Imágenes de las manchas de sangre en las paredes y la puerta de José tras ser apuñalado / CG

Imágenes de las manchas de sangre en las paredes y la puerta de José tras ser apuñalado / CG

Vida

José, el pequeño comerciante apuñalado por recuperar su piso okupado

El dueño de un restaurante de Barcelona vive amenazado desde que vació su apartamento tomado por 'narcookupas'; recibió un navajazo por la espalda

11 abril, 2019 00:00

Es José, el pequeño comerciante apuñalado por recuperar su piso okupado. El dueño de un restaurante de Barcelona vive amenazado y atemorizado desde que vació su apartamento tomado por narcookupas la pasada semana. Mantiene un perfil bajo porque le va la vida en ello. No en vano, cuando recuperó su vivienda, de protección oficial, uno de los asaltantes le asestó un navajazo en el omoplato.

Los hechos ocurrieron el pasado miércoles, 3 de abril. José se encontraba trabajando cuando recibió una llamada de un técnico de mantenimiento de interfonos: necesitaba entrar en su casa para realizar una tarea de mantenimiento. Cuando el restaurador acudió a su escalera, se topó con una desagradable sorpresa: su piso había sido okupado por una familia de al menos 10 miembros. La cerradura estaba cambiada: no podía acceder al domicilio. ¿Cómo habían entrado? "El hombre se ausentó unas horas y aprovecharon para colarse", explica una vecina. "No era la primera vez que lo intentaban y, finalmente, lo consiguieron", relata esta ciudadana.

Recupera el piso

Ni corto ni perezoso, José actuó. Llamó a unos conocidos para que le cubrieran y llamó al timbre de su propia casa, según cuentan vecinos que prefieren ser no identificados. "Los okupas entreabrieron la puerta. Se negaban a salir alegando que había entre ellos un bebé de 10 meses", narra otra de las vecinas. En paralelo, se avisó a los Mossos d'Esquadra. En el ínterin, no obstante, se produjo un forcejeo y una de las ocupantes sacó un cuchillo de cocina y asestó un navajazo en el omoplato al propietario. "Se salvó por la mínima. La hoja impactó contra el hueso y no penetró más allá de unos centímetros, por lo que José solo necesitó unos puntos de sutura en el Parc de Salut Mar de Barcelona (PSMAR). Tuvo suerte".

El cuchillazo no fue mortal, pero sí aparatoso. Este medio accedió ayer miércoles a la escalera de José y, pese a que la habían limpiado concienzudamente, los restos de sangre eran evidentes. El piso okupado había sido sellado con una cerradura de seguridad. "Había sangre por toda la pared y escalera. Fue dramático", explican los residentes desde el absoluto anonimato por miedo a "problemas". En efecto y pese a la herida, el dueño pudo vaciar su propiedad con la ayuda de los Mossos d'Esquadra. Los okupas se quedaron junto al rellano, insultando a los presentes y a la policía.

Dos detenidos

Un portavoz de los Mossos d'Esquadra ha confirmado el incidente a este medio. Actuó el cuerpo el 3 de abril sobre las 13:00 horas para separar a dos partes que "se peleaban en el interior de un inmueble" en el distrito de Ciutat Vella. Cuando llegaron, se cercioraron de que una de las partes era el inquilino y la otra, okupas. "Se procedió a la detención de uno de los okupantes por atentado a la autoridad y a la de otro por pender sobre él una orden de búsqueda y captura de un juzgado", ha explicado la misma fuente. "Uno de ellos agredió al inquilino", ha añadido el representante.

Fuentes policiales no oficiales han matizado la versión. "Sí, fue así, pero hay más elementos. El grupo ya merodeaba por el vecindario hacía tiempo. Ya habían intentado entrar en este piso al menos en otra ocasión. Una vez lo consiguieron y cambiaron la cerradura, desataron el caos en el interior de la vivienda", explican. Por caos entienden las fuentes consultadas por este medio que entraron los okupas en una habitación cerrada bajo llave en la que José guardaba fotografías y recuerdos de su difunto padre. "Se las rompieron, además de hacer trizas otras cosas", lamentan.

¿Quién protegerá a José?

El dramático caso de José podría no haber acabado aquí. El vecino vive atemorizado y prefiere no hablar. Regenta su comercio y mantiene un prudente silencio. Sus vecinos tampoco comentan más de lo necesario. "Nos dijeron que se habían quedado con nuestra cara", lamentan. También critican que la Agència de l'Habitatge de Catalunya, que depende de la Generalitat de Cataluña, no haya reforzado la puerta de entrada, pese a haberlo pedido en repetidas ocasiones. "Se lo hemos dicho varias veces. Entras por la noche y hay gente durmiendo. La puerta se abre de un empujón", lamentan.

Cargan también los residentes contra la falta de previsión policial. "Mire, los okupas dejaron muebles ante la escalera la noche antes de entrar: sabían que lo iban a hacer. Tras ello, subieron una nevera y otros muebles. Cambiaron la cerradura. ¿Por qué nadie intervino? Nadie controlaba al clan?" se preguntan. Son cuestiones que quedan sobre el tapete sin responder. Lo factual es que los narcookupas tomaron el inmueble y, además de destrozarlo, empezaron a vender droga. Lo hicieron apenas un mes después de que los Mossos d'Esquadra dieran por "extinguida" la epidemia de narcopisos del Raval.