Artadi, la candidata de la Moncloa
El Gobierno se resiste a impugnar el voto delegado de Puigdemont y Comín para allanar una investidura que evite elecciones ante el temor de un nuevo revolcón de Ciudadanos
3 mayo, 2018 00:00"El Gobierno tiene pánico a unas nuevas elecciones en Cataluña". Así lo aseguran fuentes parlamentarias en lo que parece la recta final hacia el desbloqueo catalán. La posibilidad de que Ciudadanos dé un nuevo revolcón a los populares, tal como sucedió el pasado 21D, está detrás de los llamamientos públicos a la formación de un gobierno estable en Cataluña.
En paralelo, los populares allanan el terreno a los independentistas. O así es como interpreta la oposición la resistencia de Mariano Rajoy a impugnar ante el Tribunal Constitucional (TC) el voto delegado de Carles Puigdemont y Toni Comín, dos dirigentes fugados que, según recuerda la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, “siguen cobrando su sueldo”. De ahí que critique las prerrogativas concedidas a los diputados de Junts per Catalunta y ERC, respectivamente.
El sábado
Ciudadanos ha anunciado que presentará un recurso de amparo ante el TC contra esa delegación de voto, pero, precisan, solo el recurso de inconstitucionalidad presentado por el Gobierno ante el alto tribunal podría suspender automáticamente ese voto a distancia.
¿Gesto de distensión por parte del Ejecutivo? Hay voces parlamentarias que apuntan en esa dirección, pero pesa más la versión que asegura que, una vez garantizada la mayoría parlamentaria de JxCat y ERC, ya no hay excusa para presentar un candidato viable. Vuelve a sonar con fuerza el nombre de Elsa Artadi, que cuenta con la máxima confianza de Puigdemont y que está libre de cargas judiciales. Este sábado está previsto que los nuevos convergentes celebren un cónclave en Berlín, donde se espera que el expresidente aclare si habrá un cuarto candidato.
La inmovilidad de ERC
En ERC ha hecho fortuna la idea de que “Artadi es la candidata de la Moncloa”. La que puede evitar nuevas elecciones, siendo ungida como presidenta temporal. Si Puigdemont reclama, gracias a la reforma de la ley de presidencia y del Govern, ese cargo a mitad de legislatura es algo que forma parte de los líos de los indepes.
Pero ni Rajoy ni ERC quieren elecciones. Los populares se arriesgan a que esos nuevos comicios, que se celebrarían el 15 de julio, apuntalen a Cs, mientras que los republicanos tendrían muy difícil recuperar posiciones a la contra de JxCat, que, por el contrario, conjetura desde hace meses, tal como publicó Crónica Global, que podría crecer 10 o 12 escaños gracias al tirón internacional y ciudadano de Puigdemont.
CUP y ANC, de la mano
Es precisamente esa perspectiva la que hace dudar al expresidente sobre la conveniencia de ir o no a elecciones. Es decir, si mantiene el pulso e intenta ser investido a distancia, algo que ha prohibido taxativamente el TC. Para la CUP sigue siendo su candidato legítimo, mientras que Artadi es vista como la heredera de la Convergència más conservadora, la discípula del consejero de Economía que aplicó los recortes más importantes de Europa en plena crisis, Andreu Mas-Colell. Los antisistema mantienen su abstención, la misma que otorgaron en la fallida investidura de Jordi Turull, a su juicio otro liberal que identifican con el pujolismo. Pero es difícil que los cupaires se decanten por el no a Artadi y voten al lado de PP, Cs o PSC.
La Assemblea Nacional Catalana (ANC) coincide con los antisistema en que el presidenciable debe ser Puigdemont y que, lo contrario, es hacerle el juego al Estado.
El motín de PDeCAT
Dentro de JxCat hay división entre quienes no quieren renunciar a su cabeza de lista y quienes se niegan a desobedecer al TC. A estas discrepancias se une el amago de cisma de PDeCAT, que rechaza la designación a dedo de un sucesor que no cuente con el plácet de los nuevos convergentes.
A pesar de esas pullas internas, nadie se atreverá a contradecir a Puigdemont, quien tiene la última palabra. Se mantiene, dentro del orden del día del pleno que comienza hoy, el debate y votación en lectura única de la reforma de la ley de presidencia, que cuenta con un contundente informe del Consejo de Garantías Estatutarias en contra. Los dictámenes de este órgano que controla el ajuste a la Constitución y el Estatut no son vinculantes, pero JxCat ha introducido modificaciones, vía enmienda, de su reforma que mantiene lo esencial: una nueva regulación a la medida de Puigdemont que avale “un telepresidente y un telegobierno”, según palabras de la portavoz del PSC, Eva Granados.