Una obra modernista escondida en el aeropuerto de El Prat ARQUITECTURA CATALANA
Una obra modernista escondida en el aeropuerto de El Prat: es de Puig i Cadafalch y no hay turistas
Este lugar fue un nodo clave para comunicaciones transoceánicas que conectaban Cataluña con Europa, América y Canarias
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La Ricarda se hizo famosa estos últimos años por la ampliación del aeropuerto del Prat. Se trata de un espacio protegido por la biodiversidad del ecosistema del Delta del Llobregat pero necesario para ampliar el aeródromo.
Allí, precisamente, hay otra obra con toques modernistas que muy poca gente conoce. Se puede visitar, pero muy pocos lo hacen. Se trata de una pequeña casa de nombre italiano y arquitectura de uno de los genios modernistas catalanes más importantes, Puig i Cadafalch.
El autor de la Casa Amatller intervino en la construcción de una pieza clave para el desarrollo de Barcelona, la antigua Central Telegráfica Marconi, construida en 1911 para la compañía inglesa Marconi Wireless Telegraph quien encargó a Puig i Cadafalch que se encargara del diseño.
El arquitecto modernista, por eso, no estuvo allí en el momento de la construcción. La obra fue encargada por la firma británica y ejecutada por el constructor local Josep Monés i Jané. Es por eso que, a simple vista, el inmueble presenta una estética sobria y funcional, con encalados y tejados de teja roja.
Cómo es la Casa Marconi
De lejos, no se ve más que una estructura con forma de rectángulo que descansa sobre un zócalo ingenioso, concebido como cámara de ventilación y aislamiento. Esta base está formada por pilares de hormigón y bóvedas de ladrillo visto que proporcionan regulación térmica natural sin renunciar a un lenguaje formal armonioso.
Sobre ella se alza la nave principal, cuya entrada central queda rematada mediante una cabecera escalonada emplazada a modo de pirámide flamenca. Las ventanas, cuidadosamente dimensionadas, permiten intuir una planta superior, originalmente concebida como vivienda del telegrafista, aunque según relatos orales fue en realidad utilizada como oficina administrativa. Esa planta se conectaba con el exterior mediante una escalera accesoria, lo que subraya la separación funcional entre las diversas actividades del edificio.
La Casa Marconi en El Prat ARQUITECTURA CATALANA
Destinada originalmente a albergar la sala de telegrafía y la atención al público en la planta baja, la central llegó a operar hasta cinco antenas receptoras simultáneamente. En su pico de actividad, entre 1911 y 1915, se convirtió en un nodo clave para comunicaciones transoceánicas que conectaban Cataluña con Europa, América y Canarias.
Aunque la maquinaria y las antenas originales ya no se conservan, probablemente desmontadas antes del cierre de la estación, el edificio permanece como testigo material de esa época pionera de la comunicación inalámbrica, y es el único superviviente de su tipología en toda España.
Estado del edificio
Desde el punto de vista arquitectónico, la Central Telegráfica Marconi destaca por su equilibrio elegante entre forma y función. El zócalo técnico, la cubierta inclinada de teja roja y la geometría escalonada ofrecen una estética que combina sobriedad y modernidad.
El problema es que el edificio tampoco se mantuvo durante mucho tiempo. La parte exterior está más que decente, pero el interior se ha deteriorado bastante. De hecho, se conoce que en su día hubo unos vitrales típicos del modernismo diseñados por Puig i Cadafalch pero que no se encuentran.
Casa Marconi AENA
Cuándo visitarla
En cualquier caso, el edificio no es visible libremente desde el exterior del aeropuerto. Aun así, es posible visitarlo previa autorización oficial, gestionada a través de los canales de la ciudad y el gestor aeroportuario.
La autorización permite el acceso controlado hasta la parcela original y recorridos en pequeños grupos bajo acompañamiento institucional. Sin estos permisos, solo se puede observar desde zonas externas al perímetro, donde el edificio se intuye como una mancha blanca sobre fondo gris.
Cómo llegar
Quien reserve su visita y quiera acercarse, lo mejor es acercarse en vehículo privado. Hay autobuses que quedan cerca de La Ricarda, como las líneas PR3 y PR5, pero luego requieren caminar.
En coche, el viaje es de unos 25 minutos. Se va por la Ronda de Dalt o la Litoral y se empalma con la C-31. Una vez en el municipio, se accede por el camino de la Volatería, utilizado históricamente para llegar a la finca original de La Ricarda. Al llegar al perímetro aeroportuario, es necesario presentarse en el punto de control de AENA con la autorización oficial.