Los 'castillos de vino' ocultos en un pueblo de Barcelona: son patrimonio de la UNESCO y se pueden visitar gratis
- Estas particulares construcciones al aire libre apenas se han deteriorado con el paso del tiempo
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Cataluña es una tierra de vinos. No desde hace un siglo o dos, sino que ya viene de atrás. Sólo cabe recordar que los griegos y romanos eran amantes de estos caldos de Baco y pasaron por estas tierras con ellos.
El Penedés es la zona más conocida de viñedos, pero hay muchos más. Cataluña tiene hasta 10 denominaciones de origen de vinos. Una zona de ellas es el Bages, bueno, el Pla de Bages. A pesar de que no son tan conocidos, su calidad merece la pena.
A pesar de que muchos puedan pensar que esta zona se ha apuntado al carro de los vinos hace poco, lo cierto es que llevan siglos dedicados al cultivo de la vid, prueba de ello son las Tinas del Valle del Flequer. Se trata de un conjunto de antiguas tinas de vino, construidas en el siglo XIX, testimonio del peso de la comarca en el sector: había más de 27.000 hectáreas dedicadas a la producción de vino y aguardiente.
Durante el auge de la viticultura, especialmente entre 1860 y 1890, los campesinos del Bages se enfrentaron al desafío de transportar la uva desde las montañas donde plantaban sus viñas hasta las bodegas en los pueblos. Para resolver este problema, empezaron a construir pequeñas barracas junto a las viñas, en las que incorporaban tinas de piedra donde podían prensar y fermentar la uva directamente en el lugar de la cosecha.
Patrimonio de la UNESCO
De esta manera, nacieron las Tinas del Valle del Flequer, un sistema que no solo facilitaba la producción, sino que también marcó el paisaje con bancales de piedra seca, barracas y tinas, elementos que hoy constituyen un patrimonio cultural de gran valor.
Su estado de conservación siguen impresionando a los que se cruzan con ellas. Asimismo, su disposición, a veces una encima de otra, las ha llevado a ser conocidas como los “castillos del vino” y ser reconocidas como Patrimonio Inmaterial de la UNESCO desde 2018.
Dónde están
Situadas en el municipio de El Pont de Vilomara, las tinas son un rincón donde el tiempo parece haberse detenido y al que se puede acceder completamente gratis. Construidas con piedra y mortero de cal, están forradas en su interior con baldosas de cerámica para asegurar su impermeabilidad. Estas estructuras, que se usaban para la fermentación del vino, se distribuyen en pequeños grupos a lo largo del valle, integrándose perfectamente en el entorno natural y conservando la huella de una época en la que el cultivo de la vid lo era todo.
Entre las primeras tinas que se encuentran en la zona están las Tinas del Bleda, un conjunto de dos tinas cilíndricas acompañadas de sus barracas. Aunque están algo escondidas entre el bosque, sorprenden por su buen estado de conservación y por algunos detalles arquitectónicos únicos. Aún se puede ver el brescat, unas tablas de madera en la parte superior de estas construcciones donde se pisaba la uva antes de dejarla caer para su fermentación. En el interior, se conserva una cuerda que los campesinos utilizaban para sujetarse durante este proceso.
Una ruta entre Tinas
En el recorrido por el Valle del Flequer también se pueden ver las barracas de viña, pequeñas construcciones de piedra seca que servían de refugio para los campesinos y donde guardaban sus herramientas. Estas barracas, circulares, rectangulares, simples o dobles y construidas con la técnica tradicional de piedra seca, en algunos casos incluso tenían espacio para pernoctar o hacer fuego.
Más adelante en la ruta, se encuentran las Tinas de les Tosques, un conjunto de cuatro tinas que impresionan por su tamaño. Este grupo se distingue por tener "boixes", piedras con un agujero en el medio que conectaban con el interior de las tinas para facilitar el vaciado del mosto.
El tramo final de la ruta conduce a las Tinas de l’Escudelleta, uno de los conjuntos más impresionantes del valle. En este lugar se pueden ver hasta doce tinas agrupadas, cada una perteneciente a un propietario diferente, claro que todos ellos colaboraban y unían esfuerzos para compartir el espacio de fermentación y reducir los costes de construcción. Dentro de estas barracas aún se conservan restos de prensas y otros elementos que muestran cómo se realizaba el proceso de prensado de la uva.
El último conjunto del recorrido son las Tinas d’en Ricardo, un grupo de seis tinas circulares con sus correspondientes barracas, situadas junto al torrente del Flequer, que ahora suele estar seco. Al igual que en las anteriores, las tinas están recubiertas de baldosas cerámicas en su interior, garantizando su impermeabilidad y preservando su función original.
Tinas en peligro
Todas estas tinas, ahora, están en desusos. La plaga de la filoxera a finales del siglo XIX acabó con muchas de las viñas y con la prosperidad de la región, y estas tinas ya no son más que un legado histórico de una calidad que merece el reconocimiento de la UNESCO.
Lamentablemente, también han sido testigos y víctimas de los incendios. Esa zona fue arrasada por el fuego hace unos años, pero las tinas permanecieron intactas hasta el día de hoy. Es más, parece que la naturaleza ha vuelto a nacer y ahora algunas de estas construcciones están coronadas de un frondoso verdor.