Parece Sevilla pero es Tarragona: tiene su propia Giralda y participa en el Grand Prix

Parece Sevilla pero es Tarragona: tiene su propia Giralda y participa en el Grand Prix TRIPADVISOR

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Parece Sevilla pero es Tarragona: tiene su propia Giralda con una leyenda cargada de amor

El pueblo conserva también una serie de casas señoriales y edificios singulares, entre ellos el palacio

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El Penedès, tierra de vinos por excelencia, tiene grandes tesoros que van más allá de la vid. Pueblos que esconden unas leyendas cargadas de amor, una arquitectura que parece la de Sevilla y un encanto que pocos imaginan.

Uno de estos rincones es L’Arboç. Este municipio de poco más de 5.000 habitantes atesora una historia milenaria, un legado artesanal único en Cataluña y una vida cultural intensa que ha sabido mantenerse firme entre los pliegues del tiempo.

Se encuentra entre las dos capitales del Penedès, Vilafranca y El Vendrell y, a pesar de no aparecer en las guías, su historia es increíble. Sus orígenes se remontan al siglo X, de esa fecha son unos documentos de Arbucio que ya lo nombran.

Durante esa época fue villa real y núcleo comercial activo y desde entonces, ha conservado su carácter singular. A su historia se suma un pasado judío poco conocido, un urbanismo compacto y un centro histórico donde conviven el gótico, el barroco y el modernismo en equilibrio discreto.

La Giralda catalana

Uno de los emblemas patrimoniales de la localidad es su Giralda. Así, con todas las letras. Una réplica exacta de la torre mozárabe de Sevilla que fue reproducida casi idéntica en estas tierras de vino.

Obviamente, las dimensiones no son exactamente las mismas, pero la arquitectura y detalles decorativos son casi exactos. Aunque lo que siempre intriga a todo el mundo es qué hace allí.

Una leyenda particular

La versión más extendida cuenta que una pareja de andaluces, migrados desde el sur para buscarse la vida en Cataluña, echaba de menos Sevilla. Para combatir la morriña y, aprovechando su solvencia económica, decidieron que llevarían a su ciudad no sólo en su corazón, también al mismísimo Penedès.

Ocupados como estaban haciendo negocios, no se veían con fuerzas de viajar cada año a Andalucía, así que mandaron construir una réplica exacta, pero de menos dimensiones, para poderla ver cada día. Y es que si el dinero no da la felicidad, ayuda a pasar las penas al poder construir una Giralda en tu pueblo.

La Giralda catalana

La Giralda catalana PENEDÈS TURISME

El relato es precioso, digno de cuento, pero en realidad, la historia es bastante diferente, aunque sí hay algo de amor. La versión oficial hace referencia a Joan Roquer i Marí y Candelaria Negravernis. Ellos eran un matrimonio con posibles a finales del siglo XIX. El tío de ella era un indiano que se hizo rico al otro lado del charco y tras su muerte, en 1886, se lo dejó todo a su sobrina.

El matrimonio supo muy bien qué hacer con todo eso. Residentes en Barcelona, Roquer y Negravernis decidieron invertir en equipamientos culturales. La más conocida de todas se mantiene todavía en pie en la capital catalana, es el Teatre Romea. Claro, que tampoco dudaron en montar otro escenario en su tierra natal, el Teatro Arbosense.

Viajes inspiradores

Con la vida casi solucionada gracias a la herencia y a sus buenas inversiones, no se estaban de escaparse de viaje. En su primer viaje de novios fueron a Sevilla y quedaron prendados de su belleza. Repitieron varias veces por tierras andaluzas y, ya sea por traer algo de eso a su pueblo o puramente por capricho, en 1898 adquirieron unos terrenos para hacer su sueño realidad.

Poco después ordenaron construir una réplica de La Giralda en L’Arboç. Y así fue. En 1908, este pueblo de Tarragona tuvo su propio monumento de 52 metros de altura y sus arcos de herradura, lobulados y arabescos. Las fotografías de sus viajes sirvieron de referencia.

Orden y legado

El éxito fue absoluto. La Giralda catalana es uno de los principales atractivos de este municipio. El más vistoso. Y cuando uno se acerca descubre que hay muchos más. En los alrededores de este falso campanario, hay una réplica del Salón de los Embajadores de los Reales Alcázares de Sevilla y del patio de los leones de La Alhambra.

Eso sí, este no es el único atractivo de L'Arboç. La iglesia de Sant Julià bien merece una mención. Construido en el siglo XVII sobre una base románica del siglo XII, el templo, de nave única y ábside poligonal, mantiene una capilla gótica decorada con frescos medievales, probablemente del siglo XIII.

Tras la arquitectura, viene la tradición. En esta villa la artesanía del encaje de bolillos es parte de su esencia. Tanto es así que la localidad cuenta con el Museu de Puntes al Coixí, ubicado en la antigua casa modernista Cal Rosell. Allí se exhibe una de las colecciones más completas de encaje tradicional catalán, europeo y colonial, con piezas minuciosas que reflejan la destreza y creatividad de las artesanas locales.

La costumbre es tal que, en reconocimiento a esta tradición, en una de las entradas al pueblo se alza una escultura de cuatro metros dedicada a la encajera, realizada en bronce por el artista Joan Tuset, en 2005.

Qué más tiene l'Arboç

L’Arboç conserva también una serie de casas señoriales y edificios singulares, entre ellos el palacio Gener i Batet, construido en el siglo XIX por un indiano enriquecido en Cuba. Su arquitectura ecléctica y su distribución majestuosa lo convierten en uno de los mejores ejemplos de residencia burguesa de la zona.

Por último, destacar las calles del casco antiguo invitan a pasear sin rumbo. La calle Major y la plaza de la Vila reúnen soportales, detalles modernistas y el aroma persistente del pasado.

Participación en el Grand Prix

A eso hay que sumar el entorno natural el Penedès. Antiguos caminos de carro, viñedos y molinos que pueden recorrerse a pie o en bici. Una serie de factores que suman atractivo y que, en breve, se va a dar a conocer mucho más.

La última edición del programa Grand Prix del Verano (TVE) va a contar con la participación del alcalde y vecinos de este pueblo que compite con Huelma (Jaén), L’Ollería (Valencia), San Sebastián de la Gomera (Isla de la Gomera - Tenerife), Herencia (Ciudad Real), Celanova (Ourense), Urduliz (Vizcaya), Alagón (Zaragoza), Peñaranda de Bracamonte (Salamanca) y Cubas de la Sagra (Madrid). ¿Llegará al final? Aún no se sabe, pero logrará notoriedad.

Cómo llegar

A quien le pique la curiosidad de conocer estas leyendas y ver de cerca la Giralda catalana puede coger un tren y llegar allí en menos de hora y media desde Barcelona. La línea R4 de Rodalies hace parada en la estación de L’Arboç. 

Más rápido es yendo en coche por la autopista AP‑7 o la C‑32, en dirección sur hacia Tarragona. Se toma la salida hacia Vilafranca del Penedès–L’Arboç y luego se sigue por carreteras secundarias siguiendo las indicaciones. Se tarda unos 55 minutos.