Me gusta / No me gusta... Laia Estrada
¿Quién es la candidata de la CUP al 12M? Andrea Rodés y Joaquín Romero comentan el perfil político de la cabeza de lista de los antisistema
8 mayo, 2024 00:00'Lo que me gusta de Laia Estrada', por Andrea Rodés
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Me gusta que Laia Estrada haya estudiado Ciencias Ambientales, estoy convencida de que es una política preocupada por la preservación de la naturaleza, el cambio climático y la sequía. En un breve vídeo-cuestionario con TV3, asegura que cierra el grifo cuando se lava los dientes, cuando se enjabona el pelo, que no hace bañeras, y que no pone ni el lavavajillas ni la lavadora hasta que están llenos.
Me gusta que sea feminista, y que entienda que la mejora de la situación de las mujeres pasa por encima de todo por reivindicar las condiciones materiales de vida de la mayoría de ellas: “Garantizar el derecho a la vivienda, sanidad y educación de calidad, reparto de trabajo y, por supuesto, de la riqueza”, afirmó en una entrevista con la revista L’Accent en septiembre de 2020.
Me gusta que en el cuestionario para TV3 se le escape una sonrisa victoriosa cuando reconoce que es su pareja quien realiza la mayoría de los trabajos en el hogar.
Estrada es madre de un niño de 2 años que a menudo aparece en su Instagram, para bien y para mal. Hay fotos enternecedoras, como la de Estrada disfrazada de bruja y su hijo vestido de rana. “Carnaval de brujas y ranas, o lo que convenga”, escribe. Otras, como la de su hijo en medio de una manifestación pro-Palestina, no me gustan tanto.
Me gusta que le preocupe mucho la sanidad pública, y que el pasado 12 de abril dedicase una publicación en su Instagram a recordar el Día de la Atención Primaria, “la puerta de entrada a nuestro sistema sanitario”. “Es un buen día para agradecer el trabajo a todas las trabajadoras (a los trabajadores hombres, misteriosamente, no los menciona) que nos atienden en nuestros CAP y reivindicar la necesidad de que tengan condiciones laborales dignas para que nos presten la atención que necesitamos”.
Me gusta que cuando en TV3 le preguntan con qué contrincante político se iría a comer, responde que con Puigdemont, y con cuál no se iría ni a la esquina de al lado, responde que con el señor Garriga, el candidato de Vox. Hubiera respondido lo mismo.
Me gusta que sea profesora de secundaria –los profesores suelen desarrollar la virtud de la paciencia y la escucha– y que tenga muy claro que quiere volver a su antiguo trabajo cuando termine la legislatura.
Me gusta que haya escrito un libro, Des de totes les trinxeres, a primera línia de foc (Lo Diable Gros, 2019), aunque, ni leyendo la sinopsis, haya logrado entender muy bien de qué va. Un resumen de ideas dirigidas a “transformar y gestionar de forma colectiva y revolucionaria, es decir, a cambiar las cosas en beneficio del cien por cien de la población de todas y cada una de las personas”.
'Lo que no me gusta de Laia Estrada', por Joaquín Romero
Lo más trascedente que ha hecho la Candidatura d'Unitat Popular (CUP) desde que tuvo presencia institucional ha sido enviar a la papelera de la historia a Artur Mas, según la jerga de la organización antisistema, e impulsar a Carles Puigdemont a la más alta magistratura de Cataluña.
Diría sin miedo a equivocarme que la principal virtud en términos políticos de Laia Estrada es su defensa de la sanidad pública. Es un terreno en el que los cupaires se han batido el cobre y han presentado denuncias con muy buenos resultados permitiendo castigar tramas de corrupción que alcanzaron a altos cargos del sistema convergente.
En la misma línea positiva, fuera ya de la política, llama la atención lo madraza que es, quizá algo exagerada en la exposición pública de su retoño, Blai, pero en cualquier caso refleja un poderoso instinto familiar del todo elogiable.
Si tuviera que señalar lo que no me gusta de la candidata es su apego por viejos dogmas enterrados por la historia. Es capaz de defender herencias de la Unión Soviética. Según dijo en una entrevista en La Vanguardia, Venezuela es su viaje pendiente porque tiene interés por conocer en directo la experiencia revolucionaria del país. No es un error, han leído bien: Venezuela.
Puestos a elegir un lugar y momento de nacimiento, la pregunta imposible del entrevistador, Víctor-M. Amela, la candidata de la CUP respondió que en la Euskal Herria de los años 70; o sea, crecer y ser adolescente en los años de plomo del País Vasco. No tengo palabras.