Las lecciones de ‘Estado’ de Álvarez Junco
El historiador constata en el Congreso que España se constituyó primero como Estado, y la construcción de la nación vino después, nunca del todo conseguida
2 febrero, 2018 00:00Mariano Rajoy frente al problema catalán: “España es una gran nación con más de 500 años de historia, la más antigua de Europa”. Falso. El historiador José Álvarez Junco, una autoridad académica –aunque son tiempos de horizontalidad democrática en los que se rechaza a los expertos—, se carga esa aseveración. España como nación se levantó a lo largo del siglo XIX, y, de hecho, nunca se acabó de conseguir. ¿Por qué? Porque “primero España fue un Estado, un imperio, y cuando quiso construir la nación, para lo que se necesita instrumentalmente un Estado, éste se desmoronaba”.
Son las lecciones de Estado de Álvarez Junco, que el autor de Mater Dolorosa, la idea de España en el siglo XIX (Taurus) expuso ante un grupo de diputados en la comisión para la evolución y modernización del Estado autonómico en el Congreso.
Modelo federal, ya
Flanqueado por Alicia Sánchez Camacho (PP) y José Enrique Serrano (PSOE), Álvarez Junco quiso ayudar a los posibles ponentes de una hipotética reforma de la Constitución que mejore todo lo alcanzado desde la transición. Sin un modelo claro por parte de nadie, con el freno de mano por parte de Mariano Rajoy, y sin propuestas precisas por parte del PSOE ni de Ciudadanos o de Podemos, el historiador se mostró cauto, pero reclamó que esa reforma consolide lo que ya apunta la Constitución: un modelo federal, que clarifique las competencias del gobierno central y de las autonomías, “fijando, por lo menos, las competencias mínimas del gobierno central, y dejando el resto a las autonomías, y fijando los recursos, algo que es fundamental”.
En el Congreso, los diputados asentían o mostraban rostros serios, que denotan la tensión del momento, desde el vasco Patxi López a la catalana Meritxell Batet.
¿España-nación? No existe
Lo que quiso reflejar Álvarez Junco es que todos deben ceder, que todos deben ser conscientes de la realidad, de cómo se ha llegado hasta aquí, dejando las categorías y los maximalismos a un lado, y asumiendo la historia de España. Y teniendo en cuenta, además, que las naciones no duran siempre, que antes que las naciones, lo que hay “son nacionalistas, que quieren dirigir un territorio”, y que España no es eterna, ni tampoco Cataluña. “Dentro de 3.000 años no existirá, ni Cataluña tampoco”.
En comparación con Inglaterra o Francia, la historia es similar, pero hay grandes diferencias. Son las monarquías más viejas de Europa, sí, pero no las naciones más viejas, como defiende Rajoy o los dirigentes del PP que han querido parar, con esos argumentos, los planes secesionistas de los dirigentes catalanes. España se constituyó como Estado con la unión de Castilla y Aragón, y, en el mismo momento, conformó un imperio con las conquistas de América. Pero no existía la nación española.
Tres banderas, dos himnos…
Es a lo largo del siglo XIX cuando, desde el Estado --esa es la fórmula que adoptan otros países como Inglaterra o Francia—, se quiere crear “españoles nacionales”, pero, ¿qué ocurrió? Que el desplome del imperio español "dejó un Estado débil, con un sistema fiscal que ya no servía, con una Administración que se debía inventar, y crear nación, y al mismo tiempo organizar un Estado, eso es muy difícil, por lo que no se acabó de conseguir”, aseguró Álvarez Junco, que recordó que a lo largo del siglo XIX, y del primer tercio del XX, España tuvo hasta tres banderas posibles, dos himnos y una idea de nación inacabada, que se refleja con el actual himno “sin letra, y ello no es una casualidad, es que no se sabe qué valores se podrían cantar que fueran comunes a todos”, y una fiesta nacional, el 2 de mayo, que sólo se celebra en Madrid.
Sin un sistema escolar que enseñara unos valores hasta el último pueblo, como sí ocurrió en Francia, con Napoleón --que sí logró crear la nación francesa--, sin un sistema militar, sin una organización de Estado, la nación española no se consolidó. “Cuando se deja la escuela a la orden católica, por ejemplo, lo que se hace es crear católicos, porque esa es su misión, no españoles”, señaló el historiador en la sesión de este pasado miércoles.
Compartir lenguas, más divertido
Los diputados preguntaron, y aquí el historiador se transformó en un posible reformador, tras insistir en que el problema central es que los independentistas catalanes no quieren moverse de ese objetivo de máximos. “Pero hay que ceder, hay que buscar los puntos de encuentro”. ¿Y cuáles son? Partiendo del concepto de "nacionalidades", que se recoge en la Constitución, y que para el académico se trata de "naciones culturales", el objetivo es que puedan tener una mayor proyección y representación.
Álvarez Junco mira a Canadá. Le parece un buen modelo. Un sistema federal, que ya se apuntó en la transición, con el Estado de las autonomías, pero que no se ha rematado. Desde el punto de vista cultural tiene claro que “se debe potenciar lo variado, lo multicultural y multilingüístico, porque también la vida es más divertida con lo variado, no?”. Y eso pasa por “una mayor presencia en la vida pública del castellano en Cataluña, pero también una presencia del catalán en la vida pública en el conjunto de España, donde se conozcan otras lenguas”. En la reforma de la Constitución posible --¿probable?—, el historiador insistió en que se debían fijar las competencias del Gobierno central y de las autonomías, y concretar los recursos para prestar los servicios, con una diferencia también entre los impuestos que son responsabilidad de cada Administración, para que los ciudadanos pidan cuentas y sepan lo que toca a cada gobierno. ¿Nadie va a hacer caso a Álvarez Junco?