado a la Generalitat en un segundo término, que ahora comprueba el valor del “mercado nacional”

7 septiembre, 2020 00:00

Una bofetada mayúscula, una lección, un acto de “pedagogía”. La operación de fusión entre Caixabank y Bankia deja al independentismo en fuera de juego, pero va más allá de ello, y es que la propia institución de la Generalitat no ha participado. Se ha llevado a cabo, de hecho, sin la Generalitat, algo “absolutamente impensable en otros momentos, y con otros gestores”, según altos cargos de la anterior Administración catalana, que, además, mantenían una buena conexión con Isidro Fainé, presidente de la Fundación Bancaria La Caixa y alma de Caixabank. Todo ha cambiado. Ahora se ha llevado a cabo una “operación de Estado”, según los expertos consultados, que orilla al independentismo y que puede suponer un nuevo intento, además de la importancia desde el ámbito económico, de reequilibrar políticamente el territorio.

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Las reacciones en contra de la fusión, por parte de insignes independentistas, muestran el contratiempo causado. Si el presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, el activista independentista Joan Canadell, ha señalado que se trata de “concentración de poder” y de “alejamiento de los orígenes catalanes para siempre” de La Caixa por parte de Caixabank, el economista Xavier Sala Martín lamenta la “pérdida de competencia”, con la idea de que será fatal para los propios ciudadanos. Pero la operación puede fructificar con un Gobierno socialista en la Moncloa, y tras un intento fallido con la crisis de 2008 en el que Caixabank buscó esa fusión con Caja Madrid, pero se encontró con la oposición de Rodrigo Rato, entonces presidente de la entidad, pese al visto bueno del ministro de Economía de aquel momento, Luis de Guindos, bajo el Ejecutivo del PP de Mariano Rajoy.

Isidre Fainé, presidente de la Fundación Bancaria “la Caixa” / EP

Isidre Fainé, presidente de la Fundación Bancaria “la Caixa” / EP

Un triángulo con tres ciudades

Y el triángulo que se dibuja ahora puede ser determinante para una mayor cohesión del Estado, con la primera entidad financiera de España –Caixabank y Bankia— repartida entre Madrid, Barcelona y Valencia, donde se encuentra la sede social de los dos bancos.

Ignacio Molina, investigador principal en el Real Instituto Elcano, que ha elaborado diversos informes en los últimos años sobre el proceso independentista y su incardinación en el entorno europeo, tiene claro que se ha dado una primera lección contundente al independentismo: “Muestra la resistencia e importancia de los mercados nacionales en Europa, al margen del mercado único. Creo que se trata de una pedagogía para los independentistas que minusvaloran el mercado interior español y las dinámicas de la economía en torno a los estados, pese a la UE y a la globalización”.

 

 

CaixaBank y Bankia quieren ultimada su fusión antes de fin de año / EP

Mercados nacionales

Esa es una primera idea, sobre cómo todavía esos mercados nacionales importan, y cómo se pueden establecer estrategias comunes entre actores del mismo estado, para reforzarse ante terceros. El país que lo tiene más claro en Europa es Francia, que anima a la constitución de “campeones nacionales”, y cuyo último episodio es la oferta de Veolia por el grupo Suez.

Ramon Tremosa, eurodiputado convergente, junto a Elio Di Rupo, exprimer ministro belga / TWITTER

Ramon Tremosa, eurodiputado convergente, junto a Elio Di Rupo, exprimer ministro belga / TWITTER

Pero existe una dinámica política que la operación financiera de Bankia y Caixabank también demuestra. El independentismo no ha dejado de pedir, desde que se conoció la intención de las dos entidades –en la noche del pasado jueves—, que la entidad resultante tenga la sede en Barcelona. Fue, precisamente, Isidro Fainé quien tuvo claro, en el octubre caliente de 2017, que era preciso trasladar la sede social a otra ciudad, que acabó siendo Valencia, con la sede de la Fundación Bancaria, máximo accionista de Caixabank, en Mallorca. Y Bankia tiene también su cuartel general en la capital del Turia.

Todo el Estado a favor

¿Cambiará ahora? El independentismo reconoce la importancia de contar con la entidad resultante, pese a que lanzó duros reproches a Fainé por el traslado a Valencia. Molina considera que sería una buena noticia que se mantenga en Valencia, mientras que la operativa se pueda repartir, como ya ocurre, entre Madrid y Barcelona. Eso es equilibrio territorial, y cohesiona al Estado, con un vínculo todavía más claro entre Caixabank y la Administración. Y con un Gobierno socialista, el de Pedro Sánchez, que se reclama como defensor de ese reequilibrio territorial, con la ayuda del PSC, que trata de darle la vuelta en Cataluña al peso institucional del independentismo.

Esa óptica territorial la refuerza el economista José Carlos Díez: “La prioridad es bancaria y empresarial. Pero también sirve para normalizar lo territorial”, ante el pasmo del Govern de Quim Torra y del expresidente Carles Puigdemont, que sigue fuera de España, en Bruselas. Molina añade que se dan diversas circunstancias, muy alejadas de lo que pasó durante la crisis de 2008, y con los gobiernos del PP, a partir de finales de 2011. “La operación de fusión de Bankia y Caixabank la defienden el Gobierno --Bankia está en manos públicas--; el PP, el Banco de España y el Banco Central Europeo, tras las palabras de Luis de Guindos, en las que alentaba acercamientos bancarios de ese tipo, y, en cambio, la critica la Generalitat”. Con eso, “está todo dicho”.

El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, durante la charla de banca de la CEOE / EP

El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, durante la charla de banca de la CEOE / EP

¿A quién beneficia?

Hay reservas, claro. El economista Gonzalo Bernardos ve en la operación una forma de parar un declive bancario: “En los negocios en declive, las fusiones son casi siempre defensivas y esta también lo es. Juntos van a aguantar mejor el chaparrón que va a venir en los próximos meses. Los grandes beneficiados son los accionistas y los grandes damnificados, los empleados. Los primeros, porque el beneficio aumentará y la cotización bursátil subirá. Los segundos, porque muchos de ellos perderán la ocupación”. Pero se trata de un análisis sobre la naturaleza económica de la fusión y de sus repercusiones.

Bernardos no duda, en cambio, de la operación de Estado que está en marcha, después de considerar qué hay en juego: “Es la primera fusión de las muchas que vendrán. Y por eso suben mucho todas las entidades en la bolsa. Ha sido más fácil que las otras, porque la decisión la toma el Estado, que es el principal accionista en Bankia, con un 62% del capital. Los ejecutivos del banco público han tenido poco que decir y objetar, en contra de lo que hubieran hecho si fuera uno privado”. No obstante, “por eso mismo es una operación de Estado, una operación en la que el PSOE deja muy claro que beneficia a Cataluña, pues el gran denominador de la fusión será La Caixa, ya sea a nivel accionarial (aproximadamente el 30%), como de los ejecutivos al mando”.

Negocio bancario en el siglo XXI

Una decisión que puede mejorar dos grandes retos: el económico, con una fortaleza bancaria en tiempos de pandemia del Covid, y el político, para dejar en evidencia al independentismo, que se ha dado de bruces “con el Estado”, como insiste en recordar Molina.

José Carlos Díez tiene clara la dimensión económica: “En 2012, el intento de fusión habría puesto en peligro la solvencia de La Caixa. Hoy Bankia es una entidad saneada y rentable. El reto es que la nueva entidad se digitalice para seguir liderando el negocio bancario en el siglo XXI”. Y eso es lo que cuenta, con Valencia como sede social, y Madrid y Barcelona como centros financieros. ¿Cuál será ahora el paso del independentismo ante esa realidad?