La mayoría de la población carece de conocimientos sobre primeros auxilios
La falta de formación es la causa de que la mortalidad sea tan alta por paro cardíaco o atragantamientos; la actuación en los minutos posteriores al suceso es determinante
27 febrero, 2023 00:00Los accidentes o lesiones no intencionales son la principal causa de muerte en niños. La OMS estima que cerca de 830.000 niños menores de 18 años fallecen por ello. Los atragantamientos, segunda causa de muerte en el hogar en niños de entre uno y tres años, ocasionaron en 2020 2.511 muertes. En 2022, 394 personas fallecieron en España ahogadas en playas, ríos o piscinas, según datos de la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo. Además, alrededor de 30.000 personas perdieron la vida el año pasado por un infarto de miocardio. La actuación en los minutos posteriores al suceso influirá de forma determinante en sus posibilidades de sobrevivir sin secuelas.
Los primeros 10 minutos tras un infarto, vitales
Tras un infarto, se calcula que cada minuto que pasa disminuyen un 10% las posibilidades de supervivencia para la persona que lo ha sufrido. Los 10 primeros minutos son literalmente vitales. Actualmente, la supervivencia ante esta situación se sitúa en torno al 5%, según datos de Cruz Roja, pero podría aumentar al 15% si se practicaran las maniobras de RCP (reanimación cardiopulmonar) y hasta el 30% si se cuenta con desfibriladores, lo que se traduciría en 4.500-9.000 muertes menos al año en nuestro país.
“La mayoría de la población no tiene apenas conocimientos en materia de primeros auxilios, de ahí que la mortalidad por parada cardiaca sea tan alta”, explica Luis Manuel Mondragón, gerente de Reanimando, empresa de formación en primeros auxilios.
La formación en primeros auxilios, necesaria para toda la población
Y es que desde Reanimando ven esta formación “necesaria al 1000%”. Sostiene Mondragón que cuando una persona cae fulminada al suelo o se atraganta, la ambulancia puede tardar entre siete y diez minutos en llegar. “Los minutos que esté esa persona sin reanimar pueden condicionar que siga viviendo o no, que salga de ello sin secuelas o que viva para siempre con ellas”, apunta.
Tal y como piensa Luis Manuel Mondragón, la formación en esta materia es necesario que llegue a todo el mundo y debe darse también a los más pequeños, adaptándolo a cada grupo de edad. Así, antes de los 6 años es importante enseñarles a llamar al 112. A partir de los 6-7 años ya se les puede enseñar a reconocer una situación de emergencia, a poner a una persona inconsciente que respira en posición lateral de seguridad, a reanimar o a actuar en caso de atragantamiento, “algo que le puede pasar perfectamente a un compañero suyo en el comedor de la escuela”, insiste el gerente de Reanimando, padre de un niño de 7 años que ya cuenta con nociones básicas en primeros auxilios.
La importancia de utilizar un desfibrilador
Más allá de la formación, un elemento fundamental para aumentar la tasa de supervivencia en casos de parada cardiaca es el desfibrilador. “En España necesitamos tener instalado un desfibrilador en cada calle porque la tasa de mortalidad en caso de parada es muy alta”. En Estados Unidos, sin embargo, no es así. “Allí se fomenta mucho la formación a la población y, además, tienen desfibriladores en aeropuertos, colegios, autopistas, incluso en los pueblos más pequeños”, admite Mondragón.
Aunque en estos últimos diez años se han instalado muchísimos desfibriladores de uso público en autobuses, en bibliotecas, en la calle, en empresas privadas y en colegios, el gerente de Reanimando puntualiza que no sirven de nada si no se enseña a la población a utilizarlos. “La gente le tiene miedo a un desfibrilador y un desfibrilador no hace absolutamente nada, es inofensivo”, añade.
Así se salvó a un niño
Mondragón relata emocionado la formación que dieron en una escuela de las afueras de Barcelona que tenía entre sus alumnos a un niño de 13-14 años con una cardiopatía. “El colegio, por iniciativa propia, compró un desfibrilador sin esperar a que la administración o el ayuntamiento les subvencionara”. Un equipo de Reanimando fue a formar al director, a los profesores y al personal del centro para que supieran utilizarlo. A los tres meses, recuerda, el niño se desplomó en un pasillo del centro y entre dos profesores y la persona que atendía en la recepción lo reanimaron utilizando el desfibrilador. Cuando llegó la ambulancia, ya estaba reanimado. Sobrevivió. “La realidad es que hoy en día muere más gente de la que sobrevive y es una situación a la que se le puede dar la vuelta con un poco de formación”, concluye.