Pederastas aprovechan la reclusión para captar menores en las redes
Más de 6.000 niños y adolescentes han sido víctimas de violencia los últimos tres meses, según datos de la Fundación ANAR
18 junio, 2020 00:00Más de 11.600 menores han solicitado ayuda a la Fundación ANAR desde la declaración del estado de alarma. De ellos, el 52,5% denunció haber sido víctima de violencia, en su mayoría, en el ámbito intrafamiliar: golpes y maltrato psicológico y emocional. Niños y adolescentes también han recurrido a esta organización tras sufrir abusos sexuales durante la reclusión, en ocasiones, a diario. Pero otro riesgo, que escapa al encierro, es el de las pantallas, por ello alertan de que pederastas han aprovechado la emergencia sanitaria para captar a sus víctimas a través de internet.
Así lo asegura la directora de su teléfono de ayuda, Diana Díaz. “Insistimos en los riesgos del mal uso de las tecnologías. En sí mismas no son un problema, pero sí los contenidos y el tiempo de uso. Durante el confinamiento ha sido muy complicada la conciliación de los padres, trabajando en casa, con la atención a los niños, lo que, en ocasiones, ha generado que las pantallas se conviertan en niñeras y este es el principal problema: dejarlos en soledad frente a los peligros que entrañan”, detalla a Crónica Global.
Depredadores ante menores vulnerables
Los mismos riesgos que se encontrarían los pequeños si fuesen solos por la calle, compara, pero que cuando se encuentran en internet, no parecen tan evidentes. “Contenidos inadecuados y los pederastas. Situaciones que los menores no saben afrontar solos porque no tienen perspectiva del peligro ni madurez suficiente”, explica Díaz. Desde la fundación han comprobado que los depredadores sexuales se esconden tras la tecnología para acceder a sus víctimas y aprovechan su vulnerabilidad. “Acceden a chats donde el propio menor puede interactuar cuando se encuentra mal, y emplean el tiempo necesario para extorsionarlo, porque finalmente lo que buscan es el abuso sexual presencial”, alertan.
El proceso comienza con un aparente acercamiento inofensivo --“el cebo”--, luego se traduce en la petición de fotografías de “contenido normal”; después “comprometidas”, hasta que finalmente llega la extorsión. “Durante estos meses los pederastas han estado muy activos en la red. Hay que tener muchísimo cuidado porque los menores han estado también mucho más tiempo empleando dispositivos electrónicos sin supervisión, por eso advertimos del riesgo”, señalan desde ANAR. Además, apuntan, no es frecuente que sean las propias víctimas quienes alerten de la situación, sino sus padres, una vez se han dado cuenta. “Cuando los menores son conscientes suele ser cuando ya les están extorsionando”, detalla Díaz.
Aumento de la violencia
La violencia en el hogar y la reclusión han hecho mella en la salud emocional de los más pequeños. Así, la fundación ha recibido peticiones de ayuda por problemas de ansiedad --8,4%--, adolescentes que se han autolesionado --4,4%--; otros que padecen trastornos de alimentación --1,8%-- y la falta de ejercicio físico también ha derivado en una baja autoestima --1,2% de los casos--. Además, la enfermedad y fallecimiento de familiares cercanos y seres queridos ha provocado consultas por depresión y tristeza --3,9%--. Una situación que lleva a ANAR a subrayar la importancia de este tipo de atención.
“Entre el 52,5% de los casos de violencia --más de 6.000 menores--, que también generan secuelas emocionales, y el 24,2% que nos han consultado de forma específica por problemas psicológicos muy graves; hay que abordar este tipo de atención, porque es una necesidad que niños y adolescentes sean atendidos a nivel emocional”, subraya Díaz. Ansiedad, miedo e indefensión que se han disparado durante el confinamiento por la emergencia sanitaria.