José María Álvarez-Pallete
Noticias relacionadas
Los últimos meses no han sido precisamente sencillos para Telefónica. El revuelo ocasionado por el anuncio por sorpresa de la entrada de Saudi Telecom como primer accionista y la respuesta del Gobierno, con la decisión de que la SEPI tome un 10% del capital, han sacudido el día a día de la operadora en uno de sus momentos más críticos, cuando los avances tecnológicos y los continuos cambios en el sector obligan a una reinvención casi continua.
De ahí que haya sido especialmente meritorio que la compañía haya sido capaz en este contexto de presentar al mercado un ambicioso plan estratégico a tres años, aplaudido y respaldado por los inversores; y, además, encarar un siempre traumático ajuste de plantilla, que afectará a más de 3.500 empleados y que se ha resuelto con una ágil negociación con los sindicatos.
Una demostración de que todo el ruido externo no ha distraído a la operadora ha sido la culminación con éxito de la opa sobre su filial alemana, con compras adicionales de acciones en el mercado para dejar a la compañía manos libres a la hora de una posible exclusión de bolsa. Un primer paso fundamental para lograr una de las principales metas del plan, como es alcanzar los 5.000 millones de flujo de caja en 2026. Todo ello en un recién inaugurado ejercicio en el que muchos ojos estarán puestos en Telefónica con motivo de la celebración de su centenario.
El desafío es mayúsculo para su presidente, José María Álvarez-Pallete, convertido además en una referencia mundial del sector como prueba su papel como presidente de la patronal GSMA, promotora del MWC de Barcelona. La forma de gestionar estos tiempos convulsos es el mejor aval de que Telefónica está en las manos adecuadas.