La decisiva y tan esperada y necesaria decisión de expulsar los restos del dictador, criminal de guerra y genocida general Franco de su exultante sepultura, ya ha llegado. Por fin. Pero, la derecha española no lo ha apoyado, como si lo echara de menos. !Qué vergüenza!

La posición del PP y Ciudadanos obliga a actualizar, brevemente, lo que representó el golpe militar de 1936 y la implantación del fascismo en España. Y la plena justificación del acuerdo del Congreso de Diputados.

Según el profesor Elías Díaz, "el término fascismo se utiliza [...] no solo en referencia al concreto sistema italiano de Mussolini, así denominado, sino en un sentido más general comprende a todos estos movimientos totalitarios de la extrema derecha; de manera muy especial, se incluye dentro de esta acepción de fascismo el sistema nacional-socialista alemán".

Y sintetizaba así sus rasgos fundamentales:

"a) Oposición al Estado liberal y defensa del Estado totalitario. En lugar del imperio de la ley, imposición de la voluntad carismática de un dictador. [...] En un sistema de este tipo, donde la total concentración de poder sustituye a la liberal distribución de poderes, se carece, por supuesto, de la necesaria garantía jurídica frente a las actuaciones del ejecutivo [...] y en consecuencia, los derechos humanos vienen realmente limitados a niveles inadmisibles, cuando no salvajemente negados y ultrajados; la libertad, muy especialmente, viene práctica y teóricamente anulada.

b) El totalitarismo implica, por tanto, el uso y la exaltación de la violencia y el terror como sistema de control.

c) La ideología fascista, en su intento de superación del individualismo liberal, configura una teoría de la sociedad de carácter organicista y transpersonalista, donde el hombre individual desaparece absorbido por el gran Todo que es el Estado o la Nación. En efecto, el nacionalismo será también característica central de los fascismos; la exaltación retórica de la raza o de la comunidad nacional dará a ese nacionalismo un carácter de agresividad imperialista.

d) Rasgo especialmente característico del fascismo es el sentido irracionalista de la ideología; el irracionalismo constituyó en efecto la base doctrinal del fascismo.

Resumiendo brevemente esta enumeración de características fundamentales del fascismo, [...] podemos, quizás, llegar a sintetizar la definición del mismo en la siguiente fórmula: Fascismo es capitalismo más totalitarismo". (Estado de derecho y sociedad democrática. Elías Díaz. Cuadernos para el Diálogo. Madrid.1966. Páginas 30-34).

La instauración del régimen fascista en España, sus violentos métodos y sus trágicas consecuencias han sido objeto de extensos estudios e investigaciones históricas. Ahora bastan los siguientes datos para hacerlos presentes.

En efecto, así quedó constancia en estos tres documentos de la fase inicial del golpe militar. En las siguientes Instrucciones Reservadas del general Mola: "Una guerra de esta naturaleza ha de acabar por el dominio de uno de los dos bandos y por el exterminio absoluto y total del vencido. A mí me han matado a un hermano, pero me lo van a pagar [...]. ¿Parlamentar? ¡Jamás! Esta guerra tiene que terminar con el extermino de los enemigos de España [...]. Hay que sembrar el terror, [...] hay que dejar sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros".

"Se tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo violenta para reducir lo antes posible al enemigo, que es fuerte y bien organizado. Desde luego serán encarcelados todos los directivos de los partidos políticos, sociedades o sindicatos no afectos al Movimiento, aplicándoles castigos ejemplares a dichos individuos para estrangular los movimientos de rebeldía o de huelgas".

Y el general Queipo de Llano, el 23 de julio de 1936, afirmaba esto: "Estamos decididos a aplicar la ley con firmeza inexorable. Morón, Utrera, Puente Genil, Castro del Río, id preparando sepulturas".

Stanley Payne, en su obra sobre el fascismo español, describía la situación en los siguientes términos: "Durante los primeros tiempos de la guerra civil, los falangistas participaron despreocupadamente en la represión derechista. [...] La complicidad de la Falange en la horrenda matanza es, pues, enorme". Y es obligado conocer los escalofriantes datos de aquella primera etapa: "En 1939 el número de presos alcanzaba los 750.000. Unos 90.000 republicanos habían sido ejecutados después de juicios sumarísimos o asesinados en los paseos al amanecer". (Secundino Serrano, Maquis, Ediciones Temas de Hoy. 2001).

Y, en la fase final, la represión y el sufrimiento de las víctimas no cesó. En la segunda mitad de 1975, antes y después de la muerte del dictador, se practicaron 1.194 detenciones por motivos políticos, siempre por la policía política, por el ejercicio de los "derechos y libertades" así reconocidos en nuestra Constitución de 1978. Y durante 1976, al inicio de la Transición, se practicaron por el mismo motivo 4.388 detenciones. (El final de la dictadura. Nicolás Sartorius y Alberto Sabio. Editorial Temas de Hoy. 2007. Página 279).

Como es sobradamente conocido, la dictadura fascista del general Franco, en sus últimos meses, ordenó los fusilamientos de septiembre de 1975, a los que continuaron, ya fallecido el dictador, los asesinatos cometidos, entre otros responsables, por la extrema derecha, de acreditada ideología fascista.

Con estos antecedentes, ¿cómo puede un demócrata no apoyar, y hasta con entusiasmo, la expulsión del dictador de un mausoleo que jamás debió tener? Son, entre otras causas, las consecuencias de las debilidades de la Transición.