"Los okupas me secuestraron en mi casa sin comida ni bebida"
Cala, un vecino de L'Hospitalet de Llobregat, tuvo que ser rescatado por expertos en seguridad tras ser retenido en su propio domicilio durante tres días
24 julio, 2018 00:00"Los okupas me secuestraron en mi casa sin comida ni bebida". Esta es la dramática historia de Cala, un vecino de L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona) que tuvo que ser rescatado tras ser retenido en su propio domicilio durante tres días. El ciudadano, que admite "sentirse aterrado", ha interpuesto denuncia por amenazas, robo, usurpación y detención ilegal.
Los hechos ocurrieron la pasada semana en el municipio de la conurbación de la ciudad de Barcelona. "Regento un colmado en la calle Castelao de L'Hospitalet de Llobregat. Un día, una de las clientas habituales se acercó y me preguntó si podía quedarse tres días en mi casa por motivo de una emergencia. No tenía dónde ir y estaba desesperada. Yo accedí cediéndole una habitación sin coste, con la condición de que estuviera pocos días hasta que llegara un familiar suyo de Honduras", explica el comerciante, de 30 años y origen indio.
Okupan la casa
La señora se mudó a casa de Cala. No obstante, una vez en el interior empezó con las amenazas. "Me dijo que se quedaba con la casa. Que traería a más gente. Y que si yo denunciaba o algo diría que la había violado y pasaría muchos años en la cárcel", relata el ciudadano. Dicho y hecho. La ocupante llamó a su marido, que acudió al domicilio y se instaló. Cuando el inquilino protestó, el hombre lo amenazó con un cuchillo de grandes dimensiones. El utensilio de cocina es una prueba en la instrucción del caso, cuya sentencia se conocerá el día 8 de agosto.
Uno de los ocupantes del piso de Cala en L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona) / CG
La ocupación del piso de Cala fue a más. "Llevo doce años en España pero tengo una vida muy austera. No tengo muchas relaciones sociales. Al principio, esta gente me dejaba ir a trabajar al colmado. Iba y volvía, pero me hacían dormir en el sofá", narra. Al poco, la rocambolesca historia tomó un giro teatral. "Trajeron a un sobrino y realquilaron una habitación. Sí, la realquilaron. Pusieron una oferta en un lugar y vino una chica catalana a verla. Se quedó y se la alquilaron", explica el afectado compungido.
"Como a un perro"
La tensión fue a peor. "Me dijeron que ya no podía utilizar el sofá. Así que me paraba de pie junto a la ventana. O me sentaba en una silla. Me repetían todo el rato que si denunciaba pasaría muchos años en la cárcel. Llegó un momento en el que me prohibieron salir a la calle y me dijeron que tenía que dormir en el suelo. No me daban ni comida ni bebida, ni podía acceder al baño. Me trataron como a un perro", lamenta Cala.
Fue en este momento cuando intervino Albert, amigo de la víctima. En conversación con este medio, explica su versión de la historia. "Yo regento otra tienda ante el colmado de Cala. Lo conozco desde hace años. Un día, de golpe, noté que acudía a trabajar cabizbajo, taciturno. A los pocos días, desapareció", relata el comerciante.
Llamadas y al rescate
Albert recibió a los pocos días una llamada de Cala. Había sido secuestrado y no podía salir de su casa, aunque sí podía cargar el móvil por las noches, en el comedor. "Me amenazaron con que me cortarían el cuello, así que no dormía. Cuando lo hacían ellos, yo cargaba mi móvil", relata. Albert acudió a los Mossos d'Esquadra, que no dieron crédito a la versión. Tras insistir, una patrulla se personó en el domicilio y constató una ocupación ilegal, pero advirtió de que sin una orden judicial no podían actuar. En todo momento, la pareja que señoreó el domicilio privó al amigo del comerciante de comprobar su estado de salud.
Momento del rescate de Cala en su piso de L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona) / CG
"Finalmente, acudí a una empresa de desocupaciones, Desokupa. Me prometieron que acudirían en horas. Lo hicieron". Cala fue rescatado sin que hubiera violencia. Se puso a llorar cuando llegó su particular comité de salvación.
"Nadie se merece esto"
El joven comerciante vuelve a emocionarse cuando cuenta su dramática experiencia a Crónica Global. ¿Qué hará ahora? "Pedir una orden de alejamiento, pues los okupas han tomado el piso que se encuentra frente al mío. Y esperar a la sentencia, pues el caso se trató como juicio rápido en L'Hospitalet de Llobregat", resume. ¿Se quedará en el piso en el que vive? "Sí. No me marcho. Llevo 12 años en España trabajando y pagando mis impuestos. Yo no hice nada malo. No tengo por qué marcharme", valora.
"Nadie se merece que lo traten así --continúa--. Yo ofrecí mi solidaridad a una persona y acabé secuestrado en mi propia casa. Es incomprensible que pueda pasar algo así en España. Tendrían que cambiar las leyes o algo para protegernos de los okupas".