“Damos miedo por lo que haremos”. Así de arrogante se mostró este domingo el secretario general de JxCat, Jordi Sànchez, durante un acto electoral de su partido.

Es evidente que, en su caso, los poco más de tres años de prisión que ha cumplido --de los nueve a los que fue condenado por sedición-- no han tenido el efecto pedagógico suficiente. Un argumento de peso para no concederle el indulto.

Pero más allá de eso, a Sànchez no le falta razón. Dan miedo. No solo por lo que prometen hacer, sino por lo que hicieron. Recordemos que este tipo es el que, junto al presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, alentó a las hordas independentistas a asediar y amenazar durante horas a una comitiva judicial en la Consejería de Economía el 20 de septiembre de 2017. No deberíamos olvidar su imagen sobre un coche patrulla de la Guardia Civil destrozado. Una actuación que se puede calificar de cualquier forma menos pacífica, y que asegura que "volverá a hacer".

Y también dan miedo por quiénes son.

Ayer dimitió uno de sus candidatos a las elecciones del 14F, Josep Sort. El angelito había prometido hacer “limpieza de los españoles” y les había amenazado con que “sufrirán”, había propuesto reorientar los CIE como “centro de internamiento de españoles”, había celebrado la muerte del periodista Antoni Traveria --por “sociata”-- y había tildado a Ada Colau de “puta histérica española”.

Lo grave no son sus amenazas e insultos. Lo grave es que los ha lanzado pública e impunemente durante años. Todos los conocíamos, pero eso no le impidió acceder a un puesto destacado en las listas de JxCat. Solo después de la repercusión que tuvo la denuncia de Colau, los dirigentes de la formación nacionalista tomaron medidas. Hasta entonces Puigdemont y compañía estaban bien cómodos con Sort. De hecho, en el mitin del domingo se enorgullecían de él, hasta el punto de mostrar una imagen suya en la pantalla gigante que presidía el acto.

Sin embargo, Sort no es el único ultra, xenófobo, racista, supremacista o hispanófobo que se esconde en las candidaturas de JxCat.

En las listas de Puigdemont encontramos al alcalde de la Seu d’Urgell, Jordi Fàbrega, quien en las redes sociales ha asegurado que los españoles “llevan la violencia en los genes”.

El director teatral Joan Lluís Bozzo (Dagoll Dagom) es otro de los elegidos. En los últimos tiempos ha protagonizado varias polémicas por su hispanofobia y su aversión al español. Puso a parir a un camarero y al vigilante de un parking de playa por dirigirse a él en castellano.

La alcaldesa de Vic, Anna Erra, también es una de las aspirantes de JxCat. En 2018, instaló unos altavoces en la plaza mayor desde los que, a diario, se lanzaba una suerte de fatwa independentista: “No normalicemos la situación de excepcionalidad y emergencia nacional. Recordemos cada día que hay presos políticos y exiliados, no nos desviemos de nuestro objetivo: la independencia de Cataluña”. Hace un año, en el Parlament, hizo un llamamiento a “acabar” con el “gran defecto de muchos catalanohablantes” o “catalanes autóctonos” de cambiar al castellano al hablar con “cualquier persona que por su aspecto físico o por su nombre no parezca catalana”.

La dibujante Pilarín Bayés forma parte del cartel de JxCat. La ilustradora es una incansable promotora del secesionismo entre los niños (la estelada es un leitmotiv de sus cómics). En octubre de 2019 animó a los más pequeños a tomar las calles para rechazar la sentencia del procés. Los disturbios en Barcelona dejaron decenas de policías heridos, algunos de gravedad.

Otro de los candidatos de JxCat es el mosso de esquadra Albert Donaire. El policía autonómico ha protagonizado innumerables polémicas en las redes sociales, siempre en la línea de vomitar un odio inaudito hacia todo aquel que se oponga a la secesión. Destaca su campaña de acoso a la mossa constitucionalista Imma Alcolea y, últimamente, su propensión a vincular a los castellanohablantes con la delincuencia.

Con ellos está Josep Costa, vicepresidente primero del Parlament. Costa --que saltó a la fama en septiembre de 2017 al presentar su renuncia como miembro de la Sindicatura Electoral del 1-O pocas horas después de que el Tribunal Constitucional le impusiera una multa diaria de entre 6.000 y 12.000 euros si esta no se disolvía-- es conocido por compadrear con partidos de la ultraderecha nacionalista como el Front Nacional de Catalunya y Força Catalunya.

Salvador Vergés también es candidato de JxCat. “¡Que tiemble el enemigo!”, señalaba en referencia a “España” durante las primarias. En las redes sociales difundió una fotografía suya embozado con una estelada, marcándose una peineta y con un fusil de juguete.

Y así podríamos seguir con los Joan Canadell, Jordi Pesarrodona, Eduardo Reyes, Gerard Figueras, Aurora Madaula, Mark Serra (que ya salió por patas), Antoni Castellà y tantos otros.

Sí, señor Sànchez. Dan ustedes miedo. Mucho miedo.