Espejo: "Llamar fascista a Ciudadanos no es independentismo pacífico"
El vicepresidente segundo del Parlament cree que los mensajes de Puigdemont demuestran que el separatismo “sabe que no tiene salida, pero no se lo quiere decir a la ciudadanía”
2 febrero, 2018 00:00Fue testigo directo de las convulsas reuniones de la Mesa del Parlament durante los días 6 y 7 de septiembre, cuando se aprobaron las leyes de ruptura. Abogado especializado en derecho bancario y militante de Ciudadanos desde su fundación en 2006, José María Espejo-Saavedra (Madrid, 1976) repite como vicepresidente primero en ese órgano de gobierno de la Cámara catalana.
—Pregunta. ¿Qué supone para un jurista ver cómo la Mesa del Parlament ignora a sus letrados y al Consejo de Garantías Estatutarias?
—Respuesta. Es algo muy sorprendente que una institución pública no haga caso de sus propios servicios jurídicos o de los informes de otra institución que está precisamente para dictaminar lo que se tiene que hacer en un determinado supuesto. Pero lo que resultó absolutamente escandaloso en la anterior legislatura es que no se dejara hablar a los letrados. Incluso se les calló expresamente en algunas ocasiones y cuando hablaron, se les ignoró.
Espejo-Saavedra en la entrevista con Crónica Global / CG
—Pero la ciudadanía vuelve a votar a esos partidos que se creen por encima de la ley…
—Es un trabajo de muchos años. Los independentistas, por desgracia, han sabido dominar los medios de comunicación públicos y también privados, subvencionándolos en muchos casos. Han controlado la educación pública, donde claramente ha habido casos de adoctrinamiento. Eso genera una opinión pública favorable a las tesis de quien ha gobernado tantos años defendiendo esos postulados, que vienen a decir que si una supuesta mayoría de la ciudadanía quiere hacer algo no hay nada más que decir. Y punto. Afirman que las normas están por debajo de una voluntad mayoritaria, que ni siquiera lo es. Eso es contrario a los principios básicos de los estados de derecho de las democracias actuales. Se ha pervertido ese concepto, se ha enseñado y se ha comunicado con gran éxito por parte de los independentistas.
Yo he visto al señor Torrent aplaudir todo lo que hacía Forcadell y parece extraño que ahora se vuelva dialogante. Ha estado en las manifestaciones ante la Conselleria de Economía, ha participado en la estrategia del independentismo de la anterior legislatura
—¿En qué situación estamos ahora? ¿Las cosas pueden cambiar con el nuevo presidente del Parlament, Roger Torrent?
—Yo he visto al señor Torrent aplaudir todo lo que hacía la señora Carme Forcadell (anterior presidenta del Parlament) y parece extraño que ahora se vuelva una persona dialogante. Ha estado en las manifestaciones ante la conselleria de Economía, ha participado en la estrategia del independentismo de la anterior legislatura. Y nosotros ya avisamos de que si gobernaban los mismos volverían a hacer lo mismo. De momento, el señor Torrent ha propuesto como candidato a la presidencia de la Generalitat a Carles Puigdemont, una persona huida de la justicia que está dejando en ridículo a Cataluña. El señor Torrent y ERC están colaborando con la estrategia de Puigdemont.
—¿No cree entonces que en las razones de Torrent pese la pugna entre ERC y Junts per Catalunya?
—Posiblemente haya una pugna, pero, de momento, el señor Torrent colabora para que Puigdemont sea candidato. ERC ha dicho que sigue siendo su candidato. Veremos lo que sucede, lo que pasa es que las peleas internas provocan una parálisis institucional en Cataluña que dura desde el verano pasado y en la que dejamos de hablar de lo que de verdad importa a los ciudadanos, de la sanidad, de la educación, de las infraestructuras. Perdemos tiempo y oportunidades. Se van empresas y se está fracturando la sociedad.
—Se corre el riesgo de que la gente piense que no pasa nada por no tener un gobierno…
—La gente empieza a notar los efectos, no tanto de que no haya un gobierno, sino de que hay un desgobierno, una situación de inestabilidad. No es lo mismo la situación vivida en el ámbito nacional, donde tuvimos un gobierno en funciones durante mucho tiempo en ese impás electoral entre 2015 y 2016. Aquí tenemos un exgobierno acusado de gravísimos delitos y personas en situación de prisión provisional, que no renuncian a hacer de Cataluña una república independiente. Eso es lo que genera inestabilidad, fuga de empresas, fractura social y un problema para todos los catalanes.
Que el partido ganador de las elecciones tenga que salir escoltado dice mucho de cómo está la sociedad catalana
—Usted, junto a otros miembros del grupo parlamentario de Ciudadanos, fue insultado el martes a la salida del Parlament por los manifestantes que criticaban el aplazamiento de la investidura de Puigdemont. ¿Esa es una evidencia de la fractura social?
—Es evidente. Que los representantes de más de un millón de catalanes, del partido que ganó las elecciones del 21D, no lo olvidemos, se vean insultados gravemente y vilipendiados a la salida de un Parlamento, y que tengan que salir escoltados, dice mucho de cómo está la sociedad en Cataluña. Me hace gracia cuando se dice que el independentismo es un movimiento pacífico. No niego que la mayoría lo sea, pero quienes el otro día me llamaron facha y fascista, evidentemente no eran pacíficos. No se puede criminalizar a todo el movimiento, pero allí había gente que no era pacífica.
Espejo-Saavedra en su despacho / CG
—¿Junts per Catalunya y la CUP jalearon esos incidentes?
—No lo sé, pero está claro que la CUP salió a dar apoyo a los manifestantes.
La pasada legislatura tuvo momentos de tensión porque pasó lo que pasó los días 6 y 7 de septiembre, cuando se pisotearon los derechos de los diputados y las normas parlamentarias, y eso enrarece mucho las relaciones personales
—¿Cómo es el día a día en la Mesa del Parlament? ¿Hay tensión o resignación ante el rodillo independentista?
—En esta legislatura solo hemos celebrado tres reuniones, en las que no se han tenido que tomar decisiones polémica, salvo la de las delegaciones de voto, que fue el primer punto de fricción entre los representantes separatistas y quienes no lo somos. Hay discusión y se intenta llevar por cauces serenos. Ahora bien, la pasada legislatura sí tuvo momentos de tensión porque pasó lo que pasó los días 6 y 7 de septiembre (aprobación de las leyes del referéndum y de transitoriedad) cuando se pisotearon los derechos de los diputados y todas las normas parlamentarias, y eso enrarece mucho las relaciones personales. Todo ello supuso responsabilidades penales para los miembros de la Mesa. Espero que los que están ahora no lleguen a este punto. Creo que Torrent no va por el buen camino y los miembros de Junts per Catalunya que hay en la Mesa tampoco. Vamos a ver.
—¿Qué le parecen los mensajes de rendición de Puigdemont? ¿Cree que se debieron divulgar?
—Sobre la divulgación, hay jurisprudencia diversa, una antepone el derecho a la información y otra el derecho a la intimidad. Es un debate interesante, pero lo que ponen de manifiesto esos mensajes es que el independentismo se ha dado cuenta de que ha llegado a un callejón sin salida, pero todavía no se lo quieren decir a la ciudadanía. Me parece un engaño.
—¿Augura elecciones?
—Es una posibilidad real que no debemos desdeñar, pero no lo sé. Quizá encuentren a otro candidato.
—¿Sería deseable?
—Mejor que un gobierno con un presidente huido de la justicia, seguramente. Vamos a ver cómo se desarrollan los acontecimientos.