José María 'Pepe' Álvarez, secretario general de UGT, durante un acto público / CG

José María 'Pepe' Álvarez, secretario general de UGT, durante un acto público / CG

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Tormenta sobre UGT después de que Pepe Álvarez visite a los presos 'indepes'

Alud de críticas contra el secretario general del sindicato después de que éste se encuentre con Jordi Cuixart en la cárcel de Lledoners

6 octubre, 2018 18:43

Tormenta sobre la UGT después de que su secretario general, Jose María Pepe Álvarez, haya visitado hoy sábado a los presos independentistas en Cataluña. Las redes sociales han estallado contra Álvarez al anunciar Òmnium Cultural que el sindicalista ha tenido contacto con el activista acusado de sedición Jordi Cuixart.

Usuarios de Twitter han afeado al líder nacional de UGT se alinee "con los golpistas" tras la reunión entre Álvarez y Cuixart --acusado de orquestrar el acoso a la Guardia Civil ante el Departamento de Economía el 20 de septiembre de 2017-- en el Centro Penitenciario de Lledoners, en Barcelona. Òmnium Cultural, mucho más neutro, ha revelado en su perfil oficial en la red de los 280 caracteres que el sindicalista y el activista "han puesto en común la defensa de los derechos y las libertades y el compromiso con las luchas compartidas".

Crisis en primavera

La visita de Pepe Álvarez al expresidente de Òmnium Cultural en prisión provisional llega después de que el sindicato sufriera una grave crisis en Cataluña en primavera a colación de su participación en una manifestación por, precisamente, la liberación de los exconsejeros del Govern y los activistas que organizaron el proceso independentista en la región. En abril de este año, el propio Camil Ros, secretario general de UGT en la autonomía, tomó parte en una concurrida marcha que pedía la excarcelación de los acusados de rebelión y sedición por organizar el referéndum ilegal de secesión de 2017 y la posterior declaración unilateral de independencia (DUI) fallida. Lo flanqueó Javier Pacheco, líder de CCOO en la región.

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Camil Ros (UGT, d) y Javier Pacheco (CCOO, i), en la manifestación por los presos independentistas de abril / EFE

Ello no gustó a algunas secciones sindicales con peso específico dentro del sindicato en Cataluña. Agrupaciones como la de Renfe o Telefónica se desmarcaron del apoyo de UGT-Cataluña a la marcha. Una petición on line recogió centenares de firmas para intentar impedir el apoyo a la movilización independentista. Un líder histórico, Francesc Castellana, se dio de baja. Matias Carnero, actual presidente del sindicato en la autonomía, se mostró mucho más cauto, pero conminó a sus compañeros a "evaluar cada decisión con pies de plomo" para gestionar la pluralidad interna y evitar "ser utilizados" por terceros. El entonces jefe de la sección sindical en Seat no estuvo presente en la marcha.

No al derecho a decidir

Las tensiones en el seno del sindicato catalán ocurrieron pese a que Pepe Álvarez ya no se muestra partidario del llamado derecho a decidir en Cataluña. Lo verbalizó el líder sindical el pasado agosto, y lo argumentó con el hecho de que la región sufre una profunda división social. "Creo que la tensión y la división de la sociedad catalana no aportan la serenidad suficiente como para encarar el futuro, tanto si sale una cosa como otra", manifestó el activista en una entrevista. Estas declaraciones contrastan con tomas de posición en el pasado, cuando el propio Álvarez había posado con la malograda líder de Òmnium Cultural, Muriel Casals --fallecida en 2016-- y junto con CCOO-Cataluña. Las tres partes habían querido escenificar el apoyo del mundo del trabajo a un referéndum de separación de Cataluña de España.

El cambio de posiciones de la UGT con la cuestión territorial no ha sido óbice para que parte de los cuadros de la organización en Cataluña se hayan integrado en el Govern de Junts per Catalunya y ERC. Lo han hecho, por ejemplo, Laura Pelay, secretaria del Departamento de Salud de la Generalitat, o Chakir El Homrani, actual consejero de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias. De hecho, la propia Pelay ya había visitado a los presos independentistas en abril, en plena crisis en el sindicato en Cataluña, cuando éstos se encontraban en la cárcel de Estremera (Comunidad de Madrid).