Así es el castillo medieval con mejores vistas de la Costa Brava, el Castell de Vereda

Así es el castillo medieval con mejores vistas de la Costa Brava, el Castell de Vereda RAFAEL LÓPEZ-MONNÉ EMPORDÀ TURISME

Historia

Así es el castillo medieval con mejores vistas de la Costa Brava: una atalaya del siglo IX declarada Bien de Interés Cultural

La fortaleza fue durante siglos un punto clave de vigilancia y defensa de esta parte del litoral catalán

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Cataluña no tiene una ruta de castillos, pero basta pasearse por cualquier rincón del territorio para ver que toda la comunidad autónoma se podría recorrer de fortaleza en fortaleza.

Desde la Antigua Historia, este rincón del Planeta ha sido disputado por todo tipo de civilizaciones de los griegos a los musulmanes, sin olvidar los romanos y los franceses. De todas estas invasiones, sus habitantes aprendieron a protegerse y erigieron fortificaciones por diversos puntos del país. Algunos de ellos, todavía se mantienen en pie; de otros, solo quedan sus ruinas.

Los castillos de Cataluña se cuentan por centenares, pero no todos cuentan con la misma fama. Un ejemplo claro es esta fortaleza que tiene las mejores vistas de la Costa Brava y que apenas sale en las guías de viaje: razón por la que se puede visitar sin aglomeraciones de turistas.

Se encuentra en la sierra de Rodes, muy cerca del monasterio que lleva este nombre, pero en cambio, muy pocos se acercan a él. Tiene dos nombres, Castell de Verdera y Castell de Sant Salvador de Verdera, pero sobre todo, una historia apasionante.

Un punto clave

Se ha de tener en cuenta que los orígenes del castillo se remontan al siglo IX, cuando ya se documenta con el nombre de "castrum verdaria". Era el año 904. 

Su situación, elevada a más de 600 metros sobre el Cap de Creus es estratégica. Hay vistas sobre el golfo de Roses, la plana del Empordà, las Islas Medes, el macizo del Montgrí y, en los días más despejados, incluso los Pirineos y el Canigó. Pero también a los caminos interiores.

Castell de Vereda

Castell de Vereda WIKIPEDIA

Un poco de historia

No en vano, el castillo fue durante siglos un punto clave de vigilancia y defensa de esta parte de la costa catalana. Su función militar estuvo estrechamente ligada al cercano monasterio de Sant Pere de Rodes. Unidas, ambas construcciones conformaban un conjunto monástico-defensivo que controlaba el territorio y protegía el acceso desde el litoral.

Ya en el año 1283, el conde Ponç Hug IV de Empúries ordenó una reconstrucción importante del castillo, reforzando sus defensas y adaptándolo a las nuevas necesidades militares de la época. Sin embargo, apenas dos años más tarde, en 1285, las tropas francesas lo ocuparon durante el conflicto entre la Corona de Aragón y el Reino de Francia. 

Cómo es el castillo

Esta ocupación no duró mucho. El castillo volvió a manos condales. Con el paso de los siglos, su importancia estratégica fue disminuyendo, y en 1708 fue definitivamente destruido durante la Guerra de Sucesión para evitar su uso militar. Aun así, quedan restos visibles.

En la colina se conservan parte de los muros perimetrales, torres semicirculares, una cisterna y la iglesia de Sant Salvador, de origen románico, que da uno de los nombres al conjunto. Esta iglesia, de planta basilical con tres naves, presenta restos de un pórtico adosado a la torre del homenaje construida con piedra local, otorgan un toque místico al lugar.

Vistas del castillo de Vereda

Vistas del castillo de Vereda EMPORDÀ TURISME

Patrimonio protegido

El castillo ha sido objeto de estudios arqueológicos y trabajos de consolidación en las últimas décadas. En 1993 fue declarado Bien Cultural de Interés Nacional, consideración que lo protege dentro del patrimonio histórico catalán. 

Por otro lado, En la tradición oral, el castillo también ocupa un lugar relevante. Destaca la leyenda de la "Salto de la Reina", un precipicio cercano desde donde, según el mito, una reina morisca se arrojó al vacío para evitar la captura durante una ofensiva cristiana. 

Cómo llegar

Todo ello bien merece una visita. Desde Girona se tarda una hora en llegar. Se va por la AP-7 hasta la salida de Figueres que enlaza con la carretera N-260. En el desvío por la GI-612 se debe continuar hasta seguir las indicaciones hacia Sant Pere de Rodes, donde está el parking habilitado.

Desde Barcelona es exactamente la misma ruta, solo que el viaje ya alcanza las dos horas.