No lo sabías, este es el lado más dulce de la casa Batlló: no tiene que ver con Gaudí, pero sí con Dalí

No lo sabías, este es el lado más dulce de la casa Batlló: no tiene que ver con Gaudí, pero sí con Dalí CRÓNICA GLOBAL

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No lo sabías, este es el lado más dulce de la Casa Batlló: no tiene que ver con Gaudí, pero sí con Dalí

Este edificio modernista se convirtió en un laboratorio de formas naturales, luz, color y simbolismo

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La Casa Batlló, así como la obra de Gaudí. está tan estudiada que cuesta encontrar un nuevo secreto. La inspiración del dragón, la leyenda de Sant Jordi en su fachada, la gota cayendo en el tejado, los nuevos colores de la parte trasera… Pero, ¿y si les decimos que esta obra icónica tiene relación indirecta con Dalí?

Para conocer este plot twist que pocos conocen es mejor ir por paso. Mejor, ir a los inicios.

La Casa Batlló no fue construida desde cero, sino que fue una reforma radical de un edificio previo, diseñado en 1877. 

En 1903, el industrial textil Josep Batlló adquirió la finca y encargó a Gaudí una renovación completa. Entre 1904 y 1906, el arquitecto transformó el inmueble en un estallido de creatividad. Durante esta etapa, Gaudí ya estaba en la cima de su madurez artística, y la Casa Batlló se convirtió en un laboratorio de formas naturales, luz, color y simbolismo.

Una casa con muchas historias

La fachada principal es la parte más reconocible del edificio. Ondulante, cubierta con fragmentos de vidrio y cerámica esmaltada, emula el movimiento del agua y los reflejos del mar gracias a la técnica dl trencadís.

Los balcones tienen forma de máscaras o cráneos, aunque algunos apuntan que es la cara del dragón que corona la fachada. Un dragón que también podría ser el de la leyenda de Sant Jordi.

Interior modernista de la Casa Batlló de Barcelona

Interior modernista de la Casa Batlló de Barcelona CANVA

Las columnas que los sustentan recuerdan huesos alargados, generando una estética orgánica y misteriosa. El tejado, cubierto de tejas en forma de escamas, ha sido interpretado como el lomo de un dragón. La cruz de cuatro brazos que corona la construcción podría simbolizar la espada clavada en la bestia.

Pero la imaginación de Gaudí no se detuvo en el exterior. En el interior, diseñó una estructura fluida, funcional y luminosa. Uno de los elementos más destacados es el patio de luces, revestido de azulejos en gradaciones que van del blanco al azul marino, lo que permite una distribución uniforme de la luz natural desde la azotea hasta los niveles más bajos.

Un interior con misterios

El corazón del edificio es el piso noble, donde vivía la familia Batlló. Con cerca de 400 metros cuadrados, incluye salones con ventanales de vidrio soplado, un comedor con vistas al jardín posterior, un oratorio, y muebles diseñados por el propio Gaudí. 

El desván, cubierto por una serie de arcos catenarios, recuerda a una caja torácica animal, y fue concebido para albergar los servicios técnicos de la vivienda. También se diseñaron cuatro plantas para alquiler, accesibles desde una escalera independiente y dotadas de sistemas de ventilación naturales. Nada quedó al azar.

Más allá del simbolismo, la Casa Batlló fue concebida para ser vivida con comodidad. Gaudí prestó atención a la ergonomía, al aprovechamiento térmico, a la circulación del aire, y al uso de materiales locales. Cada elemento decorativo, desde las barandillas hasta las manillas, responde a una lógica estética y práctica a la vez.

Los detalles abundan: claraboyas en espiral, barandillas de madera moldeadas a mano, puertas con formas orgánicas, chimeneas de cerámica que funcionan como esculturas. Gaudí diseñó no solo la arquitectura, sino también la iluminación, el mobiliario y hasta los picaportes, en una fusión total entre arte y funcionalidad.

Patrimonio de la UNESCO

Todo este conjunto ha hecho que la Casa Batlló se considerada una de las grandes obras del modernismo. Fue declarada Monumento Histórico-Artístico en 1969 y, en 2005, pasó a formar parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO junto a otras obras de Gaudí.

Actualmente, se ha convertido en uno de los monumentos más visitados de Barcelona, con más de un millón de visitantes al año. Gracias a restauraciones recientes, es posible apreciar detalles que habían quedado ocultos durante décadas.

Pérgola de la Casa Batlló

Pérgola de la Casa Batlló EFE

La relación de Dalí y un sabor dulce

Hoy, la Casa Batlló sigue siendo una de las mayores expresiones de lo que Gaudí entendía por arquitectura viva, pero, ¿qué pasa con Dalí? Y sobre todo, ¿qué es eso de la parte dulce de la construcción? Todo está relacionado.

La Casa Batlló ya no pertenece a la familia que la encargó, sino a una empresa catalana muy arraigada a la tierra. Tanto, que Dalí aceptó crear el diseño de su logo. Esa empresa es Chupa-Chups, una compañía que, como bien explican a la prensa, está más que satisfecha con el rendimiento económico de la Casa Batlló, que cada año recibe millones de turistas y unos ingresos también millonarios. Y, además, de pasada, crean una extraña relación entre un genio modernista y un portento surrealista.