Rafael Ribó, Síndic de Greuges, en una comparecencia en el Parlamento catalán / EFE

Rafael Ribó, Síndic de Greuges, en una comparecencia en el Parlamento catalán / EFE

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Descalabro de la empresa del directivo del 3% amigo de Rafael Ribó

Jordi Soler, el imputado presidente de Grup Soler, el hombre que pagó viajes en jet privado al Síndic de Greuges, se queda sin compradores ni liquidez

2 marzo, 2020 00:00

Descalabro de la empresa del directivo investigado por el caso 3% y amigo del Síndic de Greuges de Cataluña: Rafael Ribó. Nadie se fía y pocos compran a Jordi Soler, presidente de Grup Soler e imputado por el caso de presuntas mordidas ilegales de Convergencia Democrática de Catalunya (CDC) a cambio de obra pública. Soler, imputado por este caso, pagó también dos viajes en jet privado a Ribó --en 2009 y 2015-- para que éste pudiera ver partidos del FC Barcelona en la Champions League. Su época de influenciador se acaba y su grupo mira al abismo.

Preguntado por su situación, una portavoz de Grup Soler ha indicado a este medio que el directivo de la constructora afincada en Sallent (Barcelona) no haría declaraciones sobre el estado de la firma. Sí lo han hecho sindicatos y fuentes cercanas al conglomerado. "Está en una situación límite. Acumula una cuantiosa deuda que no puede pagar y las ventas le han caído. Ahora ha refinanciado los intereses, pero la banca le aprieta. Debe pagos a sus 200 trabajadores y éstos irán a la huelga el 11 de marzo", han explicado.

“Creció demasiado rápido”

A falta de la versión oficial de la empresa, habla su plantilla y directivos rivales. “Grup Soler es una firma de construcción, instalaciones y mantenimiento que solía mantener una buena salud económica. Ello cambió en los 2000, cuando empezó a ganar contratos públicos y se agigantó. Amplió de forma exagerada su estructura al calor del dinero público”, avisan las fuentes consultadas [ver mapa de proyectos aquí].

Oficinas centrales de Grup Soler en Sallent (Barcelona) / CG

Oficinas centrales de Grup Soler en Sallent (Barcelona) / CG

¿Ejemplos? Los lucrativos contratos de mantenimiento de la Abadía de Montserrat, monasterio espiritual del nacionalismo catalán, o de comisarías de los Mossos d’Esquadra. “El Departamento catalán de Interior paga un fee anual y Grup Soler se encarga de todo. Lo hace en, por ejemplo, la comisaría de la Región Policial Central en Manresa”, recuerdan. De hecho, la ciudad barcelonesa es donde el amigo del Síndic, detenido en 2015 e imputado en el proceso de presuntas mordidas a CDC, tiene su feudo. “En Manresa lo controla todo, pero también se expandió por el resto de España, incluida Canarias, y Perú”, enumeran.

Batacazo

Ello ya acabó. Grup Soler ya no factura como antes y pesa como una losa sobre el grupo una estructura macrocefálica. Tiene oficinas en Sallent, sí, pero también en Lleida, Madrid, Palma de Mallorca, Las Palmas, Sevilla, Zaragoza y Lima (Perú). Invirtió y creció demasiado y ahora no es viable. “Todo ello con 200 trabajadores, a quien se les impagó la extra de verano de 2019 y una nómina de finales de año. Prometió abonarlas a principios de 2020. Ha incumplido", explican fuentes conocedoras. De hecho, la pasada semana hubo una reunión para tratar de arañar el pago de las deudas de forma lineal a toda la plantilla. Se propuso recuperar la extra de verano de 2019 y elaborar un plan de viabilidad. El cónclave pinchó y habrá huelga el 11 de marzo.

Y eso que el propio Soler prometió, pidió paciencia. El amigo del Síndic, antaño empresario de moda en Cataluña e íntimo también de Artur Mas, expresidente catalán que ahora vuelve a flirtear con la idea de alcanzar el Palau de la Generalitat, pide oxígeno. Rechaza aportar la versión de la empresa a este medio, pero internamente, aseguran fuentes conocedoras, llama a la calma. Detiene a sus empleados por los pasillos y les pide tiempo.

Ello, tiempo, es lo que ha conseguido Soler con los bancos: ha refinanciado los intereses de la abultada deuda de su empresa, aunque no el grueso de las obligaciones. Sus esfuerzos no han convencido a los compradores. "Nadie le acepta pagarés. Le piden pagos al contado porque, al haber incumplido y caído en default, no se fían", han apostillado las fuentes consultadas.