Josep Santacreu
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La Cámara de Comercio de Barcelona ha dado a conocer un documento interesante en el que realiza una radiografía del mercado de la vivienda en Cataluña. Analiza a fondo la regulación que se pretende aplicar al mercado del alquiler y justifica de forma clara los motivos por los que no conseguirá rebajar el precio de los arrendamientos. No sólo se queda aquí, incluso entra en el terreno de la proposición y brinda al Govern iniciativas novedosas que pueden ser interesantes aplicar.
El problema es que todo este trabajo ha pasado sin pena ni gloria. Lejos han quedado los tiempos en los que la Cámara de Comercio de Barcelona marcaba la agenda económica del día. El mandato en el que los independentistas radicales estuvieron al frente de la organización de dinamización económica local minó la reputación y el nuevo presidente, Josep Santacreu, deberá remar para recuperarla.
El también líder de las cámaras catalanas se deberá emplear a fondo para conseguirlo y, por ahora, ha preferido mantener el perfil bajo donde está cómodo. Pero debe salir de la zona de confort y lo debe hacer en el corto plazo. En este trabajo está la recuperación de una institución que durante años fue clave en el mapa empresarial catalán.