La reciente DANA que causó estragos en Valencia y Castilla-La Mancha y que a su paso por Cataluña colpasó las infraestructuras mas importantes del territorio (aeropuerto, Rodalies y metro) es una prueba más de que el país no está preparado para fenómenos extremos de estas características.
Desde hace años, los investigadores alertan de que el cambio climático no sólo va a traer una mayor sequía España, sino también episodios de lluvias más intensas. Esta DANA es sólo una prueba de ello.
Un mapa que asusta
Los meteorólogos apuntan que el fenómeno ya ha pasado, pero la alerta sigue. Desde hace un tiempo la Agencia Catalana del Agua (ACA) elabora un mapa interactivo que identifica varios puntos críticos de Cataluña, donde la posibilidad de crecidas y desbordamientos representa un peligro constante para la población y las infraestructuras.
Estos rincones del territorio, por sus características son zonas inundables. Más allá de DANAs, cualquier episodio de lluvias o vientos pueden afectarlos de manera muy grave. Desde la Costa Brava hasta el mismísimo Delta del Ebro, estas son las poblaciones en riesgo.
Tarragona
De sur a norte se puede decir que la zona de la desembocadura del Ebro, sin excepción, es ya de por sí toda una zona inundable. Los agricultores y arroceros de la zona lo saben bien. Cualquier episodio de lluvia supone un riesgo de pérdidas para ellos. Ya se han construido diversos diques de contención, pero de Deltebre a Amposta, todos los municipios del cabo que forma el delta es un peligro.
En la provincia de Tarragona, la ACA destaca varios puntos críticos. En Cambrils, la desembocadura de la riera de Riudoms es especialmente peligrosa, ya que la cercanía de esta riera a zonas residenciales y turísticas incrementa el riesgo de desbordamiento en épocas de lluvias intensas. No muy lejos, en Salou, el barranco de Barenys también ha mostrado un alto grado de vulnerabilidad, concentrando aguas de diversas rieras que pueden provocar inundaciones en zonas urbanas.
Tarragona y Vila-seca tampoco están exentas de riesgo. La riera de la Boella, que atraviesa el polígono industrial cercano al campus universitario, es una zona sensible. Además, la riera de Mas de Sostres, que fluye entre Vila-seca y Tarragona, puede generar inundaciones que afectan tanto a viviendas como a áreas industriales. El río Francolí también supone una amenaza en su tramo final y en áreas próximas al Parque del Francolí, en Tarragona, así como en el polígono de Riu Clar y el barrio de Sant Salvador. Más al norte, en Pobla de Mafumet, las aguas que confluyen entre el barranco d'en Garrot y el Francolí pueden desbordarse, afectando al complejo petroquímico.
Torredembarra y Creixell, en el litoral tarraconense, son otras zonas de alto riesgo. Aquí, el ACA alerta de la posibilidad de inundaciones costeras que podrían afectar a las viviendas y servicios cercanos al mar.
Los pueblos de Tarragona con mayor riesgo
En función de las viviendas que pueden estar más afectadas, según un mapa creado por elDiario.es a partir de los datos del Catastro y del Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables, estos serían los pueblos con más domicilios en riesgo de acabar inundados.
- Sant Jaume d'Enveja
- Deltebre
- Ginestar
- Xerta
- Benissanet
- Benifallet
- Tortosa
- Mirabel
Área metropolitana de Barcelona
Si uno sigue subiendo, topa ya con el área metropolitana de Barcelona, otra de las zonas que la ACA ha catalogado como especialmente vulnerable. Municipios como L’Hospitalet de Llobregat, Cornellà, Sant Boi, El Prat, Santa Coloma de Gramenet y Montcada i Reixac se encuentran en una ubicación crítica debido a su proximidad a los ríos Llobregat y Besòs. Estos cauces, con características torrenciales, pueden provocar crecidas que afecten a viviendas e infraestructuras.
A pesar de que algunos se encuentran en zonas elevadas, la presión urbanística en esta región agrava el problema. La expansión urbana reduce el espacio de absorción natural de las aguas y hace que las crecidas de los ríos impacten de forma más directa y dañina en las áreas habitadas y en las vías de comunicación.
La zona del Maresme
Por su parte, la comarca del Maresme es una de las más expuestas a episodios de inundación. Situada entre el mar y la sierra de Marina, su geografía es propensa a recibir torrentes de agua que bajan desde las montañas hasta el litoral. En Mataró, las rieras de Argentona y Sant Simó representan puntos críticos que, en episodios de lluvias intensas, suelen desbordarse y causar importantes afectaciones en zonas residenciales y comerciales. Este fenómeno se observó en 2016, cuando una tormenta provocó el desbordamiento de la riera de Sant Simó, dejando tramos de la ciudad inundados y obligando a evacuar viviendas cercanas.
Premià de Mar y Premià de Dalt también sufren la amenaza de la riera de Premià, que históricamente ha causado problemas en momentos de lluvias intensas. En 1994, el desbordamiento de esta riera generó importantes daños materiales, lo que llevó a implementar medidas de contención y drenaje en los años posteriores. A pesar de estos esfuerzos, el riesgo sigue latente.
Los pueblos de Barcelona con mayor riesgo
Si uno sigue los datos del estudio del medio citado, la mayoría de localidades tienen sus viviendas a salvo, en cambio. Sólo estas pocas tienen más del 40% de sus domicilios en riesgo:
- Malgrat de Mar
- Sant Adrià del Besòs
- Pineda de Mar
Hasta la Costa Brava
Cabrera de Mar es otra localidad de la comarca donde la convergencia de varias rieras y torrentes eleva el riesgo de crecidas. En 1982, una gran inundación mostró las limitaciones de evacuación del municipio. Arenys de Mar y Arenys de Munt enfrentan riesgos similares con las rieras de Arenys y Sobirans, que han provocado inundaciones repetidas en sus zonas urbanas. Calella, por su parte, también es vulnerable, especialmente en áreas turísticas, como se observó en 2001 cuando una tormenta intensa desbordó el sistema de saneamiento.
Por último, el ACA también señala la vulnerabilidad de la Costa Brava, como una de las áreas más expuestas de Cataluña. Municipios como Blanes, Lloret de Mar, Castell-Platja d’Aro y Tossa de Mar enfrentan riesgos significativos debido a la cercanía del litoral y a las condiciones meteorológicas de la región. Temporales intensos y lluvias torrenciales durante el invierno agravan la situación, erosionando las playas y dificultando el drenaje en zonas urbanizadas. La combinación de factores geográficos y climáticos, junto con el desarrollo en áreas costeras, hace que la Costa Brava sea especialmente propensa a las inundaciones.
Los pueblos de Barcelona con mayor riesgo
Los datos de elDiario.es indican que estas son las poblaciones con mayor porcentaje de viviendas en riesgo de acabar inundadas por las lluvias:
- Cabanes
- Vilobí d'Onyar
- Girona
- Roses
Lleida
Esta provincia cuenta con una ventaja, la mayoría está en las montañas y la orografía hace que haya menos zonas inundables. El problema son los cauces de los ríos y las pendientes de los montes y sus calles.
Así, según los datos del medio anteriormente citado, los pueblos con más viviendas que corren el peligro de inundarse son:
- Esterri d'Àneu
- Balaguer
- La Fuliola
- Senterada
- Les
Medidas a tomar
Ante estos riesgos, la ACA y la Diputación de Barcelona han trabajado en mapas de peligrosidad y en la mejora de las infraestructuras de drenaje y contención. En el Maresme, por ejemplo, se han desarrollado proyectos para reforzar los cauces de las rieras y optimizar los sistemas de saneamiento en localidades especialmente expuestas como Mataró y Arenys de Mar. Estos esfuerzos se suman a la creación de sistemas de alerta temprana que permiten a los habitantes recibir avisos en caso de crecidas inminentes, facilitando la evacuación en situaciones de riesgo.
La Agencia Catalana del Agua subraya la importancia de una gestión integral que combine mejoras de infraestructura, educación en prevención y el uso de nuevas tecnologías para garantizar la seguridad de las poblaciones en riesgo. Con el cambio climático intensificando los fenómenos meteorológicos extremos, el ente insiste en la necesidad de continuar estos trabajos de prevención y de desarrollar estrategias de adaptación a largo plazo.
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