El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, saluda a la presidenta de la patronal bancaria AEB, Alejandra Kindelán / EP

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, saluda a la presidenta de la patronal bancaria AEB, Alejandra Kindelán / EP

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Nuevo choque de la banca y el Gobierno por las previsiones de crecimiento del país

El Ejecutivo eleva cuatro décimas su pronóstico para este año mientras el sector financiero contrae el crédito a los hogares como una medida de prudencia ante el moderado deterioro del escenario económico que detecta

17 julio, 2024 00:00

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La larga serie de discrepancias entre el Gobierno y el sector financiero ha sumado en las últimas horas un nuevo capítulo aunque, en este caso, desde el punto de vista técnico, en concreto relacionado con las perspectivas sobre la evolución de la economía en los próximos meses. 

Como si se tratara de un improvisado cruce de caminos, el anuncio de una nueva revisión al alza de las previsiones del Ejecutivo acerca del crecimiento para este año, hasta el 2,4%, cuatro décimas por encima de la anterior, y para 2025 (2,2%) ha coincidido con la publicación de la última encuesta de préstamos bancarios que el Banco de España ofrece cada trimestre, que refleja una contracción de la oferta y un endurecimiento de las condiciones de crédito a las familias, justamente por todo lo contrario. 

Los resultados de la consulta realizada por el regulador financiero reflejan una postura más conservadora de las entidades durante el segundo trimestre a la hora de ofrecer financiación a las familias a causa de "un cierto deterioro de las perspectivas económicas generales y de la solvencia de los prestatarios".

La política de la banca, que no ha tenido el mismo efecto en el segmento de las empresas, también se contradice con la visión que de la situación económica tienen los hogares, a tenor de la evolución de la demanda de crédito que también queda recogida en el estudio recurrente de la institución. 

Fachada del Banco de España / EUROPA PRESS

Fachada del Banco de España / EUROPA PRESS

Así, el Banco de España constata un incremento de esta demanda tanto en lo referido a los préstamos hipotecarios como en el segmento de crédito al consumo. Una tendencia alcista en ambas áreas que no se daba al unísono desde hace tres años, en aquel 2021 de robusta recuperación económica en España tras protagonizar el mayor desplome de la serie histórica y el más abultado de los países de la zona euro a causa de la pandemia.

Aquella situación y las notables restricciones a la actividad económica asociadas hizo que los hogares españoles acumularan un ahorro al que poco a poco han ido dando salida, como han venido reflejando diferentes estudios en los últimos trimestres.

Reclamaciones recurrentes

En este sentido, la banca mantiene una política de prudencia dado que el incremento de la demanda de crédito por parte de los particulares está relacionado más con ese agotamiento del ahorro acumulado que con una mejor situación económica. 

Un sentimiento que ha quedado reflejado en múltiples comparecencias públicas de los principales ejecutivos de las entidades financieras españolas, bien ante los medios de comunicación, bien ante los accionistas de los bancos en las respectivas juntas generales.

La irrupción de los 'family offices' 

En estas citas se han repetido mensajes acerca de la necesidad de afrontar reformas estructurales pendientes desde hace años con el fin de mejorar aspectos como la consolidación fiscal, la baja productividad y un crecimiento que sigue siendo insuficiente. Como prueba el hecho de que la renta per cápita de los ciudadanos españoles apenas ha avanzado en las últimas dos décadas, mientras que su poder adquisitivo ha quedado seriamente tocado por la desbocada subida de la inflación experimentada tras la crisis del coronavirus.

La contracción del crédito que recoge la reciente encuesta del Banco de España, unida al escenario del aumento de la demanda, ha hecho que aparezcan en escena cada vez más los family offices como actores financiadores, pese a no ser esta su principal actividad.

Centrados en el segmento de las empresas, estas sociedades son cada vez más buscadas por parte de corporaciones de pequeño y mediano tamaño en busca de un apoyo financiero que les permita reestructurar deuda o llevar a cabo procesos de expansión en sus respectivos negocios.

En este punto, cuentan con un mayor margen, toda vez que no son entidades sometidas a la regulación del Banco Central Europeo (BCE). El organismo con sede en Fráncfort ha reiterado llamados a la prudencia a las entidades españolas en referencia a la asignación del exceso de capital a las retribuciones al accionista.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante un pleno en el Congreso

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante un pleno en el Congreso Eduardo Parra - Europa Press

La banca española ha mantenido su política de dividendos y muestra una preferencia por ajustarse a los mensajes del BCE a través del endurecimiento progresivo de las condiciones del crédito.

Las fricciones entre el sector financiero y el Gobierno han tenido su punto álgido en el impuesto especial aplicado al sector, que el Ejecutivo puso en marcha en 2023, con cargo al ejercicio anterior, y con una vocación inicial de provisionalidad que ha derivado con el paso del tiempo a una de permanencia.

Fricciones 

La nueva figura fiscal sigue judicializada tras los múltiples recursos presentados ante la Audiencia Nacional tanto por las entidades a título individual como por las patronales del sector. 

Tras la confección del Gobierno resultante de las elecciones celebradas hace casi un año y la llegada al Ministerio de Economía del actual titular, Carlos Cuerpo, a finales de año (tras la designación de su antecesora, Nadia Calviño, como presidenta del BEI), los contactos entre la banca y la Moncloa cobraron un tono algo más amistoso.

No obstante, al margen de un nuevo código de buenas prácticas en el ámbito hipotecario, los avances en este punto han llegado a cuentagotas. La perspectiva divergente sobre la evolución económica no deja de ser un elemento más que muestra la falta de sintonía entre las partes.