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La independencia de España. Este es el sueño de algunos nacionalistas catalanes. Un movimiento que hace unos años alcanzó cuotas históricas de representación parlamentarias históricas y hasta una breve declaración de independencia que duró apenas unos segundos. Los periódicos de distintas ideologías han copado páginas sobre esta voluntad secesionista de algunos partidos políticos, se han juzgado a los responsables del referéndum del 1 de octubre de 2017 y todavía el caso no está cerrado del todo.

Lo cierto es que el deseo de independencia en Cataluña se remonta a siglos pasados, pero en cambio, quien logró ser independiente del Estado fue otro rincón alejado de esta comunidad autónoma. No, no se trata de las antiguas colonias, sino de un pueblo de Murcia, la antigua Cartago Nova.

Cartagena: ¿de Murcia a Estados Unidos?

Sí, Cartagena, la de Murcia logró separarse de España durante seis meses. Durante 185 días, Cartagena funcionó como un cantón autónomo. Es más, conocedores de que sólos no iban a poder funcionar, llegaron a pedir su anexión a Estados Unidos

El éxito fuer relativo. La petición no fue respondida y el Estado, ante la insurrección tomó medidas. Cartagena fue asediada de forma trágica y violenta: el ejército español bombardeó la ciudad. Pero ¿cómo se llegó hasta aquí?

La independencia de Cartagena no surgió de la nada. Todo empezó con la proclamación de la Primera República en febrero de 1873. El gobierno republicano de Estanislao Figueras prometió hacer de España un estado federal, que ofrecería la autonomía a diferentes regiones de España.

Cuando llegó el momento, todo quedó en papel mojado, lo que generó frustración en diversos territorios. Este estancamiento propició revueltas en varias ciudades, pero la única que logró resistir durante más de unos días fue la de Cartagena. El 12 de julio de 1873, la bandera roja de la revolución se izaba en el castillo de San Julián, marcando el inicio del Cantón de Cartagena.

Medidas de la Cartagena independiente

Tras su victoria, se organizaron rápidamente. La Junta Soberana asumió el poder e implementó una serie de reformas sociales que para la época resultaban innovadoras. Se prohibió la enseñanza religiosa, se confiscaron bienes eclesiásticos y hereditarios, se reconoció el derecho al trabajo, y se estableció la jornada laboral de ocho horas. También se abolió la pena de muerte, y se aprobó el divorcio, entre otras medidas.

La nueva autoridad cantonal decidió también emitir su propia moneda, conocida como el "duro cantonal". Estas monedas se acuñaron con plata obtenida de las minas de Mazarrón y de objetos confiscados. En sus inscripciones podía leerse “Cartagena sitiada por los centralistas, septiembre de 1873” y “Revolución Cantonal, cinco pesetas”. La autogestión económica fue otro de los pilares de este efímero proyecto de soberanía.

Asediados y en busca de ayuda

A pesar de esta rápida organización, la respuesta por parte del gobierno de la República no se hizo esperar. Si en el 2017, se decidieron enviar tropas de la Policía, el Ejército y la Guardia Civil a Cataluña, en 1973 directamente se bombardeó Cartagena. Bombardeos que se intensificaron tras la llegada del general Francisco Serrano al poder. 

A medida que pasaban los días, la situación se hacía más insostenible para los cartageneros, que enfrentaban la falta de suministros y la destrucción de buena parte de su ciudad. Como los Estados Unidos fueron los primeros en reconocer a la República española, el cantón procuró tener la protección de este país e incluso anexionarse. Pero no funcionó, nadie atendió la petición de la Junta. Los ataques, en cambio, siguieron.

El fin de la independencia

El 12 de enero de 1874, tras 185 días de asedio, Cartagena capituló. Los ataques del ejército español dejaron miles de muertos y un panorama devastador. Más de 300 edificios fueron destruidos y solo 27 quedaron intactos. El sueño de un cantón independiente había llegado a su fin, y Cartagena volvió a integrarse en el Estado español.

Para muchos, esos tiempos ya pasaron a la historia. Más allá de los movimientos independentistas de Euskadi y Cataluña, apenas se habla de otros grupos secesionistas, pero no es así.

Un legado que se mantiene vivo

El cantonalismo como ideología no desapareció del todo. A lo largo del siglo XX, volvió a surgir en Cartagena, aunque con menos éxito. Entre 1987 y 1991, por ejemplo, el Partido Cantonal llegó a gobernar el Ayuntamiento de la ciudad, pero su influencia política ha disminuido considerablemente desde entonces.

Así, se puede afirmar que, aunque su proyecto fue efímero, el cantonalismo cartaginés dejó una huella en la memoria histórica de la ciudad y refleja las tensiones entre centralismo y autonomía que han marcado el desarrollo político del país.

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