Pere Aragonès, presidente de la Generalitat y dirigente de ERC, durante un pleno sobre los Presupuestos / EP

Pere Aragonès, presidente de la Generalitat y dirigente de ERC, durante un pleno sobre los Presupuestos / EP

Política

Punto de inflexión en la política catalana: ERC rompe el relato ‘indepe’

Los republicanos superan la barrera psicológica del 52% y sientan las bases de un tripartito de izquierdas, mientras la 'sociovergencia' sale de la “papelera de la historia” gracias al cisma en JxCat

23 noviembre, 2021 00:00

ERC ha superado la barrera psicológica del 52%. Lo ha hecho en apenas seis meses, forzada por el plante de la CUP, sus aliados preferentes para negociar unos presupuestos de la Generalitat que pretenden superar la crisis de la pandemia y que, finalmente, podrán ser tramitados gracias a En Comú Podem. Lejos de ser un gesto insignificante, los republicanos arriesgan, pues el “cambio de cromos” --una de las expresiones más escuchadas ayer en el pleno del Parlament-- implica un enfrentamiento abierto con Junts per Catalunya (JxCat) cuando el proceso independentista asiste a sus últimos estertores. Y en esta ocasión, las discrepancias se refieren a la ley más importante de todo gobierno.

Visión de futuro

Pero el acuerdo con los comunes también tiene visión de futuro. Las cuentas están garantizadas, no así una legislatura que el PSC prevé convulsa e inestable. De ahí la importancia de que los republicanos cimienten el puente hacia otras nuevas mayorías que superen el eje independentismo-constitucionalismo. Lo hacen primero con los comunes, a modo de transición tranquila, ya que la formación morada ha acudido en varias ocasiones en ayuda del soberanismo.

 

 

De hecho, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, reiteraba sus afinidades con ERC y su voluntad de establecer acuerdos de futuro, en función de los resultados de las elecciones municipales. Y es que, en contra de lo afirmado hasta ahora, sí ha habido cambio de cromos, un quid pro quo, que afecta a los gobiernos de España, Cataluña y Barcelona. No en vano, Ernest Maragall, líder republicano en el ayuntamiento, se desdijo de su no a las cuentas municipales votado la semana pasada.

Cisma en JxCat

Esquerra jugaba con ventaja en esa búsqueda in extremis de un socio que salvara las cuentas de 2022. JxCat no está en condiciones de abandonar el Govern, pues se trata de un partido al borde del cisma, con un sector favorable a la aprobación de las cuentas sin la CUP, esto es, con nuevos aliados como los comunes e incluso PSC --Jaume Giró, Jordi Sànchez…-- frente a un núcleo duro liderado por Carles Puigdemont --Joan Canadell, Laura Borràs, Elsa Artadi…-- que insistía en mantener la unidad independentista "del 52%" junto a los antisistema. Era demasiado pronto para aceptar la oferta de los socialistas, sobre todo porque éstos, a diferencia de los comunes, vetaban a la CUP en la ecuación.

Pero tal como publicó Crónica Globalla postura de Oriol Junqueras, favorable a ese futuro acuerdo tripartito, ha sido decisiva. El excarcelado, presidente de ERC, mantiene un enorme ascendente en la fuerza republicana. La sombra de la sociovergencia, la opción preferida del mundo empresarial catalán, planeó ayer por el debate de las enmiendas a la totalidad. Eulàlia Reguant visualizó los temores de la CUP a que esa alianza entre PSC y la vieja Convergència salga de la “papelera de la historia”. El partido de Salvador Illa así se lo ha propuesto, no tanto para mimetizar el pacto de la Diputación de Barcelona a nivel catalán en las próximas elecciones autonómicas, sino para lograr que JxCat se rompa y, con ella, la mayoría independentista que, desde 2013 --año del primer acuerdo entre CiU y ERC-- se mantiene en Cataluña.

Canadell, desatado

La abrupta intervención de Joan Canadell, quien desautorizó a Aragonès --los consellers republicanos abandonaron indignados el hemiciclo-- y al consejero de Economía, Jaume Giró, censurando unos presupuestos “autonomistas” que diluyen el embate contra el Estado, evidenció hasta qué punto es débil la posición de Junts.

Joan Canadell, diputado de Junts, en el Parlamento catalán / EFE

Joan Canadell, diputado de Junts, en el Parlamento catalán / EFE

Artadi reclama una reunión con ERC para analizar la situación generada tras la espantá de la CUP. A su vez, Aragonès anunció que revisará sus acuerdos con los antisistema, que una vez apartados de la ecuación, dan un respiro ideológico a JxCat. El tiempo dirá si el desmarque de los cupaires libera de compromisos al president. Pero lo cierto es que el relato independentista del denominado "52%" se desmorona.

La mesa de diálogo con el Gobierno español, en la que no están presentes ni Junts ni la CUP, ya evidenciaba ese sueño húmedo del embate contra el Estado que exige Waterloo. Los antisistema y los seguidores de Puigdemont comparten muchas cosas en materia identitaria, pero los neoconvergentes saben por experiencia de los riesgos de arrimarse a la CUP, con posibilidades de fagocitar el voto desencantado de JxCat.

Adiós al 'procés' y a la politización social

En paralelo, Esquerra sabe que la pandemia ha dado la puntilla al procés y al exceso de politización que ha dominado la sociedad catalana en los últimos diez años. De hecho, ya viró hacia una estrategia de diálogo que, de nuevo, irritó a Waterloo. Pero no se ha movido de sus posiciones. Facilitó la tramitación de los Presupuestos Generales de PSOE y Unidas Podemos y, a cambio, los morados facilitan ahora la tramitación de las cuentas catalanas. Como ya hicieron en 2020, aunque en aquella ocasión Aragonès y Albiach acordaron una subida de impuestos. Nada de eso hay en los presupuestos catalanes para 2022, pues las exigencias de los comunes pasan por un aumento de partidas en vivienda, trenes e industria.

Eso sí, se mantiene el veto a proyectos como BCN World, la ampliación del aeropuerto y la candidatura de los Juegos Olímpicos de Invierno. Y eso genera, una vez más, discrepancias profundas entre Esquerra y JxCat. “Esto no ha hecho más que empezar”, advertía la portavoz socialista, Alícia Romero. Va a ser eso.