Pere Aragonès, junto a Quim Torra durante la creación del Consejo para la República en 2018 / EP

Pere Aragonès, junto a Quim Torra durante la creación del Consejo para la República en 2018 / EP

Política

ERC paga ahora el precio de apoyar los ‘chiringuitos’ de Puigdemont

Los republicanos aplaudieron la creación del Consejo para la República, principal escollo de las negociaciones, e incluso defendieron en el Parlament la existencia de estructuras paralelas

30 marzo, 2021 00:00

Octubre de 2018. Pere Aragonès y Roger Torrent, vicepresidente del Govern y presidente del Parlament, respectivamente, asisten al acto solemne de creación del llamado Consejo para la República (CpR), un gobierno virtual “en el exilio” a la medida de Carles Puigdemont. Un evento con honores de Estado y aplausos para el fugado. Dos y medio años después, es precisamente ese Consejo el causante de que Aragonès no sea investido presidente. Comienza la cuenta atrás hacia una repetición electoral.

El candidato de ERC asistirá hoy a su segundo intento fallido de ser designado presidente de la Generalitat pues, tal como ocurrió el pasado viernes, Junts per Catalunya (JxCat) se abstendrá, y eso le impedirá obtener la mayoría necesaria. Los neoconvergentes alegan que todavía no se ha cerrado un acuerdo de legislatura que dé estabilidad al futuro Govern y garantice que las pugnas protagonizadas por ERC y JxCat en el anterior mandato no se repitan.

Puigdemont quiere mantener el control

El verdadero motivo es el empeño de Puigdemont de retener el poder mediante ese Consejo para la República, que al igual que otros chiringuitos independentistas, fracasó en sus expectativas. Esquerra siempre rechazó un control telemático desde Waterloo, pero fue cómplice de la creación de esas “estructuras de Estado en el exilio”, llamadas a internacionalizar el procés. Y, sobre todo, a sufragar los gastos de Puigdemont. No logró ni no uno ni lo otro.

Número de inscritos en el Consejo para la República, según su web

Número de inscritos en el Consejo para la República, según su web

El CpR está lejos del millón de afiliados que el expresidente catalán auguró, pues no supera los 92.800. A razón de cuotas de 10 euros, el “gobierno paralelo” de Puigdemont confiaba en ingresar 10 millones de euros. Y es que los tradicionales paganinis de CDC habían dejado de favorecer a sus sucesores, de modo que el expresidente solo contaba --que se sepa-- con la ayuda de su amigo Josep Maria Matamala.

Después vendría el intento de captar fondos a través de la asociación belga  CATGlobal, con sede en el mismo chalet de Waterloo donde reside Puigdemont. Pero en abril de 2019, la Comisión Europea rechazó definitivamente el registro de CATGlobal como grupo de presión (lobby) ante las instituciones de la Unión Europea (UE). Se desmontaba, así, el intento independentista de influir en las instituciones europeas.

Campaña fiscal frustrada

Igualmente frustrado fue el intento de lograr financiación vía objeción fiscal en la declaración de la renta. Un sistema aparentemente astuto, pero que fue descubierto por  Agencia Tributaria española: consistía en negarse a contribuir a los gastos en la Casa Real, los poderes judiciales y los cuerpos policiales, y derivar determinadas cantidades al Consejo para la República. La excusa era que este órgano independentista destinaría el dinero a paliar los efectos del Covid-19.

En esa situación se llegó a diciembre de 2020, cuando se intentó dar un paso adelante y crear la Assemblea Fundacional de Representants del Consejo para la República. Para entonces, Esquerra ya había protagonizado el enésimo enfrentamiento con JxCat y decidió plantar el “acto de unidad”, mientras que la CUP acudió como invitada. Meses antes, Puigdemont protagonizaba un gran mitin de reafirmación personal en Perpiñán (Francia) bajo las siglas del citado chiringuito.

 

 

Su delegada en el sur de Francia dimitió días antes del acto por los mismos motivos por los que, ahora, Esquerra se desmarca: el carácter unipersonal que había adquirido el Consejo. Sin embargo, cuando la cuestión de estos chiringuitos fracasados, como el del Consejo Asesor para el Impulso del Fórum Cívico y Social para el Debate Constituyente --llamado a impulsar una Constitución catalana, y que acabó disuelto por las diferencias entre sus miembros-- se debatía en el Parlament, Esquerra siempre se puso al lado de JxCat y la CUP, votando en contra de resoluciones como la que presentó el PSC, en la que se instaba al Govern a respetar las instituciones de autogobierno catalanas y evitar que se crearan estructuras paralelas.

Hoy, en un intento de desbloquear las negociaciones para investir a Aragonès y omitiendo que esa diplomacia internacional ha fracasado en cuanto al hallazgo de complicidades, el CpR ha propuesto a ERC, Junts, Assemblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural establecer un "diálogo bilateral" para reformular sus estructuras. Pero, de momento, el veto de JxCat a Aragonès se mantiene.